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La cita con ETA y el derecho de reunión

La cita con ETA y el derecho de reunión


El ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, recibió la felicitación del presidente del Gobierno por su intervención, ayer, ante una concurrida sala de prensa. La convocatoria en la sede del ministerio se producía tras las revelaciones periodísticas en relación a eventuales contactos entre Madrid y ETA. En los últimos días, ha habido una rumorología variada en relación a esa eventual reunión o a la preparación de la misma. La víspera de la jornada de movilización, obstaculizada por el auto de Garzón, voces cualificadas del PNV y un rotativo catalán situaban en el futuro cercano esos contactos. Ayer, día de la movilización, un grupo de comunicación ponía fecha a una reunión a enmarcar en la «fase preliminar» del proceso, de asumir el lenguaje empleado por Rubalcaba. El ministro de Interior no confirmó esa reunión, pero seguramente bastaba con que no la desmintiera expresamente, como no lo hizo.

La declaración del ministro valdrá así para que sigan corriendo ríos de tinta sobre una cuestión que, aunque despierte un interés mediático en cierto modo comprensible, debe ser valorada en su justo término. Si además Rubalcaba se compromete a acudir a los medios cada quince días, no cabe albergar grandes esperanzas de que vaya a decrecer ni el interés de los periodistas ni la confusión de una ciudadanía a la que ayer el ministro sacó de pocas dudas. Si la vocación del Gobierno es reclamar discreción al tiempo que expone a su ministro de Interior ante una maraña de micrófonos cada dos semanas, las versiones a interés de parte, las especulaciones y los rumores suplirán al derecho a recibir una información veraz del proceso. Habrá que contar, por tanto, con ese factor ambiental.

Sirva como ejemplo de lo que puede ser una constante en el futuro la referida información sobre el eventual contacto ETA-Gobierno. Al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero y a aquellas fuerzas que tratan de separar lo más posible el final de la violencia de la búsqueda de un acuerdo sobre el problema político de fondo, la «revelación» periodística les sirve para cerrar el año dibujando un horizonte halagüeño de proceso cuando, hoy por hoy, la falta de garantías democráticas no hace posible avanzar. Mientras el derecho de reunión se pisotea con un auto y a golpe de policía en las calles vascas, tratar de trasmitir a la ciudadanía que una reunión Gobierno-ETA tendría un efecto catalizador resulta poco realista. Sin oxígeno político no hay proceso. -

Editorial de Gara, 21 de diciembre de 2006

 

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