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Creciente visibilidad del frente yihadista salafista en Mauritania

Creciente visibilidad del frente yihadista salafista en Mauritania La República Islámica de Mauritania aparece en los albores del nuevo año 2008 como uno de los escenarios más visibles a escala global del terrorismo yihadista. A ello han contribuído tanto recientes ataques terroristas que han provocado la muerte de once personas en tan sólo diez días como el llamamiento del Gobierno francés, el 3 de enero, para que los organizadores del Rally Dakar renunciaran a celebrarlo ante las muy serias amenazas que pesaban sobre sus participantes. Para sorpresa de muchos la organización de esta veterana prueba deportiva decidía cancelarla el 4 de enero, un día después del aviso oficial y tan sólo un día antes de su comienzo: con ello muchos comprenderán, incluso mejor que con los atentados, hasta dónde llega esta amenaza y, esperemos, concluirán también y de una vez por todas que es necesario hacerle frente y derrotarla.


El contexto global magrebí y el protagonismo creciente mauritano

 

Si el año 2007 terminaba con mayor o menor visibilidad del fenómeno terrorista en los demás países del Magreb, Mauritania pasaba a atraer en pocas semanas las miradas del mundo. El 24 de diciembre una familia de turistas franceses eran tiroteados con fusiles de asalto por un grupo de terroristas de Al Qaida en la Tierra del Magreb Islámico (AQMI) en la región turística de Aleg, situada a unos 250 kilómetros al sureste de la capital, Nuakchott, muriendo cuatro de sus miembros y quedando herido de gravedad el quinto. Dos días después, el 26 de diciembre, otra célula terrorista atacaba un pequeño acuartelamiento en Ghallawiya, a 700 kilómetros al noreste de Nuakchott, cerca de las fronteras con Argelia y Malí, asesinando a cuatro soldados y robando armas y municiones.

Junto a una Argelia donde las estimaciones cifraban en más de 500 los muertos por terrorismo a lo largo del año recién terminado en Túnez, país discreto como Mauritania en lo que al terrorismo yihadista respecta, se recordaba de nuevo un final de 2006 y un comienzo de 2007 sangriento, como lo es ahora para el caso mauritano, gracias a la sentencia emitida el 30 de diciembre que ponía fin al proceso contra los 30 terroristas supervivientes de aquellos enfrentamientos que en la capital y sus alrededores costaron la vida a una veintena de personas hace ahora un año. El tribunal tunecino ha condenado a dos de los procesados a muerte y a otros ocho a cadena perpetua en un proceso ejemplar contra una red terrorista yihadista que, entrenada en Argelia, se enfrentó con armas de guerra con las fuerzas de seguridad tunecinas y planeaba atentados contra varias embajadas occidentales en la capital. El frente judicial de la lucha contra el terrorismo yihadista salafista ha sido también prolífico en estos días en Marruecos: el 4 de enero 50 miembros de la red Ansar Al Mahdi, desarticulada en el verano de 2006, eran condenados a penas de hasta 25 años de prisión - entre ellos su líder máximo o emir, Hassan Khattab - por planificar atentados y por otros delitos vinculados al terrorismo cometidos en el Reino. Cabe recordar que la citada operación policial es una de las más importantes que se recuerdan en Marruecos y una de las más numerosas por el volumen de detenidos, muchos de los cuales han podido finalmente ser condenados. Importante fue también por su amplitud geográfica - con detenidos en Casablanca, Tetuán y Salé-Rabat -, por el perfil de los detenidos - con algunos miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad entre ellos -, por la incautación de material explosivo y de comunicaciones y, finalmente, por haberse abortado con dicha operación atentados contra edificios oficiales y contra objetivos turísticos en todo el país.

