Radiografía de los presos de ETA. Se niegan a hablar con emisarios del Gobierno, denuncian que la banda les ha abandonado y se distancian de Otegi
No quieren saber nada de nadie, se sienten olvidados, y ya no confían en Otegi. Los presos de ETA se sienten en un callejón sin salida ante la política penitenciaria del Gobierno. Mantienen sus reticencias a la 'vía Nanclares', pero tampoco ven otra solución a su situación.
Según ha sabido El Confidencial Digital, una gran parte de los presos de ETA llevan desde el último trimestre del año pasado sin aceptar ningún tipo de visita o reunión con agentes de la Policía y la Guardia Civil pertenecientes a Servicios de Información, que envía el Gobierno a las cárceles para pulsar la opinión de los terroristas internos sobre la ‘vía Nanclares’.
Los reos han adoptado esta postura porque, según ellos, “el Gobierno filtra algunas de nuestras declaraciones a la prensa con el único objetivo de colgarse la medalla con aquellos que optan por entrar en el juego de reconocer el daño causado para obtener beneficios penitenciarios”.
Sólo un 10% apuesta por la ‘vía Nanclares’
Pese al silencio pactado por los presos, los técnicos de Instituciones Penitenciarias han elaborado un análisis sobre el actual sentir de los terroristas encarcelados, así como su postura sobre la ‘vía Nanclares’, el proyecto de inserción ofrecido por el Gobierno a aquellos que reconozcan el daño cometido y se alejen de la banda.
Según las fuentes consultadas por ECD, de los 656 internos pertenecientes a ETA, un 30% rechaza la 'vía Nanclares' y un 10% ya ha iniciado trámites para acogerse a ella.
El 60% restante "está en zona de nadie, no quiere alinearse con ninguna asociación de presos, y no ve solución a su situación. Están claramente desmotivados".
No se fían de Otegi
Además, los técnicos de Instituciones Penitenciarias a los que ha tenido acceso este confidencial apuntan a que el liderazgo de Arnaldo Otegi dentro del colectivo de presos también ha decaído.
La decisión de Sortu de reservarle la secretaría general de la coalición abertzale le ha puesto a la mayoría de los presos en su contra: “Le consideran un traidor por buscarse una salida de la cárcel a través de la política, y dejar ‘tirados’ a sus compañeros”
Además, la última huelga de hambre, impulsada por él, para forzar la excarcelación de Bolinaga, uno de los secuestradores de Ortega Lara, apenas tuvo seguimiento: “Cada vez hay menos presos que le sigan y sus campañas tienen menos repercusión a nivel interno”.
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