Obispo de Somalia exige el fin de la guerra
MOGADISCIO, jueves, 5 abril 2007 (ZENIT.org).- «Querría apelar al sentido de la responsabilidad de todos los responsables políticos somalíes, respecto a su población, en especial a los jefes tradicionales del clan Hawaiye, el principal clan de Mogadiscio». En estos términos se expresó monseñor Giorgio Bertin, obispo de Dijbuti y administrador apostólico de Mogadiscio, en una entrevista publicada por la agencia «Fides» el pasado 29 de marzo.
El prelado concedió su entrevista mientras ejerce su apostolado en un país en el que se producen enfrentamientos entre las tropas etíopes y las gubernamentales por una parte, y los milicianos de los clanes que se oponen al gobierno de transición por otra.
«Es una situación muy triste porque no hay ningún deseo de diálogo y de paz. Los protagonistas de esta crisis han asumido una actitud maximalista que ha sumido a Somalia en el caos», asegura.
Monseñor Giorgio Bertin insiste en que «la que sufre es la población, que desea la paz», indicando que «la lógica del clan no explica sin embargo el origen de estas violencias y que hay ciertamente influencias del islamismo radical, así como fuertes intereses de grupos criminales, que no tienen nada que ver con la política ni con la religión, sino que alimentan el caos para poder continuar tranquilamente sus negocios ilícitos».
Benedicto XVI ha destinado al dispensario médico de Caritas Somalia en Badoia la colecta de la misa «in Coena Domini» que se celebró en la tarde de este Jueves Santo, en la catedral de San Juan de Letrán de Roma.
«En esta elección --revela el obispo de Djibuti-- leemos la atención y la solicitud del Santo Padre por los sufrimientos de la población somalí, en especial por los humildes, los pobres, los sin voz, y un homenaje a todos aquellos que han dado su vida, durante casi veinte años de guerra civil, por los pobres y por la paz de este país martirizado, ya sean cristianos, o pertenezcan a otras confesiones».
El prelado recordó en especial el sacrificio más reciente en Mogadiscio, el de sor Leonella Sgorbati, religiosa católica asesinada en medio de la oleada de protestas contra el discurso pronunciado por Benedicto XVI en Ratisbona.
En medio del conflicto, la población sigue abandonando la capital somalí de la que han salido desde febrero unas 57.000 personas.
Hay decenas de muertos y centenares de heridos, según Cruz Roja Internacional, que ha calificado estos combates como los peores en quince años. En el interior de Somalia se cuentan actualmente alrededor de 400.000 refugiados internos. Otras decenas de miles de somalíes se han refugiado en países limítrofes.
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