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Ecumenismo y otras religiones

El Papa presenta a santo Tomás de Aquino como maestro del diálogo entre religiones

El Papa presenta a santo Tomás de Aquino como maestro del diálogo entre religiones

En la fiesta del «doctor angélico»

 

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 28 enero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI presentó este domingo a santo Tomás de Aquino, uno de los filósofos y teólogos más grandes de todos los tiempos, como «maestro» para el diálogo entre culturas y religiones.

 

En la fiesta del «doctor angélico», que falleció en el año 1274, autor de la Suma Teológica, el pontífice presentó su figura en un contexto internacional en el que algunos ven la amenaza de un «choque de civilizaciones».

 

«Con una sabiduría de amplias miras, santo Tomás de Aquino logró instaurar una confrontación fecunda con el pensamiento árabe y judío de su tiempo, de manera que es considerado como un maestro siempre actual de diálogo con las demás culturas y religiones», aclaró al rezar la oración mariana del Ángelus.

 

«Supo presentar esa admirable síntesis cristiana entre razón y fe --añadió el obispo de Roma-- que para la civilización occidental representa un patrimonio precioso, al que se puede recurrir también hoy para dialogar eficazmente con las grandes tradiciones culturales y religiosas del este y del sur del mundo».

 

«Según el pensamiento de santo Tomás», siguió aclarando el Papa, «la razón humana, por así decir, «respira», es decir, se mueve en un horizonte amplio, abierto, en el que puede experimentar lo mejor de sí misma. Sin embargo, cuando el hombre se limita a pensar sólo en objetos materiales y experimentables, se cierra a los grandes interrogantes de la vida, sobre sí mismo y sobre Dios, se empobrece».

 

Benedicto XVI pidió oraciones «para que los cristianos, especialmente los que se mueven en el ámbito académico y cultural, sepan expresar el carácter razonable de su fe y testimoniarlo con un diálogo inspirado por el amor».

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En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá

En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá Este gobierno tiene una capacidad casi infinita de sorprendernos desagradablemente. Ahora, el ministro de exteriores, Moratinos, aprovechando que le corresponderá la presidencia de turno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), está dispuesto a convocar una reunión de este alto organismo precisamente en Córdoba para plantear la islamofobia que, de acuerdo con su análisis, se está extendiendo de una manera grave en Europa.

 

Diversas cuestiones chocan del planteamiento del gobierno Zapatero que ya ha comportado el malestar del gobierno de Israel. Una es la prioridad otorgada al tema. Seguro que hay problemas con el Islam en Europa, como también los hay con otras minorías como, para citar una de toda la vida, los propios gitanos.

 

Por otra parte es un hecho obvio que esta reacción injustificada contra lo islámico no tiene el mismo peso en todos los lugares. Así, salta a la vista que lo que sucede en España y en Holanda se parece como un huevo a una castaña, que comparten una cierta naturaleza de esfericidad y poca cosa más.

 

Por esto sorprende tanto que el lugar elegido sea España, y además Córdoba. Puestos a tratar este tema con la prioridad que le otorga Moratinos quizás hubiera sido más adecuado escoger Ámsterdam, Copenhague, o cualquier ciudad alemana, porque ahí seguramente podría haber servido para crear un mejor clima para los musulmanes.

 

En el caso de Córdoba solo contribuye a generar confusión porque coincide su iniciativa con el planteamiento deliberadamente confesionario, de un pequeño sector islamista, el de la Junta Islámica de poder rezar en la Catedral. Una iniciativa que han criticado, como ya informó ForumLibertas, amplios sectores musulmanes.

 

En este caso, el Islam coherente y la Iglesia coinciden una vez más en rechazar la confusión religiosa y predicar la convivencia fructífera que no consiste en andar mezclados a la hora de dirigirse a Dios, sino de hacer posible que la Catedral y la Mezquita vivan en alegría una al lado de la otra. Solo sabiendo que es uno puede aceptar plenamente la diferencia del otro y reconocerlo en todo su valor.

