Fallece a los 103 años el obispo chino Meng, infatigable pastor de almas
De la Iglesia «no oficial», había pasado 25 años en campos de trabajo
NANNING/ROMA, domingo, 14 enero 2007 (ZENIT.org).- Ha muerto el obispo católico de Nanning (Guangxi, China) monseñor Joseph Meng Ziwen, un «pastor humilde y extraordinario que dedicó su vida a la comunidad en la que vivía con una energía y una vitalidad fuera de lo común».
A la edad de 103 años, el pasado domingo, el prelado falleció víctima de un cáncer de hígado. La noticia la ha confirmado este viernes la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews.it».
Monseñor Meng, obispo «no oficial» de Nanning, era el prelado más anciano de todo el país.
El Gobierno chino permite la práctica religiosa en su país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) –cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede-.
De ahí que afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».
Gran experto en China, el padre Giancarlo Politi, misionero del PIME, comparte en la agencia especializada en el contexto asiático su recuerdo del prelado fallecido: «Era una persona que hasta hace tres años, a los cien de edad, celebrara Misa cada domingo en tres parroquias distintas».
Había nacido el 19 de marzo de 1903 en una familia no católica de Hengling. Fue bautizado de joven. A los 18 años ingresó en el seminario menor, donde permaneció otros ocho. De ahí pasó al seminario mayor de Penang, en Malasia, donde estudió durante seis años Teología y Filosofía. Fue ordenado sacerdote en 1935, en Nanning.
Tras la revolución comunista fue acusado de colaboracionismo con el partido político «Kuomintang» y a principios de los años ‘50 enviado a un «laogai» («campo de reforma a través del trabajo») del que tardó en ser liberado siete años.
Entonces abrió una clínica aprovechando sus estudios de medicina, de sus tiempos de juventud. Un año después, acusado de «atender a los enemigos de la Revolución», fue nuevamente detenido. No salió del campo de trabajo hasta 1970.
Fue hacia los años ‘80 cuando logró la restitución de algunos bienes y propiedades de la diócesis; estructuró un grupo de religiosas y sacerdotes encargados de la evangelización.
«Llevar a Cristo al mundo» fue el objetivo principal de toda su vida.
Con la aprobación de la Santa Sede, recibió la consagración episcopal en 1984, pero el régimen comunista nunca quiso reconocerlo así.
Para evitar problemas a su comunidad, monseñor Meng siempre firmó los documentos oficiales de la diócesis como sacerdote; sus fieles le llamaban afectuosamente «lao shenfu» (sacerdote más anciano).
El prelado chino «siempre vivió con humildad», recuerda el padre Politi; «aún sin poder proclamarse obispo, siempre se movió con bastante libertad por todo Guangxi, que cuenta con comunidades cristianas pequeñas y vivas en un clima distendido».
«Allí nunca ha habido un conflicto encendido contra la Iglesia como en otros lugares de China», observa.
El coadjutor de monseñor Meng, monseñor John Baptist Tan Yanchuan, celebró los funerales por su eterno descanso el sábado.
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