La situación (III): Tristezas y alegrías
Una prueba de la mala fe del actual gobierno y sus afines, prueba de que no han cambiado en absoluto, son sus acusaciones a la derecha por “condenar al gobierno más que a la ETA” (¡lo dicen los sujetos que llamaban “asesino” a Aznar y no a los terroristas del 11-M, que asediaban y asaltaban las sedes del PP y premiaron a los supuestos autores islámicos!); o por “alegrarse” del atentado. Desde luego, ningún demócrata dejará de alegrarse del serio golpe recibido por el “proceso de guerra” a la Constitución y al estado de derecho, como le entristecerá el destino de las víctimas, causadas por aquellos a quienes tanto había favorecido el gobierno, corresponsable, por tanto. Cuando las turbas pro socialistas, instrumentadas desde la SER y otros medios, llamaban “asesino” a Aznar, mentían radicalmente, porque Aznar no había favorecido ni premiado a los terroristas, fueran islámicos, etarras u otros; justo al contrario que Zapo. El gobierno no se ha rendido ante la ETA, es a la sociedad a la que quiere rendir. Lo suyo se llama colaboración política.
Ya lo indiqué otras veces, y perdonen la insistencia: con la irrisoria oposición actual, sólo una firme respuesta ciudadana o las peleas entre los socios del proceso gangsteril pueden echar abajo el siniestro apaño. Pero muy difícilmente se hundirá éste por una rectificación del gobierno. Para él, el proceso no es un error, sino el eje de una estrategia con muchos ingredientes, desde los acuerdos con los separatistas hasta la “memoria histórica”. No puede dar marcha atrás. Intentará algún rodeo, salvar la cara con medidas aparentes; quizá aumente o finja aumentar la presión sobre Batasuna, siempre con el horizonte de una no lejana liberación de los detenidos; maniobrará de cara a la galería para seguir en lo mismo. Pedirle que vuelva al Pacto Antiterrorista y por las Libertades no es una ingenuidad, sino una sandez descalificadora. Es ignorar voluntariamente la lógica de la situación, olvidar que el pacto ya fue traicionado a poco de firmado; es “mirar al futuro” y cerrar los ojos a la continua mentira e insidia que ha caracterizado el gobierno de estos personajes. Mentira nacida, no necesariamente de algún defecto personal, sino de la naturaleza misma de su estrategia política.
Otros ingenuos piden elecciones anticipadas. ¡Grave riesgo!
3 de Enero de 2007 - 21:47:15 - Pío Moa
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