ETA, el único responsable
Todos los datos indican que el llamado proceso de paz está en un punto muerto porque Batasuna se niega a acatar la ley de partidos e inscribirse legalmente como una formación política acorde con las reglas de juego de nuestro sistema democrático. El pulso que está echando la organización abertzale tiene mucha importancia porque determina que el cumplimiento de la ley es esencial en este proceso frente a la pretensión de que se puede uno acercar a la institucionalización de sus actividades políticas sin someterse como cualquier otro ciudadano a las reglas de juego.
ETA quiere una negociación política porque pretende poner en cuestión, antes de su disolución y como condición para la misma, temas que afectan a la labor de las instituciones y los partidos como es la posible reforma del estatuto de autonomía de Euzkadi o cualquier discusión sobre el marco territorial. Todo su puede discutir en democracia pero nada debe hacerse con un interlocutor que sigue utilizando su capacidad armada para coaccionar a la sociedad.
El proceso tiene que ser desde la desaparición de ETA como organización terrorista porque su sola existencia es una coacción en sí misma. Que Batasuna acate la legalidad es el requisito formal que certificaría su compromiso de abandonar toda práctica de presión al amparo de la sombra de ETA. Los dirigentes del Partido Socialista de Euzkadi (PSE) realizaron una reunión pública con Batasuna con el compromiso de que era únicamente para exigir a la organización abertzale su legalización de acuerdo a la ley de partidos. Ahora no se pueden buscar fórmulas distintas que las establecidas para que Batasuna encuentre comodidad en su forma de adherirse a la democracia. La única fórmula posible sería la derogación de la ley de partidos y no parece razonable pedirle al Gobierno esa claudicación.
Todo el intento de trasladar al Gobierno la responsabilidad del punto muerto en el que se encuentra este proceso no es más que una forma más de chantaje. Durante este llamado alto el fuego, ETA ha enviado cartas de extorsión a empresarios, ha realizado un acto de terrorismo directo al asaltar y robar un polvorín de armas y los actos de kale borroka son cotidianos. Para Batasuna esto no cuenta ni es un factor que ha puesto el proceso de paz en peligro. El cinismo pretende establecer que el Gobierno tiene todos los compromisos y ETA ninguno. Procuran que estaríamos en una negociación entre dos partes igualmente legitimadas y, obviamente, no es el caso.
Toda la responsabilidad de lo que pueda ocurrir recae en ETA y en sus satélites de Batasuna. Si ETA no se cree que el libro de sesiones del Congreso de los Diputados tiene la misma importancia que una ley es que todavía no ha estudiado el funcionamiento de la democracia. La oferta que se le hace a ETA es muy precisa y no está en condiciones de violentar las reglas de la democracia para celebrar la negociación que pretende. Son habas contadas y le queda poco tiempo para aceptarlas porque nunca se le podrá ofrecer más.
La responsabilidad de todos los partidos, incluido naturalmente el PP, es cerrar filas alrededor del Gobierno sin discutir un segundo que si se llega a producir la clausura de este proceso, toda la responsabilidad será de ETA y ninguna del Gobierno, que independientemente de sus aciertos y sus errores, sólo ha intentado buscar una forma de acabar definitivamente con la violencia frente a una organización que habría demostrado que no quiere la paz sino que pretende la imposición de sus condiciones.
Carlos Carnicero
Elplural.com, 18 de diciembre de 2006
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