Navarra y la educación. Nacionalismos de reacción que rompen España
Fue poco antes de las elecciones municipales y autonómicas del 27-M. Estaba en Génova, la sede del Partido Popular, reunido con uno de sus dirigentes nacionales para hablar del proyecto educativo común anunciado por las Comunidades Autónomas del PP. La derecha española se había comprometido con sus votantes a que, allí donde gobernara, los alumnos estudiaran una misma Historia, una misma Geografía, una misma Literatura; en definitiva, a que existiera un mismo sistema educativo nacional. El caso es que ese dirigente del PP me contó que ya estaban listos los programas de estudio comunes, pero que se había "descolgado" Navarra, o sea, la UPN.
Durante los gobiernos de UPN en Navarra no faltaron las subvenciones al mundo anexionista vasco; un insulto a sus votantes que además distorsiona la realidad de la comunidad foral. Tampoco faltaron las ikastolas, y lo último fue el "descuelgue educativo" de Navarra, que no afecta sólo a los contenidos comunes –en Navarra, la Historia de España será distinta–, sino que implica adelantar un año la implantación de Educación para la ciudadanía, desvinculándose también del compromiso del PP de retrasar la aplicación de la asignatura hasta después de las elecciones generales del 2008 para así poder suprimirla. Ahora, tras la pérdida de la mayoría parlamentaria de la UPN, el Sr. Sanz –el mismo que reclamó y obtuvo la solidaridad de todos los españoles frente a la amenaza anexionista– pide tener "voz en Madrid" y grupo parlamentario propio para la UPN.
De las palabras de Sanz podemos sacar varias conclusiones: la UPN no se reconoce en la voz del PP "en Madrid", el PP no tiene voz "en Pamplona", no se oye en el Congreso la "voz de Madrid" (dice Gallardón), Aznar no gobernó con mayoría absoluta sino en coalición con UPN, etc. Cristina Losada ha explicado muy bien que defenderse del anexionismo catalán apelando a la identidad valenciana o balear y del anexionismo vasco apelando a la navarra no hace sino reducir aún más el espacio que le queda a la idea nacional de España.
Esos nacionalismos de reacción también rompen España y hay que sumarlos a los fuertes nacionalismos vasco y catalán y al creciente nacionalismo en Galicia, Baleares, Cantabria, las Canarias, etc. La educación es siempre la primera víctima de las "construcciones nacionales" pero también lo es de los nacionalismos de reacción. Así, como el PP en Valencia, en vez de limitarse a defender la idea de España y las libertades individuales como hace el PP nacional, defiende la identidad valenciana frente a la catalana, nos encontramos con la misma imposición lingüística que hay en Cataluña, pero llamándolo valenciano en vez de catalán. Y lo mismo en Galicia o en Baleares.
Sanz tiene que enterarse de que al nacionalismo étnico, territorial y antiespañol no se le responde con otro nacionalismo o regionalismo, y menos con los votos del PP. Se le responde con la idea de España, una Nación que no se basa ni en etnias, ni en razas, ni en territorios, ni en lenguas, ni en tribus, sino en la suma de las voluntades de todos los españoles, libres e iguales; un espacio de libertades sin ningún proyecto colectivista, sin la pretensión de construir nada por encima de las personas. Cuánto mejor habrían sido unas segundas elecciones. Como "en Madrid".
Por Álvaro Vermoet Hidalgo, presidente de la Unión Democrática de Estudiantes y consejero del Consejo Escolar del Estado y del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.
Nota: El autor autoriza a todo aquel que quiera hacerlo, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir este artículo, con la condición de que se cite a Libertad Digital como sitio original de publicación. Además, niega a la FAPE o cualquier otra entidad la autoridad para cobrar a las citadas compañías o cualquier otra persona o entidad por dichas reproducciones.
Libertad Digital, 21 de agosto de 2007
0 comentarios