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El primer muerto: un etarra

El primer muerto: un etarra

España lleva unos días esperando el primer atentado de ETA después del "proceso de paz" de Zapatero. Hay nerviosismo, y hay miedo. Sin embargo, el primer muerto no ha sido un patriota, un cargo público, un policía o un milita sino un etarra: en la madrugada del sábado Ekain Guerra Solaguren fue atropellado por un coche, cuando viajaba junto a otra persona en una bicicleta desde la Rochapea hacia Iturrama o Barañáin. Guerra era un etarra representativo de la nueva generación de criminales, procedía de los grupos juveniles abertzales de Barañain, de ellos pasó a la kale borroka y llegó a ETA. En 2003 fue detenido, después liberado, y en 2007 ANV lo intentó convertir en concejal, en la correspondiente lista municipal.

 

Guerra mereció sin duda una educación mejor, un ambiente mejor y una suerte mejor; pero antes que él también merecieron vivir las víctimas de ETA. Algún día habrá que hacer lo posible para que no haya más vidas y más muertes como las de Ekain Guerra.

 

Quien más puede hacer por eso son, desde luego, los gobernantes; gobernantes con principios, y con valor para aplicarlos, ya sea en la enseñanza, en la seguridad o en los municipios. Y la muerte de Guerra ha dado al PSN una oportunidad de mostrar su rostro más patético: el alcalde socialista de Barañáin ha autorizado que la capilla ardiente del etarra sea instalada en el local público juvenil, al que llaman gaztetxe y que de hecho es monopolizado por la izquierda abertzale. Iosu Senosiain podría haberse negado, como parece lógico para alguien que no sólo carece de legitimidad política sino que además ha dejado a su paso un rastro de dolor y de miedo. Con políticos así, es lógico desconfiar del PSOE.

 

La desconfianza está en la calle. Ustedes recordarán la impresionante manifestación antiterrorista del 17 de marzo, que colapsó las calles de Pamplona, que las llenó de banderas de España y que las hizo vibrar con el grito de Miguel Sanz, "Viva Navarra foral y española". Pues bien, en dos meses hemos retrocedido quince años: menos de mil personas este sábado en una manifestación apoyada por UPN, Nafarroa Bai, PSN, IUN y CDN, manifestación mendicante, silenciosa y simplemente "por la paz". Hemos vuelto a los momentos más lamentables de la lucha contra ETA, dando protagonismo a un conjunto ambiguo, apesebrado y poco representativo como "Gesto por la Paz de Euskalherria". Cómo estarán las cosas políticas que la apostilla "de Euskalherria" desaparece en según qué medios de comunicación. Mientras, los batasunos ocupan un local público con permiso del político de turno y el silencio de los demás, en torno al féretro de un joven al que se enseñó a odiar a su patria. En eso estamos.

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 9 de junio de 2007

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