Todo menos asumir responsabilidades
Desde que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara la suspensión de «las iniciativas de diálogo en marcha», tras el atentado de Barajas, el debate político y mediático se ha centrado en determinar el alcance de esa declaración. Azuzado desde la derecha, el PSOE ha ido subiendo el tono, hasta llegar a la afirmación de su secretario de Organización, José Blanco, quien dio ayer por «roto el proceso» en una declaración secundada, en posterior rueda de prensa, por el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Con esa declaración, el Gobierno intenta zafarse de la presión sufrida en los últimos días, al tiempo que trata de ocultar cuestiones de fondo como las responsabilidades sobre la situación del proceso y los compromisos de cara al futuro. Es evidente que este proceso no arrancó con el alto el fuego, sino de un diálogo que nació mucho antes y se mantuvo en el tiempo pese a persistir la acción armada de ETA y las actuaciones policiales. También es del todo claro que este proceso, pese a contar con unas bases sólidas, precisaba de ser alimentado con nuevos pasos y compromisos. Ello no ha ocurrido. Más bien al contrario, en los nueve meses transcurridos desde la declaración de ETA del 22 de marzo los estados han centrado su labor en vaciar de contenido político el proceso y en perseguir a los sectores más comprometidos con el logro de un escenario de paz y democracia en Euskal Herria.
Pese a que buena parte de lo dicho estos días pueda enmarcarse en la urgencia declarativa que acompaña a un atentado de las dimensiones del de Barajas, no por ello resultan menos censurables determinadas manifestaciones, como la petición de inmediata ruptura del diálogo cursada ayer por el diputado jeltzale Josu Erkoreka, o la realizada por el líder de IU, Gaspar Llamazares, en el sentido de dar por finiquitada la declaración del Congreso de mayo de 2005. ¿Por qué el atentado de Barajas imposibilita al Gobierno para la búsqueda del diálogo y no lo hizo el atentado en el madrileño barrio de Simancas llevado a cabo ocho días después de que se aprobara la citada declaración del Congreso?
En un momento como el presente, se impone reflexionar sobre lo ocurrido y sobre lo que hay que hacer para posibilitar un proceso que necesita contar con bases y compromisos sólidos para poder avanzar. La prioridad absoluta sigue siendo hoy la misma: perseverar en la vía del diálogo para alcanzar una solución duradera. -
Editorial de Gara, 3 de enero de 2007
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