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La ética de las ONGs

La ética de las ONGs La noticia de la detención del presidente de una ONG, Anesvad, su ingreso en prisión preventiva por orden del juez, bajo la acusación de un delito de apropiación indebida de fondos de la organización no gubernamental hace daño a todas las ONGs y pone bajo sospecha a un sector que, en la inmensa mayoría de los casos, es intachable. Se ha avanzado mucho en los últimos años y la mayor parte de estas organizaciones, que viven de fondos públicos, pero también privados, quieren y están obligadas legalmente a tener un comportamiento ético irreprochable. Y así es casi siempre. En el caso de Anesvad, ahora bajo secreto sumarial, habían surgido diversas alertas, entre ellas la destitución de dos directivos en 2005 por el mismo motivo del que ahora se acusa al presidente de la organización. Además, Anesvad abandonó la Coordinadora de ONGs para el Desarrollo por no aceptar en su integridad el Código de conducta que vela por ese comportamiento ético imprescindible en quienes actúan en el terreno de la solidaridad. Es similar al que existe para la Plataforma de Organizaciones de la Infancia. Por la red habían circulado recientemente denuncias que apuntaban los problemas internos de Anesvad. Pero, incluso así, sería bueno poder depurar cuanto antes las irregularidades para tratar de salvar el trabajo con los más desfavorecidos que ha hecho esta ONG.

 

Quienes aportan su apoyo económico, en muchos casos con evidente sacrificio personal, deben saber que la mayoría de las ONGs españolas tienen un comportamiento irreprochable, auditan sus cuentas, las exponen ante la opinión pública y utilizan escrupulosamente esos fondos para el fin fundacional. Sin su labor el mundo sería infinitamente más injusto. El caso de Anesvad es excepcional y no puede poner en duda el esfuerzo de las ONGs por cumplir su misión con rigor. Nombres como Aldeas Infantiles, Ayuda en Acción, Cruz Roja, Cáritas, Intermon, Médicos sin fronteras, Save The Children o Unicef, por sólo citar algunos, merecen el apoyo permanente de todos los ciudadanos.

 

Eso sí, los ciudadanos deben desconfiar de quienes se lanzan a costosas y desproporcionadas campañas de anuncios en televisión, que alguien debe pagar, con anuncios tremendistas que buscan el pelotazo y el crecimiento inmediato. La mayoría de estas organizaciones, decía Leire Pajín, secretaria de Estado de Cooperación Internacional, son "transparentes y eficaces". Es verdad: trabajan duro, llegan donde no llegan otros, tienen un compromiso con los más débiles y son la voz de la conciencia de una sociedad muchas veces dormida. Merecen nuestro apoyo y nuestra ayuda.

 

Francisco Muro de Iscar

Diario Siglo XXI, 12 de marzo de 2007

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