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La "guardia pretoriana" de Rajoy se movilizó contra la marcha del 24-F

La "guardia pretoriana" de Rajoy se movilizó contra la marcha del 24-F Los "halcones" y las "palomas" del PP volvieron a hacer visibles sus diferencias en la estrategia a seguir ante la concentración de la AVT. Una tensión que se ha trasladado a la cima.

Muchos creen que no da grandes réditos al líder del PP, Mariano Rajoy, esa imagen gallega que utiliza para escapar de los asuntos internos de su partido y dedicarse de pleno a las cosas de la oposición al PSOE y al Gobierno. Pero a veces esa indefinición pasa factura, como ha ocurrido ante la imagen de división interna trasladada en la última convocatoria de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT).

Pese a que la dirección del PP ha apoyado todas y cada una de las manifestaciones de la AVT, y pese a que, aún más, ha hecho de esta marca asociativa la razón determinante de su participación, en la concentración del pasado sábado en la madrileña Plaza de Colón sólo estuvieron pesos pesados como el secretario general del partido, Ángel Acebes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la del PP Vasco, María San Gil, además de los secretarios de Acción Social y Justicia del partido, Ana Pastor e Ignacio Astarloa, o el portavoz del Grupo Popular Europeo, Jaime Mayor.

Cambio de rumbo sobre la marcha

Por primera vez en mucho tiempo fuentes de la dirección popular reconocían días antes a este periódico que el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Francisco José Alcaraz, había sembrado dudas sobre la conveniencia de secundar la iniciativa. Y es que cuando Alcaraz, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, decidió convocar la concentración en contra de la rebaja de penas al terrorista José Ignacio de Juana Chaos y en memoria de las víctimas de sus acciones, nunca imaginó que al PP le hacía un roto considerable.

 

Y lo cierto es que se lo hizo, a pesar de que el propio Alcaraz se ocupó de "reconducir" la convocatoria inicial del acto, dejando claro que nada de ir contra una sentencia del Tribunal Supremo. En la cúpula del Partido Popular se decían preocupados por el efecto negativo que, en este caso, podría ejercer el "seguidismo" hacia la AVT, y se lanzaron a marcar la diferencia entre las críticas a la política de apaciguamiento con ETA del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y el respeto al Alto Tribunal.

 

Así las cosas, desde Génova se filtró convenientemente a unos pocos medios -entre otros a este periódico- la opción de dar un "perfil bajo" a su "necesario" respaldo al acto. El pasado lunes día 19 se aseguró por tanto que Rajoy no asistiría a la concentración y, según fuentes populares, lo que prevalecía tras la reunión de maitines era la "cautela" y la prevención hacia una convocatoria que, pese al respaldo inequívoco a la AVT, podría "descontrolarse" en sus críticas a las instituciones judiciales. Desde luego, nada hubo después en ese sentido.

 

No obstante, a medida que fue avanzando la semana, en un ala del partido se vio cada vez más despejado el camino hacia un explícito apoyo a la protesta. Quien lo tuvo claro desde el primer minuto, y así lo hizo saber el pasado martes este diario, fue Ángel Acebes, que primó el apoyo a las víctimas de De Juana y la exigencia al Gobierno y a la Fiscalía de que el sanguinario terrorista cumpla íntegra su condena. El jueves, dos días antes de la cita, se le sumaba Esperanza Aguirre.

 

Frenazo vía telefónica

 

Claro que en la antítesis al "número dos" del PP o a la presidenta de la Comunidad de Madrid se siguió situando la "guardia pretoriana" de Mariano Rajoy: personas como su jefe de Gabinete, Francisco Villar, o el diputado José María Lassalle, entre otros, que siempre han estado dispuestos a cualquier cosa por la víctimas, pero dieron por hecho que -a pesar de las rectificaciones de Alcaraz- ya había calado que la cita era en contra, nada menos, que del Supremo.

 

No en vano, y según confirman a Elsemanaldigital.com fuentes populares de absoluta solvencia, el propio Francisco Villar, celoso de evitar malentendidos que pudieran crear serios problemas de acoso político y mediático al PP, hizo más de una llamada -a algún presidente autonómico incluido- para desaconsejar la asistencia a la cita en Colón. En última instancia, el Partido Popular ha sido víctima de sus paños calientes y cavilaciones en los que ha enredado, sin sentido, a terceros que nada tenían que ver con el asunto.

 

Eloísa Sánchez Bolinaga

El Semanal Digital, 27 de febrero de 2007

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