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ETA quiere un general en el "proceso": un modelo para Zapatero

ETA quiere un general en el "proceso": un modelo para Zapatero

El nacionalismo vasco anda siempre en pos de un referente internacional, un modelo exitoso de secesión. Si uno lee la prensa nacionalista de este mismo lunes se encuentra con la versión adaptada, o directamente falsificada, de lo que pasa en Quebec, en el Ulster o en Chechenia. A esta manía internacionalista se ha unido el PSOE, claro, porque ya que estábamos hablando de entrega de territorios y de soberanía hace falta saber qué papel tendrá el presidente del Gobierno español. Pues bien, Federico Krutwig ya resolvió la cuestión al fundamentar ETA. Zapatero deberá actuar como un general, o dejar paso a alguien que se comporte como un general y responda a lo que ETA quiere de España.

ETA nació inspirada, entre otras cosas, en la lucha de los nacionalistas argelinos contra Francia. Se trató de un nacionalismo revolucionario, moderno, guerrillero y terrorista, de inspiración marxista y laico cuando no ateo. ETA, Batasuna y el conjunto del MLNV han aspirado durante años a encontrar al frente del "enemigo" a un Charles de Gaulle , es decir a una persona suficientemente poderosa dentro de España como para imponer un abandono, y a la vez suficientemente débil de convicciones como para proceder a ese abandono y a cesar la lucha.

El caso argelino no es el vasco. Pero sí es similar para algunos nacionalistas vascos decisivos en el "proceso de paz", y esto es lo que importa. ETA-Batasuna, como el FLN, aspira al monopolio del nacionalismo, por las buenas o más bien por las malas. Y después quiere llevar a España a una mesa de negociaciones que, como en Evian, llegue a la autodeterminación, prescindiendo de los vascos y navarros leales a España como De Gaulle ignoró a los argelinos de todas las estirpes leales a Francia. ETA quiere un De Gaulle capaz de convertir las ganas de paz del resto de España en rendición a los terroristas, y esto a pesar de que la represión de la delincuencia casi haya aniquilado a la banda, y de que el presidente haya llegado al poder prometiendo la unidad nacional y la derrota del terrorismo.

ETA quiere en Zapatero a un De Gaulle, y le dará argumentos para que se consolide en La Moncloa si lo ve capaz de ir a Suiza, a Noruega o a Italia a firmar la rendición. Nada tiene que ver, objetivamente, la Argelia de 1958 con la soñada Euskalherria de 2008; pero para los nacionalistas es un modelo y quienes se opongan a él deben tenerlo en cuenta, porque también hay cosas que aprender si se quiere evitar que Arnaldo Otegi sea un nuevo Ben Bella.

Pacual Tamburri

El Semanal digital, 4 de diciembre de 2006

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