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¿Puede acabar el País Vasco como Kosovo?, por José Luis Heras Celemín

¿Puede acabar el País Vasco como Kosovo?, por José Luis Heras Celemín

Resueltas las elecciones autonómicas en Asturias y Andalucía con el ascenso al poder de la coalición de izquierdas PSOE - IU y acuciando Europa con la racionalización económica del Estado de las Autonomías español, es el momento de volver la vista hacia las que aparecen en el horizonte como próximas elecciones autonómicas, que son las que tendrán lugar en la Comunidad Autónoma Vasca, si no se producen alteraciones en el calendario electoral previsto.

Y al respecto, lo primero que merece atención es la fecha en la que puedan celebrarse: Dado el estado de la actividad política nacional, con un Gobierno del PP al comienzo de la legislatura y actuando con mayoría absoluta; y conocido el grado de deterioro y desprestigio a que ha llegado el partido socialista, con un Secretario General de crédito menguado y con fecha de caducidad marcada, la convocatoria de las elecciones autonómicas vascas puede que sea supeditada a los intereses particulares del partido al que pertenece el lehendakari: El PSOE de Pachi López.

Teniendo como precedente la actuación del ex presidente socialista Rodríguez Zapatero, que en su momento supeditó los intereses nacionales a los electorales del partido, - adecuando la fecha de la convocatoria electoral y evitando la redacción de unos Presupuestos Generales del Estado que inexorablemente habrían de ser restrictivos - algunas de las fuerzas políticas que concurrirán a las urnas ya trabajan sobre la hipótesis de que va a ser adelantada la fecha de los comicios vascos.

Tal es el caso, entre otros, del Partido Nacionalista Vasco que, aunque sin publicarlo, ya ha acomodado su dinámica y trabajos a la posibilidad, casi certeza, de que Pachi López adelante las elecciones autonómicas para evitar el desgaste político que le supondría imponer las restricciones que exige Europa en los meses que faltan para que acabe la legislatura.

Otro tanto puede aventurarse al enjuiciar la decisión del portavoz de Amaiur, Iñaki Antigüedad, que recientemente ha abandonado el Congreso de los Diputados, para, posiblemente y como ya alguien ha aventurado, dedicar su tiempo a preparar su candidatura a la Lehendakaritza.

Sin embargo, aunque persuadidos casi todos del adelanto de las elecciones, por el temor socialista a aplicar ahorros y sobriedades en asuntos llamados "sociales", no existe coincidencia a la hora de precisar la fecha de concurrencia a las urnas. Y es que mientras unos la esperan para la próxima primavera, por entender que hasta esa fecha se pueden dilatar las medidas que exige Europa, otros la suponen casi inmediata, incluso para antes del comienzo del verano, por creer que cada día que pasa corre en perjuicio de los intereses electorales socialistas.

Por lo anterior, si hay que pronunciarse por una fecha, puede que lo más acertado sea decidirse por el periodo del que ya se habla en los bazokis y ambientes del PNV: octubre o noviembre del año actual. Y es que parece razonable suponer como posible que hasta esa fecha pueda Pachi López aspirar a quedarse como lehendakari sin grandes costes electorales, a la vez que, de cara a los comicios, mantiene ante el electorado la atractiva imagen de una fuerza política "nacional y de izquierdas" reacia a imponer restricciones sociales y capaz de concitar el voto útil no nacionalista.

Inmediatamente después de ocuparse de la fecha, parece oportuno fijar la atención en lo que se ha dado en llamar "intención de voto", que no es otra cosa que la perspectiva electoral de las distintas ofertas electorales. Y al respecto parece adecuado entrar a considerar la postura, común en fuerzas políticas de signos e ideologías distintas, frente a una realidad que hasta ahora parecía una simple entelequia pero que, gracias a las derivas e irresponsabilidades de José Luis Rodríguez Zapatero en el pasado reciente, quizá ya no sea tal: La pretensión independista de algunos sectores vascos, que ya alguien ha bautizado como la "kosovización" o "balcanización" de Euskadi, en recuerdo al proceso independentista que tuvo lugar en Kosovo y en el área geográfica de los Balcanes, cuando se produjo la desintegración de Yugoslavia.

