Una batalla concreta por la libertad. Manifiesto de la Compañía de las Obras
1. Muchas de las decisiones que atañen directamente a nuestra vida se toman en el ámbito local y autonómico. Hemos asistido a un proceso de reforma de Estatutos de Autonomía elaborados de espaldas a los intereses de la gente, y que han dado un giro intervencionista y laicista al marco autonómico, especialmente en Cataluña y Andalucía. Una “descentralización” de estas características no fomenta la libertad y tiende a asfixiar la iniciativa social y la libertad personal, con un control más directo de los resortes económicos, culturales y educativos. La batalla por la libertad se libra hoy tanto a nivel local y autonómico, como a nivel nacional.
2. Pero en ningún lugar nos jugamos tanto como en Navarra, que se ha convertido en la clave de la estrategia actual de ETA, y por tanto constituye la verdadera frontera de la libertad en nuestro país. En este caso, el resultado electoral tendrá efectos para el futuro de España y del modelo de Estado acordado en la Constitución del 78.
3. En el País Vasco las elecciones se celebrarán sin las mínimas garantías de libertad para un importante sector de la sociedad. Miles de ciudadanos votarán bajo la extorsión y la amenaza de muerte de ETA y su entorno. Es la mayor herida de nuestro sistema democrático.
4. En el resto de comunidades y ayuntamientos las circunstancias a tener en cuenta son muy variadas, pero en todos ellos se deciden algunas cuestiones esenciales para el desarrollo de una vida social libre y una política entendida como servicio al bien común:
a) Libertad de educación. Compete a las comunidades autónomas favorecer o no la creación de nuevos centros educativos de iniciativa social y la libre elección de centro docente. Un criterio fundamental para el voto es apoyar a quienes defiendan expresamente la libertad de educación. Además, en estos momentos las comunidades autónomas están desarrollando la LOE, y particularmente el contenido de la “Educación para la Ciudadanía”. Apoyaremos a quienes salvaguarden la libertad de la conciencia y no conviertan la asignatura en un instrumento de adoctrinamiento de los jóvenes desde el poder.
b) Apoyo a la familia y defensa de la vida. Otra cuestión innegociable es el reconocimiento del valor de la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer. Esto implica un tratamiento fiscal favorable a las familias, así como apoyos directos a sus necesidades. También se deben valorar las políticas activas a favor de la vida, en el campo educativo y asistencial, y rechazar cualquier intento de legalizar la eutanasia y los programas de investigación que implican la manipulación de embriones.
c) Promoción de la iniciativa social y la libertad económica. Es esencial impulsar la libertad económica reduciendo el intervencionismo administrativo y sosteniendo a la pequeña y mediana empresa. Asimismo, resulta esencial una política de subsidiariedad hacia las iniciativas sociales que responden a las necesidades de toda índole en nuestra sociedad.
d) Una política que favorezca la acogida e integración social de los inmigrantes.
e) Una verdadera concepción de la laicidad. Apoyaremos las opciones que valoren la aportación positiva de las diversas identidades religiosas al bien común y que reconozcan especialmente la contribución de la tradición católica a la convivencia civil de los españoles. Esto implica el reconocimiento jurídico de la dimensión pública de la religión.
Nuestra primera responsabilidad política es construir obras sociales. Por eso apoyaremos a quienes mejor garanticen la libertad necesaria para ello. Hoy en buena parte del territorio español el Partido Popular facilita más esta tarea. No obstante, la variedad de oferta electoral en los municipios y las comunidades autónomas exige una valoración atenta de cada situación a partir de los criterios expuestos.
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