 

En cuanto al terrorismo más visible, el de los atentados producidos, Argelia ha sido junto con Mauritania el escenario privilegiado en el cambio de año. En Argelia un atentado suicida producido el 2 de enero en Nacira, en la provincia de Bumerdés, a unos 50 kilómetros de la capital, Argel, costaba la vida a cuatro policías y hería a una veintena al lanzarse el terrorista con su vehículo cargado de explosivos contra la comisaría de la localidad. La reivindicación de AQMI vino enseguida, con un vídeo del atentado emitido por la cadena de televisión Al Arabiya, en lo que ya se anuncia como la continuación de los atentados suicidas que han teñido Argelia de sangre durante 2007, destacándose los producidos el 11 de abril, el 11 de julio y el 11 de diciembre. Precisamente la vulnerabilidad que Argelia está demostrando frente al terrorismo yihadista salafista globalizado ha llevado a las autoridades del país a diseñar un plan para blindar con medios de vigilancia electrónica sus enormes fronteras terrestres - de 6.500 kilómetros de extensión - abriendo una licitación a fines de octubre de 2007 a la que han concurrido la española Indra, la francesa Thales-Communication&Systèmes, la italiana Selex, la alemana EADS y la estadounidense Raytheon y cuyo resultado deberá conocerse a principios de 2008.

 

Abortar el Dakar: algo más que un símbolo

 

Si antaño las principales amenazas contra el Rally París-Dakar o Lisboa-Dakar eran o bien los mensajes amenazantes de un Frente Polisario frustrado por la cerrazón marroquí ante los diversos planes internacionales de solución o bien la existencia de minas plantadas por marroquíes y saharauis en el contexto de dicho conflicto aún no resuelto, o incluso los ataques de bandidos con fines meramente crematísticos, ahora la amenaza que ha pesado sobre los participantes en esta vistosa prueba y que ha motivado su cancelación se han considerado más creíble por venir de quien viene: AQMI, un tejido terrorista que se hace cada vez más tupido y estructurado en el norte de África y que incorpora la imagen de marca de la élite terrorista por excelencia. Si ya las autoridades francesas consideran desde septiembre de 2006 al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) argelino - de donde ha surgido AQMI a partir de enero de 2007 - la principal amenaza existente contra la seguridad de la República es normal que dichas autoridades la hayan tomado en serio respecto a una prueba que iba a iniciarse el 5 de enero y que hubiera realizado más del 50% de su recorrido por tierras mauritanas.

 

Aún impactada Francia por el asesinato el 24 de diciembre de cuatro de los cinco miembros de una familia de turistas franceses que pasaban sus vacaciones de Navidad en las en principio plácidas arenas mauritanas la posibilidad de que el drama se repitiera de nuevo dirigido además contra una prestigiosa prueba deportiva que podría atraer a quienes desde AQMI desean seguir obedeciendo las reiteradas órdenes de Ayman Al Zawahiri de atacar los intereses franceses - y, no lo olvidemos, también los españoles - en el norte de África. Por otro lado, la advertencia del Gobierno francés llegaba demasiado tarde para los organizadores porque difícilmente podían ya cambiar a esas alturas el itinerario de la prueba, algo extremadamente complejo de diseñar y que obligaba a buscar rutas alternativas y a redesplegar redes logísticas estando situadas 8 de las 15 etapas de la misma en suelo mauritano. A juzgar por las primeras declaraciones de organizadores y de participantes y ante la reacción inicial de negarse a cancelar la prueba que debía celebrarse entre el 5 y el 20 de enero - decisión que se temía, y con razón, que podría constituir a buen seguro una gran victoria para los terroristas y una invitación a lanzar en el futuro amenazas contra todo tipo de actividades en múltiples escenarios - los servicios de seguridad de Francia se han visto obligados a insistir, de forma más convincente, para lograr finalmente que este venerable Rally con treinta años de tradición y de prestigio a sus espaldas no se celebre.

