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Destruir la Iglesia o manipularla

Destruir la Iglesia o manipularla La Esfera de los Libros, editorial del diario El Mundo, acaba de publicar “La Masonería”, obra de los insignes caballeros masones Florencio Serrano y Francesc Xavier Altarriba. “Divertir instruyendo”, es su lema, con lo que maese Florencio y mosén Francesc nos enseñan a todos los españoles. Y esto es muy lógico, dado que el anticuado Polanco, o progresía de izquierdas, aún anda en el anticlericalismo decimonónico y blasfemo, el progresismo de derechas, es decir, el representado por El Mundo, no intenta destruir a la Iglesia sino conquistarla.

Para tal conquista, lo primero es convertir a la Iglesia en ideología, en una especie de ONG. Este proceso no es de Polanco ni del PSOE –que de buena gana quemarían iglesias, que es lo suyo- sino de Pedro J. y del PP, de la derechona. Se trata de convertir a la Iglesia en algo parecido a una ONG, con un nuevo decálogo que puede ser el medio ambiente, o la fraternidad universal –donde entra la masonería- o cualquier otro principio generalmente aceptado que, eso sí, excluya el trato con Cristo, es decir, la santidad, objetivo único del cristiano.

 

Por eso, el director de El Mundo trabaja en la COPE, la cadena de la Iglesia, donde nos ofrece espléndidos sermones morales (verbigracia, la verdad sobre el 11-M, que nos hará libres) y nadie percibe contradicción alguna, y por ello la estrella de la COPE es un agnóstico, y por ello, también, los libros de la editorial de El Mundo tratan de convertirnos a todos en iniciáticos.

 

Reparen en que la nueva masonería evita la liturgia clásica –que es de la que habla el libro, de los amigos Florencio y Francesc- porque resulta muy cursi. De hecho, la nueva masonería es en la que anda Janli Cebrián, el megaprogre de izquierdas: Foro de Davos (o de Porto Alegre, que son dos caras de la misma moneda), Club Bilderberg, Trilateral, UNESCO, etc. Pero la defensa de la vieja masonería no es una dedicación inútil: recuerda que el hombre siempre necesita de lo numinoso, de lo sagrado, y que cuando Robert Benson escribe su estupenda novela sobre el Anticristo (“Señor del Mundo”), le rodea de ex curas (como los que anidan en la sección de religión del progresismo de derechas –El Mundo- o de izquierdas –El País-, ¡uy perdón, se me ha escapado!) creadores de una nueva Iglesia, una nueva liturgia y una nueva adoración… a líder político, ‘of course’.

 

O dicho de otra forma, lo que intenta la progresía de derechas, tipo Pedro J. es convertir a Cristo en un medio… por ejemplo para tumbar a Zapatero. No es broma. Observen cómo colegios y universidades católicas, que repudian a El País –menos mal- no tiene empacho en que el diario El Mundo se reparta entre sus alumnos -mentes jóvenes, manipulables, ¡pobriños!- y cómo esos mismos centros firman acuerdos con Unedisa para formación profesional, incorporación de becarios, etc. Todos unidos para tumbar a Zapatero. Es igual que el contenido de El Mundo, y a veces de la COPE, resulte diametralmente anticristiano, también masónico. No, lo que importa es que estamos unidos por un objetivo común: ¡Delendum es el PSOE! Bienvenida sea la masonería, enemiga histórica de la Iglesia, si ello sirve para que nuestro querido Mariano Rajoy llegue a La Moncloa.

 

Nota al margen: ruego a los entusiastas defensores de Federico Jiménez que no se empeñen en enviar sus habituales insultos. Estoy dispuesto a reconocer que FJL es un tonto útil incapaz de colocarse al frente de esta manifestación... porque es incapaz de calibrar ni su origen ni sus consecuencias. Por contra, el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, que dejará tirado a su aliado cuando lo estime conveniente, es mucho más consciente de esta cuña que la Iglesia española –y universal, porque me parece que la progresía de derechas lleva a cabo esta campaña en todo Occidente- sufre por parte de sus presuntos aliados y la fomenta con entusiasmo.

 

La clave está en lo que repite el director de Opinión de Hispanidad.com, Javier Paredes: “No se trata de cambiar el Gobierno, sino la cabeza y los corazones”. ZP es como un dolor de muelas, pero es consecuencia, no causa de lo que ocurre en España y en todo el orbe católico. Por tanto, sería prudente por parte de los cristianos evitar que nos manipulen.

 

Resumiendo: la progresía de izquierdas quiere destruir la Iglesia, mientras la progresía de derechas pretende manipularla en su beneficio. Tan peligrosa es la una como la otra. Y no lo duden: cuando llegue el momento, terminarán uniéndose, porque, por encima del griterío mediático y político, tienen un enemigo común: Cristo; y una obsesión común: odian la santidad, objetivo común a todo católico.

 

Eulogio López

Hispanidad.com, 3 de abril de 2007

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