El problema central se llama ideología de género
Sería cómico, si no fuera trágico, la indolencia cuando no ignorancia, sobre cuál es el problema central que va a demoler a la sociedad española si no se activan importantes respuestas para evitarlo: se llama ideología de género, más conocida como “perspectiva de género”.
Esta doctrina se ha convertido en el eje de la gobernación española como es fácil constatar por las numerosas medidas legales desplegadas y la concentración de una acción de gobierno, que el barullo autonómico primero y ahora el rotundo fracaso de Zapatero con el terrorismo, tienden a enmascarar.
Pero ninguna de estas dos cuestiones, sin negar su importancia, pueden dañar de manera irreparable a la sociedad española. A veces se razona como si el estado fuera toda la sociedad. Esto es falso, y los cristianos deberíamos ser los primeros en saberlo.
El estado es sólo, y es muy importante, la expresión organizada de la sociedad civil para garantizar con mayor o menor acierto, en ocasiones, ninguno, el bien común. Es decir, no una categoría general y abstracta como aquello del “interés general”, que siempre necesita de jueces áulicos que lo definan.
El bien común es el mayor agregado posible de los bienes personales y de las instituciones sociales valiosas, como el matrimonio, la paternidad y la maternidad, el parentesco, la escuela, la empresa, etc. Esto es lo que configura realmente España.
Cuando las grandes crisis de los años 80 arrojaron al paro a uno de cada cinco españoles, y el estado era incapaz de atender sus problemas, fue la familia española la que actuó de colchón de la crisis con muchos mejores resultados, según los propios estudios británicos, que el desarrollado por el Welfare State del Reino Unido.
Pero para que la sociedad civil funcione son necesarias las infraestructuras sociales, especialmente las que están en el fundamento de todas las restantes. Esto es, el matrimonio estable, con capacidad de generar descendencia y educarla, y con él las redes de parentesco, no nominales sino reales, que funcionan a través de relaciones presenciales frecuentes y que configuran la componente fundamental, por primigenia, en la formación del capital social.
La ideología de género persigue liquidar a la familia que llama “tradicional” que no es otra que la familia, punto. Pretende liquidar la condición natural del ser hombre y del ser mujer, que ve en la maternidad un práctica de supeditación de la hembra al macho.
La ideología de género es, en definitiva, una ideología que inspirándose malamente en el marxismo proclama la superación del actual modelo de sociedad mediante la transformación de la diferenciación sexual en puras categorías culturales y, por consiguiente, opcionales y elegibles donde tanto da ser hombre, mujer, homosexual, bisexual o transexual. Todo es lo mismo y mudable.
España se ha convertido en la punta de lanza mundial en este intento de transformación.
ForumLibertas publica en esta ocasión un interesante informe de la Fundación para el Desarrollo Económico y Social, que identifica con precisión las numerosas leyes que el gobierno de Zapatero ha desarrollado en este ámbito hasta convertir a España en una anomalía en el contexto occidental.
Editorial de Forum Libertas, 31 de enero de 2007
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