Desatar nudos y trenzar acuerdos políticos
El primer daño, ojalá que reversible, ha sido la pérdida de la salud por un ciudadano que ya cumplió una condena de 20 años de prisión y al que nunca se debió «construir» una nueva causa judicial sostenida sobre el único argumento de la presión mediática y del afán insaciable de venganza que caracteriza la política penitenciaria aplicada a los presos políticos vascos. El segundo daño es el tensionamiento innecesario provocado a la sociedad vasca en un momento político que todos reconocen como decisivo. La carga de la Ertzaintza el pasado sábado en Bilbo es el mejor exponente de las consecuencias derivadas de una política basada en la negación de derechos y que no sirve para avanzar hacia un nuevo escenario. Hacer que ese daño no deje secuelas depende del compromiso de todos los agentes políticos, sin excepciones.
El Gobierno del PSOE, con una decisión que no supone sino el cumplimiento de la ley, ha contribuido a desatar un nudo que él mismo confeccionó y que estrangulaba a la sociedad vasca. Lo ha hecho in extremis y tras jugar irresponsablemente a la ruleta rusa con la vida de una persona. Esa actitud merece una total reprobación. En consecuencia, actuar para corregirla no es, por emplear la expresión de moda, «pagar un precio político». Es sencillamente respetar, siquiera tardíamente, la voluntad expresada por la sociedad vasca, que hoy celebra mayoritariamente que De Juana vuelva a casa y que desea que el resto de los ciudadanos vascos encarcelados en lejanas cárceles de los estados francés y español sigan lo antes posible ese mismo viaje de regreso.
Se ha desatado un nudo, pero ahora toca aglutinar todas las energías para trenzar los compromisos que permitan a este país construir su futuro en paz y democracia.
Editorial de Gara, 2 de marzo de 2007
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