 

Ello pone en evidencia a las autoridades mauritanas, que tras el atentado contra el acuartelamiento de Lemgheity el 3 de junio de 2005 y el de ahora en la misma región y también contra un acuartelamiento el 26 de diciembre de 2007 ya han sufrido el humillante zarpazo de los yihadistas, con 17 muertos en el primer caso y 4 en el segundo y con el robo de armamento y material en ambos, y lo hace precisamente en el momento en el que estas deben demostrar que el Estado mauritano - un productor de crudo emergente, no lo olvidemos - es más creíble y capaz de hacer frente a los terroristas que las desafían. Ahora, la oferta gubernamental de 4.000 policías y militares mauritanos se ha considerado pues insuficiente mostrando con ello a los terroristas y al resto del mundo la debilidad endémica de un Estado al que aquellos a buen seguro se seguirán sintiendo invitados a atacar a y destruir.  Por otro lado, entre el 10 y el 14 de enero de 2007 ya habían sido detenidos en Mauritania tres miembros del GSPC argelino y un predicador radical mauritano y cinco mujeres de la misma nacionalidad, todos ellos con planes de atacar la anterior edición del Rally, y ediciones previas, la de 2004 y la de 2007, habían visto suprimidas dos etapas en cada una de ellas también por amenaza terrorista. Dramáticamente hemos de señalar, también para el caso que nos ocupa del asesinato de la familia francesa en Aleg, que los tres sospechosos de haber cometido el crimen y que presuntamente huyeron a Senegal tras el atentado estarían entre los detenidos antes citados a principios de año: tras comparecer ante el juez habrían sido puestos en libertad en un frustrante ejemplo más de cómo la Justicia no es capaz de reforzarse frente a individuos tan peligrosos.

 

Ante la gravedad de la situación, en la que no sólo se suprime una prueba deportiva emblemática sino que se cede ante el terrorismo y las libertades de todos están en retroceso, es buen momento para que los países amigos ofrezcan su colaboración en la lucha contra un terrorismo que confirma su voluntad de afianzarse en el Magreb y en Sahel y, desde esa enorme plataforma, proyectarse al resto de África o a la próxima Europa. Este siniestro episodio vivido en Mauritania pero que también afecta a Marruecos y a Senegal, en lo que a los países africanos respecta, quizás ponga para algunos en evidencia a la Trans-Saharan Counter-Terrorist Initiative (TSCTI) de los EEUU pero para otros lo que hace sin duda es demostrar su vigencia y su potencial utilidad. De hecho, la TSCTI es necesaria porque su no existencia haría de esta zona del mundo un lugar aún más inseguro y lo que es importante es que no sólo este instrumento, que es bilateral y por tanto limitado aunque la parte donante sea la única superpotencia que queda en el mundo, sino que otros más o menos coordinados con él logren coadyuvar a resolver las lagunas de seguridad que han permitido sucesos tan dramáticos en tierras del aliado mauritano. El primer actor obligado a intervenir de forma más activa es por supuesto Francia, que ha visto cómo un instrumento aunque privado de su presencia en África ha sido barrido por los terroristas, pero junto a ella deberían de hacerlo los demás miembros de la Unión Europea (UE). Francia ya envió agentes policiales a Mauritania en diciembre, para investigar el asesinato de sus ciudadanos en una iniciativa internacional en la que también participan las fuerzas policiales de Marruecos, Senegal  y Malí que han detenido hasta el momento a nueve sospechosos pero todo esfuerzo es poco y el de los europeos debería de ser mucho más visible. Los Estados miembros de la UE deberíamos de implicarnos de una forma más decidida en la seguridad de nuestros vecinos y socios meridionales: al final, y dado que según parece no conseguimos llegar a ser más proactivos en materias de seguridad y de lucha antiterrorista - en la tan querida expresión de Javier Solana - siempre será mejor ser reactivos que apáticos.

 

 

 

 

Por Carlos Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963). Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis (IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo Yihadista Salafista.

 

GEES, 10 de enero de 2008

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