La Iglesia Caldea en Irak pide plena garantía de los derechos de los cristianos
BAGDAD, jueves, 9 mayo 2007 (ZENIT.org).- Hace unos días, el rector del seminario Mayor Caldeo de St. Peter, en Ankawa, el padre Bashar Warda, y cinco obispos caldeos del norte de Irak habían invitado a la comunidad internacional a intervenir para detener la locura homicida que diariamente golpea a los iraquíes inocentes.
En una carta a los medios iraquíes y a la Conferencia Internacional de Sharm el Sheik (Egipto), celebrada los días 3 y 4 de mayo, que reunió a medio centenar de ministros de Exteriores y representantes de organizaciones, para aprobar un plan de desarrollo económico y seguridad para Irak, los prelados habían pedido, en especial, poner fin a la violencia anticristiana en este país.
El urgente llamamiento fue luego recogido y difundido por otros miembros de la Iglesia, entre ellos monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar del Patriarcado caldeo de Bagdad, que había invitado a la comunidad internacional a denunciar «el clima de intimidación y violencia que rodea a los fieles cristianos».
En aquella ocasión, el prelado había hablado de «conversiones forzadas al Islam, pagos obligados de la tasa de la Jihad, expropiaciones de casas, secuestros de mujeres y jóvenes», que obligan «a los cristianos a huir a otras zonas o al exterior dejando todo».
Posteriormente, el mismo patriarca de Babilonia de los Caldeos, Su Beatitud Emmanuel III Delly --según informa el sitio web Baghdadhope, órgano de católicos iraquíes--, al volver de Estados Unidos, habló en Erbil, capital de la región kurda, en la iglesia católica de Mar Qardagh, el 6 de mayo pasado, de la persecución de los cristianos.
Según informa Baghdadhope, se trata de «un giro en la política hasta ahora adoptada por las máximas autoridades religiosas caldeas», motivado por el recrudecimiento de la violencia que está golpeando en este periodo espeecialmente al distrito de Dora, en la parte sur de Bagdad, donde se está realizando una verdadera «limpieza religiosa» contra los cristianos.
«A las noticias de amenazas y homicidios, y de la petición del pago de la tasa de protección, se añaden en estos días cosas peores. Los cristianos son obligados a dejar las propias casas sin llevar consigo nada y pagando en cambio una especie de ‘peaje de salida’ de 250.000 dinares (unos 150 euros) por persona y de 500.000 dinares por cada coche», explica el sitio web.
«Las casas que no son ocupadas abusivamente son legalmente cedidas por los parientes de quien, secuestrado, será restituido a la familia sólo tras el registro del cambio de propiedad», añade.
«Una sola posibilidad se deja a los cristianos de Dora: podrán quedarse sólo las familias que acepten dar en matrimonio a una hija o una hermana a un musulmán, un proceso este que si se realiza llevaría a la progresiva conversión de todo el núcleo familiar al Islam», afirma.
Por estos motivos, dijo el 6 de mayo Mar Emmanuel III Delly, «pedimos a todos quienes tienen responsabilidad de preservarlos que nos sean reconocidos nuestros derechos»
«Quienes tienen cargos de responsabilidad deben poner fin a la persecución de los cristianos porque todos nosotros, musulmanes y cristianos formamos parte de una sola familia, somos hijos de la misma tierra», añadió.
«Dios nos ama y nos protege y por ello no debemos tener miedo --subrayó--, Él no nos dejará solos porque somos hijos de la esperanza y tras la oscuridad volverá el sol».
«Dios nos manda incluso signos tangibles de su ayuda y justo hoy me entrevisté con el señor Sarkis Aghajan [ministro de Hacienda del Gobierno Regional del Kurdistán, ndr.] que me ha hablado de los proyectos de construcción de casa y aldeas capaces de acoger a más de 7.000 familias perseguidas que han encontrado refugio en el norte para huir a la violencia y a la muerte», informó el patriarca de Babilonia de los Caldeos.
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