El porqué del bloqueo
Bajan revueltas las aguas en el proceso político vasco. Las encuestas del Gobierno de Lakua hablan de una mayoría inquieta por el bloqueo que padece y a la inmensa mayoría nos faltan datos para interpretar en toda su extensión las verdaderas dimensiones del problema. Nos guiamos por lo que vemos, leemos e intuimos. Ayer en “El Periódico”, Carlos Carnicero, veterano en el columnismo y próximo a la sede de Ferraz, advertía que «ser portavoz parlamentario del PSE debiera reunir la condición de la serenidad y la mesura en los comportamientos políticos». Se refería a las declaraciones de Pastor el pasado sábado sobre la reunión que, dijo, no se celebró entre ETA y el Gobierno español. Y así se preguntaba Carnicero:«¿Cuál es la razón por la que José Antonio Pastor ha abierto la caja de los truenos al revelar que el Gobierno trató de reunirse con ETA y la organización terrorista no contestó?». Y se contestaba de forma un tanto insólita:«Hasta el momento de escribir estas líneas, Pastor no ha sido desmentido directamente por ninguna voz autorizada de su partido ni del Gobierno. El secretario de organización del PSOE, José Blanco, ha despachado el asunto sin referirse directamente a él con una frase críptica y lapidaria que tan de moda están en la política cuando no se quiere o no se puede decir nada: ‘Hay mucha gente que no sabe lo que habla y los que sabemos no hablamos’». ¡Pues le parecerá poco a Carnicero!
A partir de ahí le entra al meollo del asunto y sentencia que «este incidente vuelve a poner en primer plano el cúmulo de dudas que suscita la forma en la que se está conduciendo este proceso en el que los dirigentes del PSE en el País Vasco celebran reuniones con Batasuna mientras otros intermediarios dialogan o se comunican con ETA». O sea, que se reúnen.
Y guarda para el final el jarro de agua fría Carnicero:«Como sucede que la sensación es que el Gobierno y ETA no coinciden en absoluto en los contenidos que pudiera tener un acuerdo, la conclusión difícilmente evitable es que José Antonio Pastor y sus compañeros habrían trasladado, en su entusiasmo por tener éxito en esta negociación, expectativas que no son sólo de imposible cumplimiento, sino que además ni siquiera se pueden discutir en una mesa de negociación porque la opinión pública no lo soportaría». Ya sabemos, pues, quién incumple lo pactado. Bien está saberlo, ¿verdad?
Maite Soroa
Gara, 12 de diciembre de 2006
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