Patxi ZABALETA | Reelegido coordinador general de Aralar
Patxi Zabaleta, reelegido la pasada semana coordinador de Aralar, no comparte las impresiones dejadas estos días por PSOE y PNV. Estima que la situación del proceso «no es mala», pero limita su alcance: «De las conversaciones no van a salir ni la territorialidad ni la autodeterminación», cree. Y pide a ETA un cese «unilateral» como «respuesta sublime a 50 años de lucha».
Patxi Zabaleta acaba de ser ratificado como coordinador de Aralar en el congreso que esta formación celebró la pasada semana en Bilbo. Además, encabezará la lista de Nafarroa Bai al Parlamento.
¿Qué valoración hace del tercer congreso de Aralar del pasado fin de semana?
En cuanto a los contenidos, es muy positivo. El documento de línea política que se ha aprobado es muy clarividente y rompedor, en el sentido de que marca pautas innovadoras en la política vasca. Estoy muy satisfecho de ese documento. El debate ha sido muy vivo. Aunque ideológicamente hay un acuerdo muy profundo, sin embargo a la hora de llegar a acuerdos tácticos de línea política, como la coalición con EB, hay sensibilidades diferentes. Se da la paradoja de que sensibilidades que dentro de Aralar y de EB no acaban de estar de acuerdo con la coalición se han puesto de acuerdo para escribir artículos. Las decisiones han sido aceptadas todas por una mayoría importante, del 76% en el caso de la coalición y del 80% en la mayoría de los debates. Lo que sí tenemos que hacer es aceptar la existencia de esas sensibilidades, que más que a desacuerdos ideológicos responden a diferencias en la evolución o en la velocidad de llegar a estas posturas innovado- ras que estamos proponiendo.
¿Considera que se han cumplido las expectativas que tenían al crear Aralar?
Sinceramente, no, porque nuestras expectativas son a largo plazo y Aralar únicamente ha iniciado ese camino. Sí creemos que hemos sido una fuerza política que, desde la humildad, ha sido innovadora en las relaciones con Iparralde. Partíamos de experiencias diferentes. Hay gentes en Aralar que no han estado en la izquierda abertzale histórica de HB. Otros hemos tenido experiencias diferentes. Yo fui de EHAS, que era el primer partido que estuvo implantado de una manera políticamente activa en el norte y en el sur. Es una experiencia que nos ha llevado a la conclusión de que las estrategias tienen que ser diferentes en el norte y en el sur. Tenemos un acuerdo estratégico de hermanamiento con AB, que conlleva que estemos haciendo actuaciones que, siendo paralelas, no son idénticas. No son las mismas desde el punto de vista táctico pero tienen un común denominador estratégico. Aralar ha establecido en sus primeros documentos el reconocimiento del ámbito de decisión como posicionamiento político de base democrática para el reconocimiento de ritmos diferentes. Esa ha sido una de las aportaciones que ha contribuido a la creación de Nafarroa Bai. Estamos en un camino. Pero nos queda todavía mucho por hacer.
De cara a las elecciones, Aralar ha hecho una doble apuesta. Por Nafarroa Bai en este herrialde y con EB en el resto de Hego Euskal Herria. ¿No suponen dos líneas divergentes?
No son dos líneas paralelas porque responden a dos situaciones diferentes. Creemos que hay que responder con soluciones diferentes a situaciones diferentes. En Nafarroa existe una urgencia en dar respuesta a una situación de desequilibrio, ya que estamos gobernados por una fuerza como UPN que tiene una dirección de extrema derecha. En ese sentido, eso es algo que hay que corregir con urgencia. La apuesta de Nafarroa Bai, que está calando profundamente, es la mejor respuesta a la petición de la territorialidad. En la CAV creemos que hay que equilibrar, ya que no hay una urgencia para modificar la situación existente. Tenemos profundos desacuerdos con la política que desarrolla el PNV en muchos ámbitos. Desde las relaciones laborales hasta la política de bienestar social o las obras públicas. Por lo tanto, damos en la CAV una respuesta diferente a la de Nafarroa. Pensamos que la unión de EB y Aralar es una apuesta de futuro. Quizá haya que cambiar de fórmula, porque estamos dispuestos a entendernos con otras fuerzas, como Batasuna.
¿No existe un riesgo de desorientar a los electores concurriendo en dos coaliciones diferentes al mismo tiempo?
No. La izquierda transformadora tiene una conciencia y un conocimiento político muy profundo. Ningún vizcaíno que vaya a votar a la coalición Aralar-EB va a ignorar que formamos parte de Nafarroa Bai. Además, van a ser complementarios. El hecho que en la CAV vayamos con EB nos ayuda y nos impulsa a Nafarroa Bai. Y que en Navarra vayamos como Nafarroa Bai nos impulsa en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba. Por lo tanto, no es una apuesta contradictoria, sino que tiene una base común.
En las últimas semanas se ha destacado que el proceso está en situación de bloqueo. ¿Qué puede aportar Aralar para seguir avanzando?
