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El milagro de los cristianos socialistas

El milagro de los cristianos socialistas

La resaca del Gobierno socialista comienza a hacer estragos. El desnortamiento en la política con ETA, que no contra ETA, y la improvisación sistemática en otras medidas de gobierno que afectan directamente a los ciudadanos empieza a complicar en demasía la situación. No nos alarmemos. Cuando fallan la estrategia y la táctica, las previsiones de comportamiento sociológico, la lógica de la creación de necesidades y el cambio cultural, vienen los nuevos cristianos socialistas y hacen el milagro.

 

Eufóricos con las manifestaciones de buena voluntad entre el gobierno y la cúpula de la Conferencia Episcopal, amnésicos de la respuesta del sector más rabiosamente laicista del Gobierno –leamos El País, que algo queda–, ahora se prodigan en explicar que "tenemos la oportunidad histórica de construir la laicidad como el ámbito de encuentro, diálogo y articulación de todas las Españas y de los españoles. El factor católico, ¿va a favorecer o va a obstruir esta oportunidad?", según afirma en un sorprendente libro, publicado por una editorial de las denominadas religiosas –es decir, que gana dinero con libros de teología y espiritualidad–, del sociólogo e intelectual primero, pero no único, de los cristianos socialistas, Rafael Díaz Salazar.

 

El libro en cuestión es la hoja de ruta de la toma de conciencia del pensamiento progresista cristiano español ante la situación política, social y cultural. Su título es El factor católico en la política española. Del nacionalcatolicismo al laicismo. Este libro sólo es equiparable, en el sentido de baluarte de las ideas disolventes con la identidad del catolicismo, al que también ha publicado recientemente la misma editorial sobre el balance y las perspectivas de los últimos veinticinco años de teología en España. Texto en el que se incluyen algunas colaboraciones que bien demuestran que el único refugio que le queda a un determinado marxismo, no tan utópico como se cree, es una forma de teología y de pastoral que no se parece en nada a la que hizo, por ejemplo, Joseph Ratzinger.

 

¿Qué es lo que piensan, o dicen pensar, los cristianos socialistas? El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha cogido por los cuernos el toro de la modernidad en España y está desarrollando una propuesta de laicidad inclusiva –así se llama– que responde a las inquietudes, demandas, intereses y necesidades de los españoles –el rostro de los nuevos valores–. Aunque reconocen que se han precipitado en algunas decisiones –matrimonio gay, por ejemplo–, el fondo y la forma de la canción les agrada sobremanera. Pero, siempre hay un pero, este proyecto topa con la oposición de la Iglesia católica, de la Conferencia Episcopal. Claro está, no es toda la jerarquía, ni toda la Conferencia Episcopal; son los obispos que aún están anclados en el nacionalcatolicismo y en sus presupuestos doctrinales y políticos. Son los que creen, por ejemplo, que la unidad de España es un bien moral, y otras cosa parecidas.

 

Los obispos, por cierto, no están solos en esta oposición por sistema. Cuentan, según nuestro autor y sus corífeos, con los católicos más reaccionarios que, según se lee, son los miembros del Opus Dei y de la Asociación Católica de Propagandistas, amén de otros pertenencias: kikos, Comunión y Liberación, etc., que además dominan y controlan ciertos medios de comunicación como la COPE o La Razón. Pero, curiosidades de la historia, dicen para así ratificar su hipótesis que estos reaccionarios son los mismos que legitimaron el franquismo durante cuarenta años y no se han despegado de él: los obispos, los compañeros de Martín Artajo y los ministros tecnócratas del Opus Dei. Son y se constituyen, por tanto, en los enemigos del presente, de la historia.

 

Entenderá el lector que seguir por este camino de síntesis y glosa a tamañas imaginaciones y suposiciones significa dar pábulo a una considerable pérdida de tiempo. Pero ahí están quienes consideran que el reciente juicio moral de la situación de nuestro país que ha hecho la Conferencia Episcopal responde a una confrontación por la nostalgia del poder y del dominio social. No olvidemos uno de los problemas de fondo: el tardoprogresismo cristiano continúa anclado en una concepción de la vida de fe, de la Iglesia, que no ha pasado por la ilustración que representa la caída del muro de Berlín y las reflexiones sobre la crisis de la modernidad, sobre el relativismo, sobre el laicismo, sobre los fundamentos pre-políticos del Estado del Derecho, sobre la libertad, sobre la identidad cristiana. Y así nos va, y así les va.

 

Por José Francisco Serrano Oceja

Libertad Digital, suplemento Iglesia, 11 de enero de 2007

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