 

Precisamente, el fanatismo laicista de la exclusión religiosa, que ya se ha transformado en exclusión cultural, radica en que reniega del pluralismo de la sociedad definiéndola como laica.

 

La inoportunidad de Moratinos con Córdoba invalida el más elemental sentido de la diplomacia y explica una vez más por qué desde el inicio de la transición, y ya han pasado años, sea el actual, el periodo en que España tiene un papel más marginal en el concierto de los estados. A mayor crecimiento económico menor peso en la política del mundo. Este es un mérito de Moratinos y una responsabilidad de Zapatero.

 

Y la Catedral y la Mezquita también dicen algo más. Algo que debería preocupar a quien va a presidir un organismo que vela por la seguridad y la cooperación en Europa. No se puede tratar de la islamofobia sin a su vez plantearse dos grandes cuestiones.

 

Primera: que en bastantes países no hay tanto un problema religioso como social y económico. Los conflictos de la banlieu francesa son ante todo conflictos sociales. Que después se tiñan de religión o de verde índigo es puro oportunismo de algunos.

 

Y la otra gran cuestión es que existen países musulmanes donde las otras religiones y en particular el cristianismo son perseguidas, donde no existe la más mínima libertad religiosa, e incluso en algunos casos el hecho de predicar a Cristo comporta la cárcel o la muerte. En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá, y eso Moratinos debería saberlo.

 

Editorial de Forum Libertas, 12 de enerode 2007

Wahabíes y salafistas en Córdoba

Wahabíes y salafistas en Córdoba

Las preocupantes informaciones sobre los proyectos islámicos para recrear en Córdoba una meca europea han de ponernos sobre aviso de las cartas que se van a jugar en la capital andaluza, puerta de entrada en la UE a estos efectos. Una de las batallas importantes, en esta confrontación como en cualquier otra, es la del idioma.

 

Los más férreos enemigos de la democracia liberal saben de la superioridad intelectual de ese sistema de libertades. Por ello juegan siempre con circunloquios lingüísticos para intentar llegar a su objetivo. Sucedía ya con los comunistas, que -según el escenario- preferían denominarse «progresistas», «socialistas reales», «fuerzas de vanguardia» y memeces varias con las que intentar disfrazar su verdadera condición. Algo similar ocurre ahora con los wahabíes que promueven el islam más ortodoxo como religión única en toda tierra que en algún momento de la historia hubiera sido hollado por los seguidores del Corán. E intentan llevarlo adelante por la fuerza. El historial de violencia de los wahabíes para con otros musulmanes es tan notorio que son muchos los que sienten un profundo rechazo hacia esa división del islam. De ahí que, como ha explicado Stephen Schwartz en «The Weekly Standard», los wahabíes promuevan su expansión en muchas áreas bajo la bandera del salafismo. Los salafistas fueron las primeras generaciones de píos académicos musulmanes surgidos en torno a la muerte del profeta. Y más tarde, en el siglo XIX, se dio ese nombre a un grupo de reformistas islámicos que querían simplificar y modernizar su religión rechazando la violencia.

 

Estamos ante un problema de una trascendencia suficientemente grave como para ocultar su verdadero origen. Cada día oímos hablar de los «insurgentes» que asesinan a decenas de iraquíes. Nadie aclara por qué no son terroristas. Los mentores ideológicos de buena parte de esos terroristas han puesto ahora su mirada y su dinero en Córdoba. Sigamos con circunloquios, miremos para otro lado y no llamemos a las cosas por su nombre. Veremos.

 

Ramón Pérez Maura, ABC, 27/12/2006

 

Islam providencial

Islam providencial

Sorprendentemente, la penetración del islam en Europa inocula ideas laicistas en muchos cristianos sinceros. No obstante, es posible que una reflexión sobre el sentido histórico del mahometismo nos depare una sorpresa mayor.

