Parece imposible que el PSOE la desconozca. La estrategia leninista de ETA
No hay reflexión más productiva, cuando nos enfrentamos a un fenómeno como el de la organización terrorista ETA, que introducirse en su lógica de pensamiento, identificar los conceptos que manejan y analizar cómo ellos nos ven a nosotros. El último comunicado de la banda, las manifestaciones consentidas por una ley bloqueada y el terror callejero se ajustan punto a punto con el diseño de lucha revolucionaria aplicado por los golpistas bolcheviques del tirano Lenin. Aplicando espíritu revolucionario leninista, ETA contempla una doble lucha, nacionalista y “de clase”. Para ella, el Estado español es doblemente opresor. Mantiene un ejército de ocupación en las Vascongadas y representa a la burguesía española. Para luchar contra esta doble fuerza opresora, los terroristas revolucionarios de ETA aplican tres tácticas.
Por la primera de ellas, tal y como el maestro ruso enseñó, es imprescindible para el éxito de la lucha que se empleen simultáneamente dos prácticas de combate: el parlamentario, legal e institucional y el extraparlamentario, callejero y armado. El cuánto de cada línea de acción se aplique depende, siempre siguiendo a Lenin, de los beneficios a obtener en cada una. Pero, y esto es muy importante, nunca, insiste Lenin, nunca se debe abandonar del todo ni la participación en las instituciones, de manera legal, ni la revolución callejera armada, ilegal. Renunciar a cualquiera de estas tácticas sería el suicidio del movimiento revolucionario. La aún breve historia de la democracia española es testigo de esto. Mientras ETA mataba cruelmente y con regularidad sus huestes ocupaban la calle, Herri Batasuna, Euskal Herritarrok, Batasuna y demás denominaciones, mantenían su actividad en los plenos municipales vascos, en el parlamento regional y hasta en el Congreso de los Diputados.
La Ley de Partidos les cerró esta vía y tal escenario supuso amputar uno de sus imprescindibles campos de acción. Es así que la actual táctica de la tregua tenga como objetivo inmediato y esencial la relegalización de Batasuna sin tener que abandonar la que denominan “violencia revolucionaria”. Hasta aquí la primera táctica, la de la doble acción: legal e ilegal.
La segunda línea de trabajo leninista consiste en el uso de pactos por separado con los sectores más blandos de la “burguesía” y del aparato de Estado para dividir al enemigo. En los textos del maestro de golpismo revolucionario, se ejemplifica con diferentes hechos esta táctica. De esta guisa, para ETA, el PSOE es la expresión política de un sector, el débil, de la “burguesía” española en la negociación con ella es el instrumento para dividirla, aislar a los sectores más “reaccionarios”, representados por el PP.
En tercer término, la creación de una situación de victoria de la revolución precisa, en palabras del golpista ruso, de la creación de un contrapoder que se llene de una legitimidad progresivamente mayor que la que aún retienen las instituciones legales del “Estado opresor”. Esta función era ejercida, en la Rusia de 1917, por los soviets, las asambleas de obreros revolucionarios. En la España de 2006, “mutatis mutandi”, este papel se le reserva a la famosa “mesa de partidos”, en cuanto ésta se constituya..
Si los objetivos a muy corto plazo del movimiento revolucionario terrorista de ETA se logran tendremos, por tanto una presencia legal en las instituciones de las que extraigan recursos y un imponderable altavoz; habrán dividido las fuerzas políticas de España, debilitando la unidad y defensa del Estado y succionarán la legitimidad y el poder de las instituciones democráticas en beneficio de la famosa “mesa” y de las asambleas subalternas que pretenden ir creando por los territorios históricos.
Editorial de Diario Liberal, 22 de agosto de 2006
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