ETA amenaza con pisar el freno
Ya tiene gracia, es decir, ninguna, que los mismos que están detrás de la política de extorsiones a empresarios, y a quienes no son empresarios, hablan de chantajes ajenos. Pero a estas alturas del tiempo no procede escandalizarse de nada. De manera que lo que ya se sabía, adquiere con las palabras de Barrena el descarado perfil de lo explícito. No era necesaria tanta sinceridad. Resultaba imposible que fuese irreversible una actitud de tregua más o menos indefinida, que no “permanente”, cuando va acompañada de una continuidad de la estrategia de las extorsiones, que sirven para financiar a ETA, mantener en disponibilidad a sus efectivos humanos —o inhumanos— y conservar actualizados sus arsenales para el día en que haya que emprender una nueva fase en la lucha contra España.
A ETA, y por supuesto a Batasuna, sobre todo a esta última como brazo político de la primera, las urge la derogación de la Ley de Partidos. Vienen funcionando, de todos modos, los batasunos, como legales, pero prefieren que el Gobierno se humille y se trague aquella regulación que puso a Batasuna fuera de la ley y, especialmente, le cercenó un presupuesto oficial. La “batasunería” empezó a pasarlo peor, o simplemente mal, durante la etapa de Grande-Marlaska al frente del Juzgado numero 5 de la Audiencia Nacional, en sustitución o suplencia de Baltasar Garzón, ya felizmente retornado a su titularidad después de una temporada doctoral en Estados Unidos. Don Baltasar ha preferido alternar relativamente el palo con la zanahoria, o la dureza con la templanza en la aplicación de la ley.
Detrás de la relegalización de Batasuna vendrá el tira y afloja sobre Navarra hasta derribar el muro de la disposición transitoria cuarta de la Constitución, que entreabriría la puerta de la futura anexión por vía de incorporación de una comunidad, la Navarra, a otra, la de Euskadi. Ese asunto, más la decisiva cuestión de la autodeterminación soberanista, completaría en lo esencial la primera fase del proceso desintegrador del Estado de las Autonomías.
Las negociaciones Gobierno-ETA, como es bien sabido, continúan. El aviso batasuno de la no irreversibilidad del “proceso” no entibia los ánimos concesivos de la empresa Zapatero y cia. Al presidente le interesa eso sí un paso lento en la marcha, de manera que no tenga que entrar en compromisos electorales, y menos aún en las urnas correspondientes, con los dedos pillados. Todo lo que en ZP es lentitud, en ETA es prisa y urgencia. Y en aquella lentitud presidencial se incluye, por supuesto, el mantenimiento de la pacificación, entendiendo por tal que la banda continúe sin disparar aunque sigue extorsionando.
El presidente se ha tomado unas vacaciones en Canarias, en un marco de comodidades bien exteriorizadas mientras le prepara a su actual ministro de Justicia, José Fernando López Aguilar, la “gran faena” de tener que luchar por la presidencia de la Comunidad canaria y alejarse de Madrid. Tal vez ese proyecto se frustre, pero no hay que descartarlo. No dejaría de ser curioso que Zapatero prescindiese de la colaboración inmediata, en Madrid, de uno de sus ministros más solventes. Pero quién sabe. Con Rubalcaba y María Teresa Fernández de la Vega ya debe darse por contento. Entre todos van a permitir que el próximo domingo celebre Batasuna, con la anuencia del gobierno vasco, una “marcha” gloriosa enfrentada a toda legalidad.
Lorenzo Contreras
Estrella Digital, 8 de agosto de 2006
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