Blogia
Foro El Salvador

A falta de pruebas y hechos

En varias ocasiones el IRA ha presentado como 'históricos', discursos que el tiempo ha expuesto como mera palabrería al no ir acompañados de hechos que los hicieran relevantes. Sólo el tiempo demostrará si finalmente el IRA ha aceptado que su coacción es incompatible con la democracia y, por tanto, si su declaración es realmente histórica.

 



Una secuencia de la película 'Jerry McGuire' podría describir el significado del discurso de Gerry Adams el pasado mes de abril apelando al IRA a que abandonase la lucha armada, tal y como acaba de anunciar el grupo terrorista. Jerry McGuire, interpretado por Tom Cruise, es un agente deportivo despedido de su empresa que intenta mantener al único cliente que le queda, un jugador de fútbol americano al que encarna Cuba Gooding. Con el fin de asegurar ese contrato, Jerry augura al jugador un porvenir fabuloso si le confía su representación. Mientras Jerry le promete fantásticas ofertas, su cliente le responde: 'Show me the money!'. Con esta coloquial expresión el jugador le deja muy claro que en lugar de escuchar promesas de las que ya está cansado ante su constante incumplimiento, sólo quiere ver hechos que demuestren y prueben sus buenas intenciones. A estas alturas de partido, en el proceso de paz norirlandés la mayor parte de los jugadores le han gritado lo mismo a Gerry Adams y al IRA: 'Show me the money!'. Las novedades que según Adams contiene el comunicado del IRA exigen, si de verdad van a constituir un histórico gesto, demostraciones inequívocas hasta ahora largamente anunciadas pero nunca materializadas.

En octubre de 2003 Adams pronunció otro de esos supuestamente 'históricos' discursos que el tiempo ha expuesto como mera palabrería al no ir acompañado de hechos que lo hicieran relevante. Entonces Adams, como ahora el IRA, ya declaró que existía otra alternativa a la violencia afirmando su «compromiso absoluto con los métodos exclusivamente democráticos y pacíficos», oponiéndose a «cualquier uso de la fuerza o amenaza con fines políticos». Quienes interpretaron que Adams estaba cerrando la empresa que dirige desde hace treinta años, esto es, el IRA, se vieron decepcionados. Es oportuno recordar que quien firma la reciente declaración es una organización terrorista responsable del asesinato de miles de seres humanos que todavía continúa amenazando, intimidando y financiándose a través de actividades criminales. Así lo han constatado los primeros ministros británico e irlandés y la comisión independiente que tiene como misión juzgar si realmente los grupos terroristas norirlandeses respetan sus declaraciones formales de alto el fuego. Las denuncias contra el IRA por parte de tan relevantes actores ha colocado en los últimos meses una gran presión sobre el grupo liderado por Gerry Adams. El contexto internacional la ha intensificado propiciando este gesto público del grupo terrorista, pues en el escenario creado por el 11-S, el 11-M y el 7-J es impensable que el IRA vuelva a colocar bombas en Londres o a matar indiscriminadamente a civiles. En realidad declarar el final de 'su campaña armada' es en este momento un tanto redundante, pues ciertamente poco probable era que el IRA perpetrara otra vez atentados que facilitaran la equiparación de Adams con Bin Laden cuando el primero ha invertido tanto en rehabilitar su imagen llegando al extremo de fotografiarse con Juan Pablo II.

Hace tiempo que los dirigentes del IRA han abandonado su denominada 'lucha armada' conscientes de la ineficacia de la misma después de treinta estériles años de asesinar sin conseguir sus objetivos. Así lo constata el hecho de que quienes asesinaron por una Irlanda unida aceptan hoy administrar la limitada autonomía que bajo soberanía del Gobierno británico se introdujo en la región en 1999 y que permanece suspendida desde 2002 por las diversas actividades del IRA, entre ellas el espionaje de dichas instituciones o el cuantioso robo a un banco en Belfast. No renunciaron los responsables del IRA a mantener presente al grupo terrorista como elemento de presión con el que coaccionar a sociedad y políticos prometiendo por un lado su desaparición pero condicionándola a que el Sinn Fein recibiera concesiones políticas. Esta estrategia ha generado numerosos engaños, siendo Tony Blair víctima de uno de ellos cuando en 1999, después de una conversación privada en la que dirigentes del Sinn Fein le transmitieron lo mismo que el grupo terrorista acaba de anunciar ahora, el premier británico declaró que el IRA estaba dispuesto a acometer «un gesto de proporciones sísmicas» en lo referente a su desarme. Cuando finalmente el IRA entregó algunas de sus armas en 2001 lo hizo sin satisfacer las expectativas alimentadas mientras los servicios de inteligencia descubrían que el grupo había ordenado fabricar nuevos morteros.

Ante el fracaso de treinta años de violencia el IRA ha sido la mejor baza de la que ha dispuesto Adams para rehabilitar su imagen de presidente de un partido como el Sinn Fein que hasta hace poco obtenía una insignificante representación electoral en el norte y el sur de Irlanda. Al presentarse como el hombre al que se debía alabar y fortalecer con concesiones para ser así capaz de convencer al IRA de la necesidad de dejar la violencia, Adams ha perpetuado deliberadamente la existencia del grupo terrorista mientras reforzaba su perfil político. De ese modo se ha coaccionado a la sociedad al prometerse la desaparición del IRA al tiempo que continuaba infringiendo la ley mediante la extorsión, el contrabando y otros métodos criminales auténticamente mafiosos, incluidos el asesinato. Pero después de prometer durante años que el IRA se disolvería siempre y cuando los gobiernos británico e irlandés, así como los unionistas, siguieran el camino que Adams marcaba, éste viene escuchando en los últimos meses que sus palabras y promesas deben ser corroboradas por hechos para tener credibilidad. Por tanto el verdadero alcance del reciente comunicado vendrá determinado por los gestos que a partir de ahora realice el IRA.

Obsérvese que el IRA no ha anunciado su completa desaparición, en cuyo caso Adams habría perdido al instrumento a través del cual ha chantajeado a gobiernos y políticos. La lógica que subyace a la estrategia mantenida por el IRA y el Sinn Fein la resumía el activista Seanna Walsh, elegido para hacer público el último comunicado. En agosto de 2004 este antiguo preso señaló: «Lo que hay que preguntarse cuando se habla de eliminar la capacidad del IRA para hacer la guerra es: ¿Qué vas a hacer con gente como yo? ¿Me vas a matar? Si no lo haces, la única forma de eliminar esa capacidad del IRA consiste en alcanzar un acuerdo conmigo y con gente como yo. Esa es la única forma en la que se puede desactivar a gente como yo». Ciertamente su planteamiento no era muy democrático, aunque sí resultaba revelador de la actitud del IRA y de sus dirigentes hacia la insistencia por parte de los gobiernos británico e irlandés en la entrega de armas del grupo terrorista. Lo que Séanna Walsh defendía era sencillamente que un requerimiento tan normal en un sistema democrático como es el desarme de un grupo terrorista debería producirse sólo como resultado de concesiones políticas que hicieran rentable para el IRA semejante gesto. Su argumento asumía que un Estado debe aceptar el chantaje que una organización terrorista le impone e invita por ello a interpretar con cautela el último pronunciamiento del IRA. Sólo el tiempo y los actos del IRA demostrarán si finalmente ha aceptado que su coacción es incompatible con la democracia y, por tanto, si su declaración es realmente histórica.

Rogelio Alonso, EL CORREO, 29/7/2005

0 comentarios