En este sentido, teniendo en cuenta las previsiones electorales que se derivan de las últimas encuestas publicadas, parece que ninguna de las fuerzas que concurren a los comicios va a disponer de una mayoría suficiente para acometer en solitario la tarea de "declarar la independencia de Euskadi" de forma unilateral y al margen del Estado y la legislación vigente.

Sin embargo, si se cumplen las previsiones que arrojan los sondeos, sí entra dentro de lo posible que tal aventura pueda ser emprendida por una alianza de las formaciones políticas vascas que concurran a las elecciones con ánimos y aspiraciones independentistas, ya sean confesos y declarados (AMAIUR) o manifestados en su programa como una aspiración remota (PNV).

Por ello, no parece improcedente cuestionarse cuáles son las posibilidades reales que existen para que el Partido Nacionalista Vasco y la Coalición AMAIUR lleguen a un acuerdo postelectoral, en pos de la independencia. A tal efecto, parece necesario detenerse en el análisis, siquiera sea elemental, de la realidad individual de cada uno de ellos antes de considerar los intereses particulares de cada formación política.

La situación política del PNV puede resumirse como la de un partido en retroceso, que se ha visto privado del poder autonómico por la coalición entre socialistas y populares y que ha descubierto que su concurso en la vida política vasca, que ellos creían imprescindible, sólo parece necesario.

Después de su experiencia fuera de Ajuria Enea, todo intento de aventurar su postura ante la eventualidad de una coalición con el resto de las fuerzas independentistas, es una simple ficción que ni siquiera sus portavoces más cualificados se atreven llevar a otros grados de concreción que los que surgen de sus palabras:

"Aunque yo, personalmente, no soy partidario de una coalición con los abertzales para conseguir la independencia, en el caso de que existiera tal posibilidad habría que consultarla con las bases".

"Si tuviera que aventurar los porcentajes de la afiliación que son partidarias de una coalición con los abertzales, éstos no son uniformes. Por provincias, puede que en Guipúzcoa sea del 60 %, en Vizcaya el 50 % y en Álava alrededor del 40%.

En cuanto a las circunstancias políticas de AMAIUR, una vez desechadas las posturas violentas y concretada su posición dialogante en el Debate de Investidura del Presidente Rajoy, con la frase de Iñaki Antigüedad "Nos atornillaremos a la silla de la mesa de negociación...", lo primero que cabe destacar es que la reunión de los diputados abertzales que ocupan escaño en el Grupo Mixto del Congreso de los Diputados no es un conjunto homogéneo de personas salido de un grupo político uniforme.

Por el contrario, AMAIUR es una coalición de distintas formaciones políticas con identidades y pretensiones distintas en la que, a título de ejemplo, para unirse a las fuerzas de izquierdas ha tenido cabida hasta el diputado Larreina, insigne miembro del religioso y catolicísimo Opus Dei.

Detectadas la actual falta de concreción del PNV (que para acordar el pacto hacia la balcanización habría de recurrir a las bases), la falta de homogeneidad de los que integran la coalición abertzale, las enormes diferencias ideológicas entre ellos y la aparente desconexión, cuando no enfrentamiento, en la que han vivido a lo largo del tiempo, no parece sencillo aventurar un resultado en el supuesto de que alguien tratara de coordinar los intereses particulares de las fuerzas que podrían estar interesadas en impulsar la "balcanización de Euskadi".

Pero porque la eventualidad de un intento de segregación unilateral es importante - en el País Vasco ahora si los resultados electorales se ajustan a las previsiones, o en cualquier otra Comunidad Autónoma en su momento y en función de circunstancias diversas difíciles de prever - parece oportuno considerarla con rigor y seriedad y esperar que los Poderes del Estado, de acuerdo con las normas y Leyes que propician y regulan la convivencia nacional, obren en consecuencia.

José Luis Heras Celemín es corresponsal de Periodista Digital en el Congreso de Diputados

http://www.periodistadigital.com/politica/parlamento/2012/05/03/pais-vasco-pnv-amaiur-kosovo-balcanizacion-euskadi.shtml

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