Pensamos que la situación de lo que se denomina proceso es irreversible, porque valoramos muy importantemente la tregua. Aralar, durante años, se sintió bastante en solitario reivindicando tregua, diálogo y autodeterminación. No las utilizaban ni el PSOE, ni el PNV, ni la propia Batasuna. Consideramos que la tregua ha hecho posible el diálogo. El diálogo se está produciendo. Consideramos que la autodeterminación y la territorialidad son objetivos políticos que los abertzales y los demócratas hemos de conseguir a través de la pelea política. No en una negociación. Por eso, hemos defendido siempre la separación del proceso de pacificación y el de normalización política. Este último no puede tener como contenidos la territorialidad y la autodeterminación. Eso no puede ser ningún acuerdo político. Hemos dado un paso más y en el congreso hemos puesto imágenes a nuestras ideas. Si no ha de haber ninguna contraprestación política a cambio de la pacificación, el gesto más de futuro y más radical que tiene que hacer ETA después de la tregua es el del cese unilateral en el uso de las armas. Eso impulsaría a una idea básica que ya estaba en nuestro primer congreso y que es que la heredera de la lucha armada de ETA, en el sentido de lucha política, tiene que ser la izquierda abertzale con sus diferentes sensibilidades. No pensamos que el proceso esté en una situación mala. Al proceso hay que pedirle lo que tiene que dar: que al final, no haya presos políticos y una reparación entre las víctimas y los que han sido presos. Lo que no se le puede pedir es ni la autodeterminación ni la territorialidad. El cese unilateral sería la respuesta más honrada y sublime a la lucha política de 50 años.
Llama la atención que se haga un nuevo emplazamiento a ETA, cuando ha puesto una tregua encima de la mesa y el Estado español no ha hecho aportaciones de ese nivel.
Nuestra petición a ETA es porque pensamos en el futuro de las ideas que ha defendido ETA. Consideramos que la independencia de Euskal Herria, del Estado de Navarra en Europa, es algo perfectamente defendible desde el más profundo respeto a los no independentistas. Dicho esto, criticamos la inactividad de Rodríguez Zapatero en tres cuestiones. Que no haya modificado la política penitenciaria, porque es injusta y porque la tregua supone un cambio cualitativo. Que no haya desmontado las estructuras legales y jurisdiccionales para una situación anterior a la tregua, como las leyes antiterroristas que hacen posible juicios como el 18/98. Eso es responsabilidad del Estado y, fundamentalmente, de Rodríguez Zapatero porque está en el poder. También del PP, que, al igual que UPN, está siendo insensato en la gestión de este tema. Dicho esto, destacamos que no va a ser Rodríguez Zapatero quien traiga la paz a Euskal Herria. La paz la vamos a hacer los vascos. Del diálogo multipartito no va salir ninguna conclusión política, sólo la normalización. Las conversaciones que mantiene Batasuna con el PSOE y a las que, en algunos momentos, se suma el PNV son legítimas y positivas. Son un espejo del diálogo político, pero de ahí no van a salir ni territorialidad ni autodeterminación. Aralar está de acuerdo en este aspecto con el sindicato ELA. No tenemos problemas con que se haga una mesa, pero si no se hace, no hay que tener remilgos en hacer tres mesas, que bien conjuntadas pueden dar lugar a una mesa hexagonal.
En el caso de Nafarroa, Aralar reivindica el derecho a decidir del herrialde. ¿Cómo se articula?
UPN ya no es capaz de defender los derechos históricos de Navarra, que se tienen que concretar en la capacidad de decisión de los navarros. UPN está tan rendido al centralismo como consecuencia de su connivencia con el PP, que incluso cuando el centralismo priva a Navarra de derechos que siempre ha tenido, como la competencia de decisión en gasto público, UPN ha plegado alas y ya no sirve para defender los derechos de Navarra. Llevado a la exageración, es lo que dijo el miércoles Miguel Sanz, señalando que había que estar etílico para defender el derecho a decidir. La única idea de la que surgió UPN en 1978 es esa que Sanz desprecia y ofende. El deber de los abertzales en el primer tercio del siglo XXI es darle la vuelta a lo que ocurrió en el primer tercio del siglo XX. El navarrismo era euskaltzale y vasquista hasta entonces. Defendía los derechos de Navarra frente al centralismo de Madrid. UPN dice ahora que no permitirá ataques ni de Madrid ni de Bilbao. Pero el único que ataca es Madrid.
Tras las elecciones, ¿cuál es el mínimo que Nafarroa Bai pedirá al PSN para llegar a un acuerdo de gobierno?
En Nafarroa Bai estamos detallando los programas y haciendo los análisis de futuro. Probablemente, no plantearemos mínimos porque vamos a aspirar a que la fórmula de gobierno pluripartidista sea progresiva y permanente. Creemos que un gobierno alternativo a UPNy CDN tiene que ser plural. Existirá un control recíproco y se erradicará la corrupción, que sigue siendo una de las lacras de Navarra. La forma de gobernar Navarra sólo se puede calificar como clientelista. No hay más que ver la exposición del Baluarte. No vamos a plantear unos mínimos de entrada, sino un desarrollo de futuro. Por tanto, vamos a hacer un esfuerzo de imaginación plural. -
Gara, 27 de noviermbre de 2006
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