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A la víctima anónima del terrorismo

A la víctima anónima del terrorismo No, no hay víctimas anónimas entre los seres humanos… pero como había que titular de “alguna manera”, me ha venido a la mente, “eso del anonimato”, que algunos canallas suelen “soltar” sin que se les caiga, no la vergüenza (que no conocieron) sino todo el cuerpo y su contenido, que de humano no debe tener “mucho”.

De alguna manera, todos los españoles “somos víctimas”… o pudimos serlo, o también podríamos serlo; puesto que muchas de esas víctimas del terrorismo de hoy, lo son (o fueron) simplemente por cuanto… “pasaban por allí”; se dedicaban a un oficio en que había que vestir uniforme y cumplir órdenes por mor de reglamentos y jerarquías… puesto que “había que echar garbanzos a la olla, sacar adelante una familia, tratar de tener una vivienda propia”… y en fin… esas “cosillas”; que mueven al ser humano (verdaderamente humano) a desenvolverse dentro de la sociedad en que vinimos a nacer y también… dentro de las leyes que nos ordenan y mandan; y en las que casi ninguno de nosotros, tuvo consulta de si eran más o menos buenas para nosotros y menos para el conjunto de toda la sociedad nacional.

Pero hete aquí… que unos asesinos terroristas (agravante de “lo de asesino” que ya es bastante grave)… mandados por otros mucho peores que ellos, colocan artefactos, secuestran y disparan a matar, o se agazapan en espera de la víctima escogida a la que matan fríamente como si de “un pobre perro rabioso se tratara”. Y así de año en año se van acumulando esas víctimas, que sin nombre y apellido (“conocido”: se conocen mejor los de “los grandes asesinos terroristas” que incluso les dedican portadas en “los grandes periódicos, televisiones, radios” y…) han ido formando ese cuasi millar de muertos (“sin contar la Masacre de Madrid) y no se sabe con exactitud, la cantidad de miles de deudos vivos… heridos en el cuerpo y en el alma (alguno postrado en silla de ruedas para toda la vida) y que como testigos, aguardan… no la venganza (cosa poco humana, aunque comprensible) sino por el contrario; que “las flojas leyes” de España, sean empleadas por todos los servidores de las mismas (“con toga y si ella”) con esa ejemplaridad, que se supone contiene cada ley; que pensamos es, principalmente, para que el castigo aplicado a cada caso, sea suficiente para “erradicar” el mal… en este caso el crimen o mejor dicho, “las masacres ya”.

Yo me acuerdo de ti principalmente… niño/niña… víctima que “ya te enviaron al otro mundo”, o sigues en este… me acuerdo de tus padres, tus hermanos, abuelos, amiguitos… que seguro ni han comprendido ni comprenderían, si mil años viviesen… el por qué, fuisteis inmolados y para qué. Y me he acordado primero de los niños, por cuanto yo fui, niño (bebé de diez meses) cuando “otros terroristas” fueron y sacaron a mi padre de su casa y tras un calvario… lo asesinaron. De ello han pasado ya unos años, muchos… concretamente sesenta y ocho… y yo no he podido olvidar, ni a los terroristas (“legales”) y mucho menos a mi inocente padre, al que ni conocí… pero en fin… “éste fue terrorismo de la guerra”… ¿pero cambia algo el dolor de las víctimas?

Yo me acuerdo de todos los demás, del novio/novia, esposo/esposa; del padre o la madre, del abuelo o la abuela, del amigo, del hermano… de ti; que sé estás amargado para toda tu vida, puesto que aún bastante joven, “la metralla te sentó en esa cadena perpetua que es una silla de ruedas” (curiosamente en España no la hay para ciertos delitos, como sí que la hay en Inglaterra, Francia, Italia y…). También, me acuerdo de ti, inválido de otro tipo, que has perdido un miembro o parte de tu integridad física… y me acuerdo mucho más de tu alma… puesto que es ésta, la que contiene toda la integridad del ser humano… y el alma, no admite “operaciones quirúrgicas, ni sillas de ruedas, menos bastones u otras ayudas”… “el alma se va cociendo en sus propios dolores y nadie sabe (ni el que la posee) ha donde terminará llevándolo”… eso hay que vivirlo para saberlo; y aguantar años y años, hasta que tú mismo, te “cauterizas y sellas todo en espera de que el futuro fuera mejor”… ¿y llegó el futuro?... y ocurre lo que ocurre y que no merece la pena concretar nada… simplemente que el que tenga alma y sentimientos, vea lo que está pasando y se pregunte, lo que pasará antes o después… “puesto que toda piedra que lanzan los locos, termina por caer en alguna parte… esperemos que la herida que produzca no sea muy grave”… “pero viendo el panorama”… yo me acuerdo de los negros, negrísimos años, vividos por aquel niño, al que le mataron su padre, teniendo sólo diez meses… y “la teta de su madre”.

Emulando a aquel gran escritor francés… gritemos. ¡¡Yo acuso!!... Amén.

Antonio García Fuentes (Escritor y filósofo)

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