La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo. Reseña en Diario Liberal.
Decía alguien de cuyo nombre no es preciso acordarse que no hay preguntas tontas, sino que lo importante son las respuestas. Pues bien, en el caso que nos ocupa, el autor da respuesta inteligente a preguntas planteadas con inteligencia, unas veces siguiendo criterios lógicos, otras, recogiendo tópicos frecuentes, y finalmente, dudas, confusiones e incertidumbres frecuentes entre el público en general y los medios de comunicación en particular. Confusiones e incertidumbres que pueden llegar a ser peligrosas en un tema como el terrorismo.
El autor aborda el tema por donde se debe, es decir, por el concepto y las causas del fenómeno. Ya aquí agarra el toro de los tópicos y las confusiones por los cuernos, desactivando por medio de fundamentadas y ágiles respuestas ideas tan frecuentes como que el terrorismo constituye una especie de resistencia o guerrilla, un “arma de los pobres”, o un fenómeno con base etnológica. Estas no son más que “justificaciones”, que ocultan con frecuencia el origen ideológico del terrorismo. En unos tiempos en que al terrorismo de ETA, por ejemplo, se le aplica con generosidad el calificativo de “fascista”, parece especialmente relevante trazar el árbol genealógico del que descienden la mayoría de los grupos terroristas hasta la aparición del yihaidismo, que no es otro que el del marxismo-leninismo. Ambas ideologías coinciden en la preeminencia de la utopía sobre el valor de la vida humana, lo que explica tanto la actuación de grupos terroristas, como el genocidio o el terrorismo de Estado. Huyendo de toda simplificación, sin embargo, no elude el autor ocuparse del terrorismo “de derechas”, pasando revista a sus diferentes manifestaciones a lo largo del siglo XX (e incluso XXI). Pero, a diferencia de la marxista-leninista, la violencia derechista surge normalmente como reacción ante la primera, y carece de homogeneidad en cuanto a objetivos y presupuestos ideológicos.
En cuanto al terrorismo islámico, aparentemente desvinculado del marxismo-leninismo, el autor destaca su parentesco con las ideologías totalitarias modernas: los islamistas se alinearon siempre con la URSS durante la Guerra Fría (como antes otro totalitarismo, el nazi, apoyó a los árabes contra los judíos), y los autores marxistas tuvieron gran peso en la formación intelectual de los precursores de la revolución islamista en Irán. Todo ello puede ayudar a orientarse al lector medio, perdido en un océano de términos (yihadismo, salafismo, islamofascismo) que, mezclados con conceptos confusos como los señalados al principio, no dejan ver el bosque.
Otra virtud tiene el libro, y es el de situar el terrorismo de ETA y GRAPO dentro de la historia y en el contexto del terrorismo internacional, evitando así el tan frecuente “ombliguismo” que aqueja a los españoles a la hora de tratar todo lo que les concierne, y que resumió Larra en su artículo “En este país”. Deshaciendo una vez más tópicos, se acomete con valentía la supuesta relación de ETA con la Iglesia: si bien es cierto que ésta amparó reuniones y suministró incluso algunos militantes, no lo es menos que también acogió a Comisiones Obreras, USO, PCE, democristianos y multitud de grupúsculos de izquierda, por dos motivos fundamentales: la eclosión del catolicismo social y el ambiente propicio del postconcilio, y (afirmación que sorprenderá a no pocos) el ser la Iglesia el ambiente donde se respiraba mayor libertad dentro del franquismo. Estos dos supuestos explican el espinoso tema de las actitudes de algunos prelados (afortunadamente superadas). Al contrario, la posición de la Iglesia al respecto es firme, a pesar de haber decrecido su presencia en la sociedad vasca (y española en general). Por su parte, el entorno abertzale se ha alejado definitivamente (si es que alguna vez estuvo cerca) del cristianismo, al asumir presupuestos neopaganos, ecologistas, feministas, y demás ismos propios del radicalismo multicolor en que ha ido a parar la “nueva izquierda” tras la caída del Muro.
Las últimas respuestas que recoge el libro también lo son en el sentido de soluciones, o más bien de “esperanzas”: el papel de la sociedad civil en la lucha contra el terrorismo, el arrepentimiento e integración de los activistas (posible, como demuestran varios ejemplos), la intervención de los Estados desde una posición clara y valiente. Junto a las esperanzas, los “temores”, puesto que cualquier planteamiento buenista y poco realista pecaría de ingenuo. La misma existencia y extensión de las sociedades democráticas (con su defensa de los derechos humanos y la consiguiente limitación ética de la forma de luchar contra el terrorismo), las nuevas tecnologías y la globalización posibilitan la adaptación y la pervivencia del terrorismo. Frente a él, no cabe respuesta que no pase por un planteamiento ético.
La bibliografía y la selección de 100 páginas web recogidas en los apéndices resultan especialmente útiles y contribuyen a hacer de este libro un verdadero vademecum, mucho más útil, claro y completo para el público en general (y para estudiantes y medios de comunicación, nos permitimos añadir) que las monografías especializadas, que pierden de vista lo que en definitiva interesa al lector: el por qué y el hasta cuándo.
La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo es un libro de Fernando J. Vaquero Oroquieta. Málaga, Sepha, 2011. 429 pags. ISBN: 978-84-96764-90-3.
Milagrosa Romero Samper. Universidad CEU-San Pablo. Madrid.
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5 de abril de 2011
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