ETA atajará el desánimo de sus bases con atentados tras su fracaso el 9-M
La Guardia Civil estima que la izquierda abertzale ha perdido 50.000 sufragios
R. L. V.
Madrid- Las elecciones del 9 de marzo han dejado a la izquierda abertzale tocada y el instrumento con el que ETA tratará de evitar su desmoralización y la deserción de sus militantes serán los atentados. Así lo cree la Guardia Civil.
Las primeras estimaciones del Instituto Armado sobre los efectos de la llamada a la abstención hecha por la izquierda abertzale a su militancia en las pasadas elecciones apuntan a un acusado descenso del apoyo social del que goza ETA. Según un informe de la Benemérita desvelado ayer por Efe, la abstención atribuible al colectivo que apoya a la banda terrorista rondaría los 106.000 votos en el País Vasco, un seis por ciento del censo, «su mínimo histórico».
En la Comunidad Foral Navarra, las cosas les habrían ido mucho peor, pues habrían pasado de 42.000 votos a sólo 5.000, lo que explicaría el interés de ETA y la izquierda abertzale en insistir en el debate sobre esta comunidad como método para no «perderla» definitivamente.
En conjunto, se trata de unas cifras inferiores a los 150.000 sufragios recolectados por ANV en las municipales de mayo de 2007, cuando ETA todavía no había roto oficialmente la tregua, y a años luz de los 250.000 que consiguieron durante el alto el fuego de 2006.
Falta de apoyos
La izquierda abertzale, a instancias de ETA, habría optado por pedir la abstención porque los terroristas entendieron «que podrían, de este modo, mostrar un mayor apoyo social, al asumir como propia la abstención total», camuflando así su posible debilidad. Además, a los seguidores etarras les resulta mucho más fácil conseguir que su militancia no vote «mediante la pura y simple coacción a las puertas de los colegios electorales», asegurándose de que sus votantes no acudirían a las urnas y «evitando de este modo la fuga de votos hacia otros partidos».
Esta progresiva pérdida de apoyo social, que según los expertos del Instituto Armado es cada vez más acusada después de cada uno de los procesos de negociación fallidos que ha habido, así como otros factores, como la efectividad de las Fuerzas de Seguridad y cierto descontento en las cárceles, «ha abierto una importante vía de agua en el muro abertzale». ETA es consciente de que todas estas circunstancias la están debilitando y que corre el riesgo de desmoralización y desafección entre sus militantes, por lo que la Guardia Civil prevé que empleará los atentados para cohesionar a sus bases y romper la sensación de debilidad, probablemente en un ciclo que durará bastante tiempo.
Reorganización
La izquierda abertzale, por su parte, para evitar «posibles escisiones y la desviación de la ortodoxia», emprenderá un «cierre de filas sobre los pocos militantes y dirigentes cualificados de los que aún dispone» y es factible que emprenda «una reorganización interna de las organizaciones que la componen vigilada y dirigida por la propia ETA». En los últimos meses, las Fuerzas de Seguridad han desmantelado las sucesivas direcciones de Batasuna.
La Razón, 28 de marzo de 2008
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