El 5% de los europeos es musulmán. La cifra se ha triplicado en los últimos treinta años, y pasará del 10% en 2020. ¿Cuál es la actitud de los cristianos ante este fenómeno? Algunos ven en el islam un enriquecimiento del multiculturalismo europeo; así los sindicatos cristianos de Holanda, cuya propuesta de sustituir el Lunes de Pascua por la “fiesta del azúcar” mahometana está muy cerca del relativismo secularista. Otros cristianos defienden el control político sobre el islam -al estilo del Consejo Francés de culto Musulmán creado por el católico Sarkozy-, adhiriéndose de este modo al principio laicista de subordinación de la religión al Estado. Finalmente, muchos cristianos apoyan la prohibición del pañuelo islámico en la escuela pública, junto a otras restricciones de la libertad religiosa afines al secularismo. En definitiva, por temor al empuje del islam no pocos cristianos se entregan -quizá sin saberlo- al credo laicista.

 

 

Esta reacción cristiana hacia el mahometismo es novedosa. Hasta hoy, como atinó J.G. Herder, Europa había considerado el islam como “la intriga secundaria en la historia de la cultura europea”. Lo explicó bien hace unos años el arzobispo de Granada, Javier Martínez, en la Real Academia de Historia: “el islam es para el mundo cristiano, desde sus orígenes, una «pro-vocación» y una vocación; una acusación y, al mismo tiempo, un desafío; el reto permanente a una purificación de su identidad”. Sorprende, por tanto, comprobar que donde hoy muchos cristianos encuentran una excusa para abandonar la fe, durante doce siglos hallasen motivos para acendrarla.

 

 

Efectivamente, no es la primera vez que el islam se lanza sobre Europa. Lo hizo físicamente desde el s.VIII, cuando el Mediterráneo casi fue lago de califas. Lo hizo espiritualmente en el s.XIII, cuando Averroes anegó las cátedras europeas. Pero Europa era la Cristiandad, y tenía una buena noticia que comunicar. Por eso Santo Tomás de Aquino derrotó en París al averroísmo y sublimó en las Sumas la filosofía católica. Se crearon colegios de lenguas orientales para evangelizar a los sarracenos. San Francisco de Asís se plantó en Egipto y predicó en la tienda del sultán. Raimundo Lulio soñó la conversión del islam, y pasó varias veces a Túnez hasta morir apaleado por predicar a los moros. Por consiguiente, parece que el islam contribuyó providencialmente a la perfección del cristianismo; y cuando se recuperó lo arrebatado, el entusiasmo cristiano cruzó los océanos y llevó la fe a nuevos continentes.

 

 

Hoy Europa no es la Cristiandad, sino Occidente, nombre de ocaso. Hoy el secularismo no es el remedio, sino la enfermedad que ha dejado a Europa tuerta y tullida. Hoy el cristianismo, la buena nueva, es para muchos inerte tradición cultural. Pero hoy, pronto, será Navidad, y nos nacerá Cristo de nuevo, y verán los ciegos y andarán los cojos, y Europa dirá con Raimundo Lulio: “He aprendido el árabe; he viajado muchas veces para predicar a los sarracenos. Detenido, encarcelado y azotado por la fe. Ahora soy viejo, ahora soy pobre; pero no he cambiado de propósito y permaneceré en el mismo, si el Señor me lo concede, hasta la muerte”. Y hoy el islam regresará a Europa para que lo evangelicemos de nuevo.

 

 

 

 

Publicado por Guillermo Elizalde Monroset el 15-12-2006 en www.fundacionburke.org

Llega a Roma exposición sobre el resurgimiento espiritual en Rusia

Llega a Roma exposición sobre el resurgimiento espiritual en Rusia


MOSCÚ, lunes, 11 diciembre 2006 (ZENIT.org).-Los habitantes y turistas de la ciudad de Roma podrán visitar a partir del próximo 12 de diciembre, la exposición titulada «La Iglesia y el renacimiento espiritual en Rusia», que acogerá a sus visitantes en el Museo del Corso, de la capital italiana.

