Los peligrosos socios del PP
Junto a votantes y militantes populares que simplemente protestan contra la política del gobierno, cada día más se advierte el peso y determinación de quienes apelan a la rebelión –Alcaraz, Mikel Buesa- o la acción, como el tristemente conocido Sáenz de Ynestrillas. Algunos socios del PP han aprendido ya el camino de la calle Ferraz y terminan allí, amenazadoramente, sus manifestaciones. Otros, al igual que los cachorros de la izquierda abertzale en Euskadi o Navarra, lanzan cócteles molotov contra una sede del PSOE y pintan la fachada con los mismos textos que exhiben en la calles junto a los más altos dirigentes del Partido Popular.
Es el turno de Mariano Rajoy. A él corresponde marcar distancias con esos peligrosos compañeros de viaje -buena ocasión tendría para hacerlo olvidándose de la movilización anunciada- o liderar sin reparos la extrema derecha española. No lo tiene fácil: la jauría mediática, que le desprecia íntimamente pero que se regodea comprobando que puede orientarle cuando le golpea con dureza, se encargará de sacar a la luz el líder alternativo que tanto complace a Sánchez-Dragó, por ejemplo. Pues bien, señor Rajoy, es el momento de desmentir a José María García. Tiene que mancharse las manos y organizar un partido conservador en España, al modelo de su admirado Sarkozy, o convertirse en un remedo de Le Pen, para lo que no debe usted servir. No parece usted capaz de cabalgar sobre el tigre. Redúzcalo a su verdadera dimensión de gato salvaje. Escuche, por ejemplo, al alcalde popular de Ávila -precisamente un feudo de Acebes- rechazar sin ambages la compañía de consignas y banderas no deseadas. También así pueden ganarse unas elecciones. Que es el único camino para gobernar en la España del siglo XXI.
EDUARDO SOTILLOS
Elplural.com, 04/03/2007
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