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Zapatero no es el único culpable (recordemos los nombres de los demás)

Zapatero no es el único culpable (recordemos los nombres de los demás) La liberación de Ignacio De Juana Chaos ha indignado a bastante más de media España. Personas de toda edad y condición, a veces casi sin conocerse, se confiesan mutuamente la rabia, la frustración, el sentimiento de impotencia ante la injusticia. Zapatero ha humillado en público los sentimientos de los españoles, y la gente ha reaccionado con furia, de momento contenida. Además no han necesitado de partidos ni de instituciones para movilizarse, como la Pamplona libre demostró el pasado viernes.

No dispersemos el fuego: es de Zapatero, y sólo de él, la decisión de sacar al etarra a la calle. Cierto es que la condena cumplida por sus veinticinco asesinatos es la establecida por las leyes y los tribunales: es legal, aunque no justa. En este momento su encarcelamiento depende del Gobierno, en vía administrativa. Precisamente por eso Zapatero es responsable de la victoria etarra, ya que, pudiendo mantenerlo en prisión hasta el cumplimiento íntegro de su pena, lo está soltando.

Zapatero es responsable, en su persona y en su partido. Él ha tomado una decisión política: apuesta por su "proceso de paz", cede a esta exigencia etarra y cederá a otras –como nos anticipó el sábado en Pamplona Arnaldo Otegi, lo siguiente es Navarra- a pesar del riesgo personal y electoral porque cree que, con la "paz" en la mano, el alivio sustituirá a la rabia y le hará vencer en las urnas.

 

De Juana es sólo una parada camino de la rendición. Algo excepcional en nuestro país; José María Aznar no tuvo entre sus defectos la claudicación ante el chantaje, y eso que la vida entonces realmente en riesgo era la del concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Sin embargo, Zapatero tiene un precedente para tanta magnanimidad del Estado, un precedente que en su opinión demuestra su propia inocencia y que, además, nos devuelve al momento histórico más aborrecido por el actual Gobierno: la Transición.

 

El 15 de octubre de 1977 Adolfo Suárez quiso, el presidente de las Cortes Antonio Hernández Gil firmó y el Rey Don Juan Carlos refrendó la Ley 46/1977. Ley de Amnistía plena para "todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado", con especial atención y facilidades si el móvil era la "reivindicación de autonomías de los pueblos de España" o si el medio eran "actos de expresión de opinión, realizados a través de prensa". Los padres de la Transición quisieron hacer universal el necesario "borrón y cuenta nueva" incluyendo a los terroristas de ETA en el "consenso, concesiones recíprocas y reconciliación" que recordaba nostálgico Gabriel Cisneros en una entrevista de ayer mismo.

 

Suárez, sin Constitución, quiso abrir a ETA las puertas de la democracia; se le advirtió de que ETA no quería democracia, sino independencia, pero no hizo caso. El resultado es bien conocido, ya que Suárez soltó a todos los criminales multiplicando la capacidad asesina de los terroristas. Ni España ni la justicia ni la democracia ganaron nada con la extensión de la amnistía a los abertzales. La única posibilidad de acabar con el terror sin combatirlo de frente era entonces y es ahora concederle la victoria. Suárez, en sus errores, no llegó tan lejos; Zapatero quiere superarlo en su "nueva Transición".

 

Así que Zapatero no es el único en el limbo de los ilusos. Suárez se le anticipó, aunque con más razones para equivocarse, como Rodolfo Martín Villa que creía que el terrorismo acabaría al legalizarse la ikurriña. Algunos ilusos de entonces han pagado caros sus errores, como Tomás Caballero, que como concejal de Pamplona colocó la bandera separatista en el Ayuntamiento y que dos décadas después murió asesinado por la misma ETA. Ilusos siguen floreciendo por doquier, como el empresario Antonio Catalán que ayer se nos exhibía con un helador "me encantaría que UPN pactase con el PSN y se desmarcara totalmente del PP". Mientras todos estos pardillos de ayer y de hoy comparten la culpabilidad o la inocencia de Zapatero, ETA avanza sobre Navarra y el Gobierno de España incumple sus deberes esenciales.

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 5 de marzo de 2007

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