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Zapatero, parapeto de Rubalcaba

Zapatero, parapeto de Rubalcaba

En el pleno celebrado en el Congreso sobre el atentado de ETA en Barajas y sus consecuencias no hubo ni una sola mención crítica a la actuación del ministro de Interior. Rodríguez Zapatero fue su parapeto.

 

En momentos de grave crisis, lo habitual en cualquier organización es que se intente salvar la figura del líder, protegiéndola con dirigentes de menor rango que puedan asumir las responsabilidades que sean necesarias para que éstas no afecten a la cúpula. Sin embargo, en el caso del atentado en el aparcamiento del aeropuerto de Barajas todos los ataques del Partido Popular y sus altavoces mediáticos han ido dirigidos contra el presidente del Gobierno, sin rozar siquiera al ministro de Interior.

 

De hecho, el propio José Luis Rodríguez Zapatero ha querido asumir personalmente todas las responsabilidades ­lo hizo en la única entrevista que ha ofrecido desde el atentado­ defendiendo a Alfredo Pérez Rubalcaba e incluso a los servicios de información, que no detectaron ningún indicio de la mayor y más espectacular acción de ETA en los últimos años.

 

Por paradójico que resulte, tras la explosión de una furgoneta-bomba en una de las principales infraestructuras del Estado, en el Pleno del Congreso del pasado lunes no hubo ninguna alusión crítica a Alfredo Pérez Rubalcaba. Su nombre no se mencionó ni en una sola ocasión. La única vez que Mariano Rajoy ­que llegó a ser hiriente con el presidente del Gobierno­ habló del ministro de Interior fue para preguntarle a Rodríguez Zapatero si podía asumir las palabras de aquél de que nunca volvería a haber una tregua creíble de ETA.

 

En la entrevista antes referida, publicada por “El País” el pasado domingo, Zapatero decía que «Rubalcaba ha puesto un empeño personal y político total para que el proceso de paz pudiera llegar a buen puerto. Ha dejado muchas horas, mucho sudor y mucho esfuerzo en ello y, en fin, creo que es justo que yo se lo reconozca».

 

Hay diversas versiones sobre el papel político que Alfredo Pérez Rubalcaba juega en este proceso. Se ha hablado, por ejemplo, de que se ha encargado de frenar movimientos que podrían haber sido positivos para su desarrollo. Sin embargo, desde la propia izquierda abertzale Arnaldo Otegi apuntaba en estas mismas páginas que «si hay voluntad sincera de superar el conflicto las cosas se solucionan, independientemente de quién esté en la sala de mandos del proceso».

 

 

Fallos de prevencion

 

 

Las elucubraciones en el plano político se convierten en certezas en el operativo.Es evidente que por muchas horas, mucho sudor y mucho esfuerzo que Rubalcaba le haya dedicado al tema, ha habido graves fallos. En el terreno de la prevención, el propio ministro de Interior admitió que no tenían ningún indicio de que ETA pudiera llevar a cabo un atentado. Esto supone un error en el área de inteligencia, que después el presidente del Gobierno ha pagado muy caro, porque cuando explotó la bomba el primer recuerdo de mucha gente fue la declaración cargada de optimismo que había hecho la víspera.

También hubo un error de prevención policial cuando, según los indicios que maneja la Policía, en el atentado estuvo implicado un número considerable de personas y una furgoneta cargada de explosivos recorrió cientos de kilómetros hasta una de las infraestructuras claves del Estado, sin ser detectado ningún movimiento.

 

 

Fallos de control

 

 

A lo largo del proceso se han observado también fallos en el control que la cúpula del Ministerio de Interior tenía sobre determinados elementos de los servicios de información y de las fuerzas de seguridad que, en ocasiones, daban la impresión de trasladar antes sus informes a determinados medios de comunicación que a sus propios responsables.

Lo expresó con nitidez el pasado lunes en el Congreso el portavoz del PNV Josu Erkoreka, cuando habló de «unos servicios de inteligencia y de información ­y que conste que no quiero hacer una descalificación colectiva, ni mucho menos­ con tantas y tan selectivas goteras ­tantas goteras y tan selectivas­, porque los beneficiarios de la información y de las filtraciones eran siempre los mismos».

 

Además de los fallos antes descritos, hubo también errores después de que una persona que hablaba en nombre de ETA hiciera varias llamadas más de una hora antes de la explosión, leyendo un texto que ­según www.elconfidencial.com­ «incluía todo tipo de detalles, desde la localización de la furgoneta bomba hasta el modelo, el color y la matrícula de la misma. Una información muy precisa con la que ETA, según los expertos antiterroristas, «quería evitar a toda costa provocar muertos».

 

 

 

Fallos en el desalojo

 

Margarita Sáez Díez, redactora jefe de “El Periódico de Catalunya”, escribía el lunes que «el aparcamiento D de la T-4 se vació con insuficiente celeridad». De hecho, no se vació.

 

 

Además, las cámaras de seguridad del aeropuerto grabaron que no todas las zonas afectadas habían si-do desalojadas. “El País” reprodujo el día 12 imágenes de un vídeo que puede contemplarse íntegro en www.youtube.com donde se observa que varias personas caminan hacia uno de los aparcamientos en el momento de la explosión.

Pero de todas estas cosas no ha hablado casi nadie. Si hacemos caso a la redactora jefe de “El Periódico de Catalunya”, «Rubalcaba, responsable de la seguridad y la información, se ha ido de rositas mientras Zapatero pasa su horas más bajas. Algunos están que trinan». –

 

Iñaki Iriondo

Gara, 21 de enero de 2007

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