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El Gobierno teme un muerto encima de la mesa antes de noviembre

El Gobierno teme un muerto encima de la mesa antes de noviembre Txeroki ha puesto contra las cuerdas al presidente y el Ministerio del Interior ha movilizado a grupos especiales de la policía y de la Guardia Civil en la frontera con Francia.


Algo se tenía que estar temiendo el Ejecutivo socialista cuando una semana antes del comunicado de ETA en el diario Gara en el que exponía que el "proceso de paz estaba en crisis" cuarenta agentes se incorporaban al Servicio de Información de la Guardia Civil en el País Vasco. Algo que no había sucedido en mucho tiempo.

Después vino el ultimátum, y, un día después, los ciervos de la kale borroka, tal como anunció en exclusiva Elsemanaldigital.com, que habían sido puestos en situación operativa, quemaban un microbús en San Sebastián.

Entre esos dos sucesos aparecía un coche con las matriculas dobladas en el sur de Francia, totalmente abandonado y que las fuerzas antiterroristas han considerado que es el aviso visual plasmado en el diario Gara. Demasiados hechos seguidos con la firma de ETA para que el Gobierno no se tomara en serio las advertencias.

La presión callejera es el primer paso en la estrategia de la banda terrorista. El segundo paso será poner en funcionamiento a los comandos. La primera se está cumpliendo pero el Gobierno teme que cumpla la segunda parte.

Un atentado de ETA pondría a José Luis Rodríguez Zapatero en una situación más que delicada ante la opinión pública después de haber estado vendiendo "paz" desde hace cinco meses.

Grupos especiales en la frontera con Francia

Dentro de las Fuerzas de Seguridad del Estado dan por hecho que el alto el fuego esta roto o que le queda muy poquito para estarlo. La figura de Otegi, que se diluye en favor de Joseba Permach, Pernando Barrena y Rufino Etxeberria, hombres de confianza de Txeroki; Josu Ternera arrinconado por las nuevas generaciones en la cúpula etarra; el fallido control de más de la mitad de cien miembros del entorno etarra que podrían formar parte de comandos de información o de logística; la compra de armas, explosivos y componentes electrónicos en las últimas semanas y la más que posible presencia de siete comandos, compuestos por entre 14 y 20 miembros en total, desperdigados por Francia, Bélgica, Portugal, Italia y Alemania en nuevos pisos francos, han disparado las alertas en el Gobierno socialista.

La segunda medida, después del movimiento de 40 nuevos miembros al SIGC, ha sido mandar al País Vasco y a la frontera de Francia a los grupos especiales dedicados a la lucha contra ETA y que proceden de Madrid. Además, las Fuerzas de Seguridad del Estado han recibido ordenes de volver a ponerse los chalecos antibalas e ir por la calle con la pistola montada y una bala en la recamara.

Las informaciones que se manejan en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado señalan que en septiembre ETA podría dar un susto para presionar al gobierno y, si éste no mueve ficha, poner un muerto encima de la mesa en noviembre.

Así están las cosas. Un Gobierno que dice que no pasa nada pero que se teme lo peor.

El Semanal Digital, 21 de agosto de 2006

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