¿Ser o no ser?, una gran decisión para el XX aniversario de EA
Eusko Alkartasuna deberá tomar la decisión sobre si ir en solitario a las próximas elecciones o en coalición con el PNV coincidiendo prácticamente con el XX aniversario de la escisión y el nacimiento del partido. Muchos de los miembros más veteranos de la Asamblea Nacional tendrán todavía frescos los recuerdos de aquel verano e inicio del otoño de 1986, con las destituciones y expulsiones, la guerra de los batzokis, la imposibilidad de elegir el nombre de Eusko Abertzaleak y la creación finalmente de Eusko Alkartasuna, con su puesta de largo pública el 18 de octubre con Carlos Garaikoetxea a la cabeza. Poco después, en noviembre, EA concurría por primera vez a unas elecciones las autonómicas del 86 y obtenía 180.000 votos en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.
Desde entonces, han cambiado mucho las cosas y los tiempos, y pese a que en el partido haya muchos líderes que nunca militaron en el PNV, EA sigue todavía sin sacudirse la carga de haber nacido como una escisión del tronco jeltzale. Aunque muchas de aquellas heridas hayan cicatrizado e incluso sean desconocidas para las nuevas generaciones que se han incorporado a ambos partidos, las relaciones no son del todo fáciles y, cada cierto tiempo, Eus-ko Alkartasuna se ve obligado a marcar diferencias con la formación jeltzale.
Tras la escisión, el primer encuentro entre PNV y EA se produjo en 1991, cuando ambos se unieron a EEpara formar un gobierno de coalición en Lakua. La experiencia apenas duró siete meses. El detonante de la ruptura resultó tan ridículo como el hecho de que EA hubiera aprobado junto con HB una moción por la autodeterminación en Aramaio, lo que conllevó que José Antonio Ardanza los expulsara de su Gabinete. Sin embargo, las verdaderas razones tuvieron más que ver con las necesidades del PNV, que había suscrito acuerdos de gobernabilidad con el PSE en diputaciones y ayuntamientos. Tras la ruptura con EA, el PSE volvió al Gobierno de Ardanza.
La segunda experiencia de coalición postelectoral de EA se inicia en 1994, cuando se forma en Lakua el primer tripartito entre PNV, PSE y EA. Desde entonces, la formación que lideró Garaikoetxea se ha mantenido en el Gobierno autonómico.
Coalición en tregua
Pero fue en las elecciones municipales y forales de 1999, en pleno proceso de Lizarra-Garazi y con ETA en tregua, cuando PNV y EA conformaron por primera vez una coalición para presentarse conjuntamente a los comicios. La unión, que afectaba a 57 municipios de Hego Euskal Herria, al Parlamento de Nafarroa y a las Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, fue justificado por el momento excepcional que se vivía en Euskal Herria y como una respuesta a las agresiones que estaban sufriendo desde el PP y el PSOE.
La izquierda abertzale que con EH obtuvo en aquellos comicios los mejores resultados de su historia ha mantenido una versión distinta de aquella primera coalición. En su opinión, el verdadero objetivo era sumar votos para frenar el ascenso de EH y evitar que, por ejemplo, fuera la primera fuerza en Gipuzkoa y accediera a la Diputación.
Desde entonces, EA y PNV han mantenido y fortalecido sus coaliciones en las elecciones autonómicas y se han presentado por separado en las de ámbito estatal.
En los pasados comicios municipales y forales, EA arrancó manteniendo la posición de concurrir en solitario, pero a última hora, tras abruptas y tardías negociaciones, optaron por reeditar la coalición, aunque se mantuvieron listas separadas en determinados municipios.
Desde el PNV se entendió que la forma en la que se cerró aquel acuerdo influyó en los resultados finales, por lo que ahora pretende que las decisiones estén tomadas con el tiempo suficiente para poder plantear adecuadamente la campaña.
Caminos divergentes
En EA siempre han convivido un «corazón» que le llamaba a acudir en solitario a las elecciones y que se mostraba públicamente muy activo en los periodos en los que no había cita con las urnas y una «razón» que al final acababa siempre decantándose por la coalición.
Lo que puede llevar a que esa tradición se rompa en este momento es tanto la nueva situación política que se vive en Euskal Herria como el hecho de que EA y el PNV de José Jon Imaz han ido divergiendo en cuestiones sustanciales en los últimos años.
Eusko Alkartasuna participó desde su inicio en el Foro de Debate Nacional, en el que al principio hubo alguna personalidad del PNV, pero del que este partido acabó distanciándose sin ningún disimulo. Desde esta iniciativa, ha sido uno de los agentes activos en la firma del Acuerdo Democrático de Base y en el impulso de movilizaciones conjuntas por la resolución democrática del conflicto. EA ha estado también en primera línea en la defensa de los derechos civiles y políticos; por ejemplo, acudió al acto que el pasado 21 de enero se celebró ante el BEC tras la prohibición del congreso de Batasuna.
También en lo relativo a la mesa de partidos mantienen PNV y EA dos discursos muy distintos. Mientras Josu Jon Imaz considera irreal y prácticamente saboteador plantear una única mesa para el conjunto del país, Unai Ziarreta volvía a reiterar recientemente que Euskal Herria es una, el conflicto es uno y que, por tanto, la mesa debe ser también una.
Eje estratégico estable
La cuestión es que tanto desde el PNV como desde algunos sectores de la dirección de EA se entiende que la decisión que se adopte en este momento será crucial para el futuro. De hecho, se entiende que si ahora se apuesta por la coalición lo lógico sería avanzar ya hacia la conformación de un eje estratégico estable, similar a la fórmula que Convergencia i Unió mantienen en Catalunya.
Y el primer paso en ese camino ironía podría darse en setiembre en la Asamblea Nacional que suele celebrarse habitualmente en Gasteiz, la ciudad donde hace veinte años se constituyó la Asamblea Nacionalista de Vitoria, que a la postre fue la semilla de EA.
Gara, 16 de julio de 2006
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