Ruta Norte: Basagoiti sabe que Rajoy no puede negociar con ETA sin rendición
No basta que ETA no actúe o se desarme: sólo su rendición y la renuncia a todo objetivo político pueden hacer que el Estado sea benévolo con criminales no asesinos. Y correr es malo.
Antonio Basagoiti ha declarado a El Correo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, consultará de inmediato y profundamente con el PSOE y el PNV "qué pasos se pueden dar en el final de ETA". Se advierten en el presidente del Partido Popular vasco muchas sensaciones e intenciones sin duda positivas: el deseo de que la "tregua" de los criminales se convierta en verdadera paz, la voluntad de que su región viva una normalidad democrática que a diferencia del resto de España jamás ha conocido y, qué duda cabe, la intención de que su partido, de la mano de los herederos de Sabino Arana y de Pablo Iglesias sea decisivo en el futuro político de esa región a la que ahora hasta parte del PP llama con el nombre abertzale de Euskadi.
Ojalá tenga suerte en lo que de bueno intente el presidente popular. Ha de recordar, ciertamente, que el PP gobierna España con mayoría absoluta, y por ende con responsabilidad absoluta en lo bueno y en lo malo, mientras que PNV y PSOE tienen sus propios objetivos, el cumplimiento de sus propias metas antes que el bien de una nación que no confía en ellos o que directamente quieren destruir los jeltzales, aunque hayan ido al colegio y a la piscina con nosotros. Ser de centro, suave, moderado, prudente, maquiavélico, político, lo que se quiera ser, no es –ni puede ser- olvidar que hay límites infranqueables, y que por otro lado hay pasos, entre los que todo abertzale considera esenciales, que un gobernante español no puede dar. El camino directo hacia la paz es la derrota absoluta del nacionalismo armado, y probablemente sólo los siete años de Zapatero hayan impedido ese fin. Otro camino hacia la paz es el de la rendición incondicional del mismo nacionalismo, a la que podrán seguir muy limitadas medidas de gracia, singulares y personalísimas, para algunos criminales menores. Y en ese camino no puede haber cambio político alguno que no sea en provecho de la nación y del Estado, de modo que, estando de partida excluida toda entrega de Navarra, toda amnistía de verdugos y toda ulterior fragmentación de España, lo único negociable es el tiempo y la forma de la entrega de las armas y de los delincuentes.
A menos que una de las dos partes olvidase su propia naturaleza y diese por buena la visión de la jugada del interlocutor. Con Urkullu, con Zabaleta y por supuesto con cualquier otro batasuno, aunque se brinde y se trate, no es fácil negociar si uno olvida qué son y qué quieren, o si ellos no renuncian finalmente a sus metas. Antonio Basagoiti tiene la suerte, además de tener el respaldo de un Gobierno cuyo electorado es muy sensible en estos asuntos, de que Mariano Rajoy puede consultar opiniones técnicas cualificadas que aclararán cualquier duda que pueda quedar ante el "proceso" y sus muros. De particular interés es la dada por el escritor Fernando José Vaquero Oroquieta en su reciente libro La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo, y resumida hace muy poco en una entrevista en La Cámara.
¿Qué referentes habría que seguir para avanzar en un camino hacia la paz? ¿Qué gobiernos, gobernantes y países son un ejemplo?
"La inmensa mayoría de grupos terroristas han sido derrotados a lo largo de la Historia. Pero no siempre desde el respeto de los derechos humanos. Por ello, acaso un ejemplo modélico sea el británico en la actualidad. También ejecutó la guerra sucia, pero el proceso de paz norirlandés se ha afianzado cuando el IRA comprendió que no podía vencer y los británicos, controlando todo el proceso, pues llegaron a suspender la autonomía de Irlanda del Norte, les abrieron las puertas de la política, una vez optaron decididamente por la paz. Es decir: primero, abandono de las armas, después, política; no al revés. Pero, ojo, no caigamos en el simplismo de buscar paralelismos. Ni Irlanda es Euskadi, ni Irlanda del Norte es Navarra, ni el Reino Unido es España. España sin el País Vasco y/o Navarra es inconcebible".
¿Cuál es la razón de que ETA se haya mantenido tantos años?
"En buena medida, gracias a méritos propios: voluntarismo, trabajo sectorial, diversificación. Supieron crear una contrasociedad en la que puede vivirse, de modo atractivo y global, durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Pero también gracias a claudicaciones ajenas, falta de perspectiva y [falta de] audacia de los partidos democráticos en los sucesivos gobiernos de Madrid. Y, por último, gracias al oxígeno de ciertas izquierdas simpatizantes con buena parte de sus presupuestos; por no hablar del juego sucio e inmoral del PNV".
