Perdemos el patrimonio de la reconciliación
El acuerdo entre el PSOE e Izquierda Unida para sacar adelante la Ley de Memoria Histórica supone que no se quede solo en cuestiones simbólicas. Se declaran ilegítimos los tribunales y las sentencias franquistas, lo que abre la vía a que se declaren nulos los fallos. Muchos de esos juicios probablemente no fueron justos, como tampoco lo fueron los del bando republicano, pero es un error garrafal abrir la puerta a la inseguridad jurídica.
Se intenta, de nuevo, hacer saltar por los aires el pacto básico de la Transición. El espíritu de reconciliación que hizo posible la Constitución del 78 se basaba, entre otras cosas, en no avivar los resentimientos y en no establecer ni culpabilidades ni responsabilidades “oficiales” sobre lo sucedido en la guerra y en la postguerra civil. El debate quedaba para los historiadores. Aquella reconciliación nacional fue posible gracias a la generosidad de muchos españoles, a la generosidad de muchas personas que habían perdido a padres, madres, hijos en los dos bandos.
Todo ese gran patrimonio, esa herencia que han disfrutado las nuevas generaciones, salta ahora por los aires por el acuerdo de un Gobierno de Zapatero y por una Izquierda Unida que, a diferencia de lo que hicieron los socialistas y los comunistas de los años 70, se empeñan en reabrir viejas heridas. Si Zapatero quiere distraer la atención por el fracaso del mal llamado proceso de paz más nos valdría que siguiera hablando de economía.
F.C.
Páginas digital, 20 de abril de 2007
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