La muestra está organizada por el Consejo Editorial y el Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia ortodoxa rusa, con el patrocinio de la «Asociación Internacional Sofía» y la empresa «Urengoigaz», subsidiaria de «Gazprom».

En ella se exhibirá un archivo fotográfico único del Consejo Editorial de la Iglesia ortodoxa rusa, de las agencias informativas «RIA», «ITAR-TASS» y «Reuters», así como de los diarios «Trud» y «Kommersant», con el que se puede apreciar la apertura al culto y construcción de los templos ortodoxos, actividades de las escuelas dominicales e imágenes relacionadas al resurgimiento de la vida espiritual.

La exposición incluye también iconos, libros y objetos artísticos religiosos de la Iglesia ortodoxa rusa, que tienen como fin no sólo informar a la comunidad internacional de lo sucedido con la espiritualidad rusa ortodoxa, sino de dar a conocer lo que es esta confesión y establecer y desarrollar contacto con los compatriotas ortodoxos en Italia y los cristianos de este país.

«Por un lado hay gente que acoge muy bien a la Iglesia ortodoxa, muchos que son «amantes» de los iconos rusos, del arte, del pensamiento, la filosofía y en sí, de la cultura rusa», explicó en la conferencia de prensa concedida el 6 de diciembre en Moscú por el obispo Egorevski Mark, vicepresidente del Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia ortodoxa rusa.

«Por otro lado existe también una percepción extraña acerca de lo que es la ortodoxia: una religión incomprensible. Ortodoxos, ¿qué son? ¿Son también cristianos? Y esto por falta de información», explica el obispo.

Por lo anterior, los organizadores señalaron que durante la exposición habrá permanentemente clérigos ortodoxos para responder a las dudas y preguntas de los visitantes.

La inauguración de la muestra se ha hecho coincidir con la fiesta patronal del primer templo existente en Roma de la Iglesia ortodoxa rusa dedicado a Santa Catalina y a cuya biblioteca el Patriarcado de Moscú entregará una serie de libros religiosos, históricos, educativos y de literatura en general.

Sin embargo, el presidente del Consejo Editorial de la Iglesia ortodoxa rusa, arcipreste Vladimir Cilovev, ha hecho notar que la muestra es de vital importancia para la relación ortodoxa-católica dado que cuando en la línea oficial existen dificultades, mayor importancia toma el intercambio cultural y la comunicación a través de la sociedad civil.

Por su parte el obispo Egorevski Mark recalcó que «aunque se habla de las dificultades en la relación entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia católica, el diálogo y el contacto entre ambas se desarrolla intensamente».

Tanto el Patriarcado de Moscú, la jerarquía ortodoxa y los sacerdotes mantienen «excelentes y cálidas relaciones» con muchos representantes de la Iglesia católica que, en algunos casos, pueden calificarse de «maravillosas»».

«Nosotros llamamos a la Iglesia católica: Iglesia hermana y, a los católicos: hermanos en Cristo», recalcó.

La exposición «La Iglesia y el renacimiento espiritual en Rusia» ha sido presentada con gran éxito en la iglesia de «Jesucristo Salvador» en Moscú y en las oficinas de la UNESCO en París. Dado que está pensada para los países de tradición cristiana, no piensa exhibirse en lugares donde los cristianos no sean una parte considerable de la población. De tener éxito en Roma, podría presentarse en Atenas.

Cabe resaltar que así como se presenta esta exposición en Roma, el obispo Egorevski Mark consideró que una similar sería de gran utilidad para los cristianos ortodoxos, quienes podrían obtener información de la vida de la Iglesia católica y de los problemas de los cristianos de Europa occidental.
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Ataques contra las religiones organizadas

Ataques contra las religiones organizadas


La religión en la encrucijada

LONDRES, domingo, 3, diciembre 2006 (ZENIT.org).- La religión organizada está recibiendo duras críticas. El cantante inglés Elton John afirmaba que la religión convierte a la gente en «odiosos roedores». También la acusaba de falta de compasión. Sus comentarios fueron recogidos en una entrevista concedida a la revista de música mensual del periódico Observer, publicada el 12 de noviembre.