¿Qué opinión le merece el alto el fuego "permanente, general y verificable" de ETA?
"Van en serio. En imposible una vuelta atrás. Aunque es un cambio táctico y no estratégico: persiguen la independencia y el socialismo a medio plazo y están convencidos de que pueden alcanzarlos. Pero me escandaliza la falta de información por parte del Gobierno y de los grandes partidos democráticos. Es indudable que se viene negociando. Algo empieza a saberse gracias a Eguiguren y, triste es decirlo, al Gara. Pero me repugna ese interés de los políticos en tratarnos a los ciudadanos como menores de edad. No nos informan, no cuentan con una ciudadanía que ha demostrado una madurez impresionante. Los ciudadanos han puesto los muertos, el sufrimiento de numerosos colectivos, la movilización social cuando flaqueaban los políticos… antes o después nos enteraremos de muchas cosas. En suma, es inconcebible que ETA haya dado esos pasos, aparentemente irreversibles, sin contar con unas garantías de la "otra" parte. No nos han contado de la misa ni media".
¿Qué pasos debería dar ahora ETA? ¿Y la izquierda abertzale?
"Si de verdad quieren integrarse en el juego democrático, en primer lugar: disolver ETA definitivamente, entregando las armas, poniéndose a disposición de la Justicia. Y pedir perdón: no basta con equiparar el sufrimiento de las supuestas víctimas de "todas" las violencias. La equidistancia moral entre víctimas y verdugos es uno de los comportamientos que más repugna a una conciencia ética".
¿Cómo cree que va a afectar la presencia de Amaiur en el Congreso y en el País Vasco?
"En el Congreso, será un foco permanente de atención. Se apuntarán a cuantas propuestas rupturistas con el actual estado de cosas propicien otras formaciones. En el País Vasco, avanzarán en doble dirección: la construcción nacional y la toma de control del conjunto del nacionalismo vasco. Tenemos "cuestión vasca" hasta hartar"…
¿Ve una situación similar con Bildu en Navarra?
"No, al menos a medio plazo. Pero aquí también trabajarán para seguir avanzando. Son la más potente comunidad social en movimiento que actúa en Navarra. No hay nada enfrente atractivo que se les oponga. Así, seguirán ganando voluntades y ello se traducirá en más votos, convocatoria tras convocatoria; aunque sea poquito a poco. Y si un día otras fuerzas políticas se muestran propicias (PSOE, Geroa Bai, Izquierda Unida), buscarán el relevo de UPN del Gobierno de Navarra. Lo intentaron hace 4 años con el PSOE y no lo consiguieron. Pero no tienen más remedio que seguir intentándolo. Y lo harán. Saben lo que quieren y cómo lo quieren".
¿Bildu y Amaiur son ETA? ¿Deben tomarse medidas para la ilegalización de estos partidos?
"Todos forman parte de la misma cebolla: son capas del mismo producto. Cuanto más próxima al núcleo se sitúe, más ETA será. Si queremos una democracia fuerte y libre, hasta que ETA no desaparezca definitivamente, en todos sus "aparatos" y con todas sus consecuencias, la disolución de sus brazos políticos es una buena opción para hacerles entrar en razón… democrática. Pero "democracia" al estilo occidental; no en el de popular o revolucionaria".
Los dos partidos fuertes de España, PSOE y PP, han intentado negociar con ETA ¿Cree que ha sido un error?
"Si negocias, les reconoces como un interlocutor equiparable. ¿Cómo equiparar un Estado democrático con una banda de criminales? No se debe negociar. Otra cosa es hablar. Era necesario hacerlo, al objeto de conocer el estado real de la banda y actuar en consecuencia. Pero negociar, ¿qué? Deben rendirse, entregar las armas, en primer lugar. Entonces, se les puede abrir las puertas de la política: no al revés. Esa inversión demuestra poca voluntad, escaso conocimiento de los mecanismos mentales terroristas, templados a base de dogmas militaristas, tácticas oportunistas y estrategias marxistas. Para forzar a una banda al desarme, es precisa una voluntad de hierro: firmeza. Unas ideas muy claras. Una seguridad inmensa en el propio potencial. De carecerse lo anterior, si se dialoga o negocia desde la inseguridad y la debilidad, se proporcionan bazas a los terroristas y sus amigos, más seguros y determinados, que sabrán aprovechar".
Pascual Tamburri
Ruta norte
El Semanal Digital, 10/01/12
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