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El feminismo como arma política

El feminismo como arma política

Hace unos días conocimos que un ayuntamiento de Madrid, gobernado por la izquierda, iba a cambiar la señalización de los pasos de peatones. A partir de ahora, el muñecote que representa al peatón será sustituido por la silueta de una mujer con trenza y falda.

Este domingo se difundía la noticia de otra nueva propuesta estrafalaria. El PSOE pretende llevar la paridad a las monedas, pues quiere que a partir de ahora se acuñen con representaciones femeninas. De hecho, ha propuesto que la primera sea Clara Campoamor, famosa militante socialista de aquellos años 30 en los que el socialismo era antidemocrático y terrorista... algo similar a los batasunos de hoy.

Ambas propuestas son claras manifestaciones del programa progresista para dividir a la sociedad. Hasta ahora, por ejemplo, nadie se había planteado el carácter discriminatorio de las señales de tráfico. De hecho, ni siquiera nos habíamos planteado si el monigote representado en las placas era un hombre o una representación asexuada. Sin embargo, la nueva propuesta ha creado una división donde no la había. Otro tanto pasa con las monedas. Ninguno había caído en que en la misma se encontraba efigie alguna masculina fuera de la de Juan Carlos. Sólo una vez aparecida la noticia, y al prestar atención a las monedas de diez céntimos, hemos podido descubrir que en efecto había un hombre representado: Don Miguel de Cervantes. No obstante, salvo las feministas radicales y los progres, nadie había considerado este hecho discriminatorio. Se ha creado otra división donde no la había.

Lo curioso, además, es lo absurdo de las medidas propuestas para salvar estas supuestas discriminaciones. Por una parte, se sustituye el muñecote por una silueta troquelada con falta y coleta, que curiosamente son los símbolos femeninos por excelencia, aquellos contra los que el feminismo y la progresía en armas llevan años de lucha. Y en cuanto a las monedas, se pretende reproducir la efigie de Clara Campoamor, que precisamente se opuso a la extensión del derecho de sufragio activo a las mujeres, por estimar que estas votarían a la derecha. No olvidemos que el derecho de voto para las mujeres lo consiguió la derecha en la II República y no la izquierda.

Sin embargo, se intentan ocultar realidades más acuciantes, como por ejemplo el hecho de que en 2005 11.000 los hombres sufrieron agresiones a manos de sus parejas. No obstante, estas agresiones no tienen la consideración legal de delito, y sí de falta, porque la ley de Violencia de Género, actualmente recurrida ante el Tribunal Constitucional, ha introducido en España el delito de autor, figura jurídica de invención nazi que consiste en la penalización de determinadas conductas no por su maldad intrínseca, sino sólo por las características de su autor. Así, si un hombre agrede a su mujer, es delito; sin embargo, si una mujer agrede a su marido, no lo es. Esto responde a una sola razón: la izquierda ha descubierto que el fundamento de la libertad individual es la familia. Si acaba con ésta, acabará con la libertad y podrá dominar a sus “súbditos” a su antojo. Para ello, al ser la familia altamente resistente a las agresiones externas, sólo le queda la vía de fomentar la división entre hombre y mujer. Y en eso está, no lo dudemos.

Editorial de Minuto Digital, 21de noviembre de 2006

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