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La claridad de Arregi

La claridad de Arregi Joseba Arregi, antes nacionalista vasco y ahora de indudable adscripción al nacionalismo hispano, es autor prolífico y de reconocido estilo farragoso. Ayer, sin embargo, hizo una excepción. En “El Correo Español” hablaba claro sobre su visión de las cosas y cabe advertir que tal vez sea un punto de vista compartido por algunos dirigentes del PSOE con responsabilidades en el proceso actual. Ahí está lo preocupante.

Decía Arregi que «por todos o casi todos es sabido que en el proceso de desaparición de una organización terrorista es preciso jugar en algún momento con lo que se ha denominado la ambigüedad creativa. En esos momentos aparece un lenguaje que a la organización terrorista le permite creer que no todo está perdido, mientras que al Estado de Derecho le permite decir que no ha prometido nada que no debe ni puede prometer». O sea, que se trata de engañar.

Pero dice más Arregi en relación al momento actual: «la condición indispensable para que la ambigüedad creativa sea aceptable democráticamente es la disposición, por lo menos del Estado de Derecho, a traducirla en el momento oportuno a claridad de derecho, a claridad democrática (...) es el momento en el que la organización terrorista se encuentra ante lo que pretende evitar a toda costa: ante su derrota política. Es el momento en el que la organización terrorista tiene que reconocer sin tapujos que valgan que lo que ella denomina ‘lucha armada’ no ha servido para nada, que la lucha armada no produce frutos políticos, que la violencia y el terror han sido una tremenda equivocación. Al igual que su defensa, su legitimación, su glorificación, su admisión y su no condena».

Y desde esa convicción, dice el ex del PNV que «a ETA-Batasuna le ha llegado la hora. La hora de decir: hasta aquí hemos llegado. La hora de reconocer, con efectividad, que la lucha armada ha sido un sinsentido. La hora de saber que términos como proceso, metodología de Anoeta, pacificación y normalización, conflicto, solución democrática, momento resolutivo, mesas de negociación, mesa multipartita y otros no pueden camuflar la realidad de que el Estado de Derecho no puede desdecirse de sí mismo dando razón a una organización terrorista que ha buscado su deslegitimación, la del Estado, por la fuerza ilegítima de la violencia y el terror». Pues como los de ZP le hagan caso y los otros se den cuenta, ya la hemos liado otra vez. -

Gara, 26 de agosto de 2006

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