Manifiesto de los universitarios de la Universidad San Pablo CEU a las víctimas del terrorismo.
Las Víctimas del Terrorismo son la conciencia viva de nuestra sociedad. Su dignidad y su fortaleza moral son una prueba de que el bien es más fuerte que el mal. Durante varias décadas las víctimas han sufrido en silencio su profundo dolor y, en muchas ocasiones, han vivido en el olvido de una sociedad y de unas Instituciones que miraron para otro lado.
Todos tenemos una inmensa deuda de gratitud con las víctimas. Y, en primer lugar, los jóvenes. Gracias a ellas, a su entrega, al sacrificio de haber dado hasta la propia vida, hoy podemos vivir en una sociedad libre y democrática. Si la España de la que nosotros podemos disfrutar en la actualidad, y la que heredarán el día de mañana nuestros hijos, es una gran nación, se debe, fundamentalmente, a que durante estos años muchas personas, todas inocentes, han sido asesinadas por defender nuestra libertad, nuestra convivencia, nuestra Constitución. Esto es algo que nunca podemos ni debemos olvidar. Y además, no queremos olvidar.
Por ello, reunidos hoy en este acto homenaje, jóvenes universitarios procedentes de todos los rincones de España, y ante una numerosa representación de las víctimas del terrorismo, queremos expresar solemnemente nuestro compromiso más firme y sincero con ellas, resumido en los siguientes siete puntos:
Primero: Nos comprometemos a mantener viva su memoria para que su entrega y sacrificio no haya sido en vano. Respaldaremos todas aquellas iniciativas que se adopten para que las futuras generaciones de españoles conozcan sus vidas y que su recuerdo se mantenga vivo.
Segundo: Nos comprometemos a velar por su dignidad y a no permitir que ésta sea pisoteada nunca más. Muchas veces al dolor de la pérdida de un ser querido se ha unido el desprecio cuando no la humillación. Por eso, nosotros queremos que nunca más nadie pueda poner en duda a las víctimas y a lo que éstas significan para toda la sociedad española.
Tercero: Nos comprometemos a exigir a las Autoridades y a las Instituciones democráticas que se haga justicia con los terroristas. Las víctimas han renunciado a la venganza porque confían en la Justicia. Pedimos que toda la fuerza de la ley caiga sobre los asesinos, así como sobre quienes les amparan o les protegen.
Cuarto: Nos comprometemos en la construcción de una sociedad donde ni los terroristas ni los contravalores que representan tengan cabida. Por esta razón, pedimos que sea respetado el Estado de Derecho y que se cumplan todas aquellas leyes que beneficien a las víctimas.
Quinto: Nos comprometemos y exigimos a que la voz de las víctimas del terrorismo sea escuchada. Tienen todo el derecho a ser oídas y a participar en el debate público. El ser víctimas no anula, todo lo contrario, sus derechos como personas. Y además, la fuerza moral de sus testimonios, el ejemplo de dignidad y fortaleza que han dado, les hace acreedoras a ocupar un lugar central en el debate social y político.
Sexto: Los jóvenes, al igual que una gran parte de nuestra sociedad, tenemos muy claro que el respeto a la memoria y a la dignidad de las víctimas exige que ningún gobierno democrático lleve a cabo un proceso de negociación con los terroristas en el que tenga que pagar un precio político para que estos dejen de matar, y en el que las víctimas puedan ser utilizadas como moneda de cambio. Con las víctimas no se negocia. A las víctimas se les respeta y se les apoya.
Séptimo: Sin la unión de todas las fuerzas políticas y de la sociedad civil en general no será posible alcanzar la auténtica paz y la verdadera libertad, que siempre tienen que ir juntas. Las víctimas del terrorismo, con su actitud tan ejemplar, muestran a toda la sociedad cuál debe de ser el camino correcto para construir una sociedad en la que la libertad, el respeto a la vida y a la dignidad de la persona sean sus ejes fundamentales.
Por todo ello, los universitarios queremos hoy hacer nuestro lo que dice el manifiesto aprobado por las propias víctimas del terrorismo en sus congresos internacionales celebrados en Madrid en el año 2004, en Bogotá en 2005 y en Valencia en 2006 para recordar junto a ellas que “las víctimas del terrorismo no quieren ni venganza ni revancha. Las víctimas del terrorismo sólo quieren que las generaciones futuras no tengan que padecer lo que, desgraciadamente, han padecido de manera directa o indirecta tantas personas que un día se convirtieron en víctimas por la crueldad de unos criminales. Y estamos convencidos de que todos juntos, gobernantes y ciudadanos anónimos podremos con nuestro esfuerzo y trabajo conjunto evitar que el dolor se perpetúe y darle vida a la esperanza de un mundo mejor”.
¡JUNTOS PODEMOS LOGRARLO!
MUCHAS GRACIAS
Madrid, 26 de abril de 2007
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