Las críticas de la vieja estrella del pop tuvieron como base la forma en que la religión trata la homosexualidad. «Creo que la religión siempre ha intentado fomentar el odio hacia los gays», afirmaba.

Este punto de vista lo comparten otros muchos. En Estados Unidos, el programa de entrevistas de Rosie O’Donnell comparó el cristianismo al Islam radical. Su ataque, en un programa en octubre de difusión nacional, no fue bien recibido, según una nota de prensa del 13 de noviembre del Barna Group de California.

Una encuesta a nivel nacional llevada a cabo por esta organización descubrió que, aunque pocos norteamericanos desafiarían el derecho de O’Donnell a hacer este tipo de declaraciones, sólo unos pocos comparten sus puntos de vista.

Al otro lado del Pacífico, Pamela Bone, escribiendo en el periódico Australian el 15 de agosto, se regocijaba por los datos que, según ella, muestran que «en casi todas las democracias liberales prósperas, es fuerte el ateísmo».

Bone acusaba a la religión de ser «responsable directamente de incontables conflictos mundiales, que han dado como resultado las pérdida de millones de vidas humanas». La religión hoy todavía es un peligro, sostenía: «La verdad es que ahora es demasiado peligroso que se de a la religión el estatus especial que siempre ha tenido».

Bone añadía: «La mejor esperanza para un mundo menos religioso y así más seguro es que la religión – toda religión – se abra al examen racional y riguroso y a las críticas, y así, al ridículo».

En Canadá, el escritor Christopher Hitchens explicaba recientemente por qué «odia la religión», informaba el National Post el 18 de noviembre. Hablando en la Universidad de Toronto, Hitchens declaraba que odia el Islam porque exhibe un «horrible trío de odio a uno mismo, autosuficiencia y compasión por uno mismo», mientras hace un «culto a la muerte, al suicidio y al asesinato».

También odia al judaísmo, porque conduce al cristianismo. Su punto de vista negativo sobre el cristianismo es bien conocido, especialmente tras sus infames ataques contra la Madre Teresa de Calcuta en los años noventa.

Tras hacer públicos sus múltiples odios, Hitchens declaraba: «Estoy absolutamente convencido de que la principal fuente de odio en el mundo es la religión».

Libros antirreligiosos
Durante su conferencia en Toronto, Hitchens dio algunos detalles de su próximo libro, «Dios no es Grande». El libro, afirmaba, es «un juicio general contra la religión».

Los libros antirreligiosos están de moda estos días. El escritor norteamericano Sam Harris acaba de publicar una breve secuela (112 páginas) a su libro de 2004, «The End of Faith» (El Fin de la Fe). En una reciente presentación en la Biblioteca Pública de Nueva York, Harris condenaba al Dios del Antiguo Testamento, además de al del Nuevo Testamento, «comparando la historia de Jesús a un cuento de hadas», informaba el 26 de octubre el Washington Post.

Aprovechando la ocasión Harris también atacó el Corán, calificándolo de «manifiesto para la desunión religiosa».

Según el Washington Post, «The End of Faith» ha vendido más de 270.000 ejemplares. En su libro, Harris describía a la religión como «un matrimonio desesperado entre la esperanza y la ignorancia». También acusaba a la religión de promover la intolerancia. Pero su discurso no se limitaba a los grupos extremistas. «Uno de los temas centrales de este libro», declaraba Harris en el capítulo introductorio, «... es que los moderados religiosos son los mismos que portan un terrible dogma».

En un curioso uso de la terminología religiosa, Harris concluía el libro describiendo la fe como «la obra maestra del diablo». El libro también aboga por una campaña sostenida contra la religión, y la fe en general: «Debemos encontrar el camino a una época en la que la fe, sin evidencias, deshonre a cualquier persona que la mantenga».

El escritor británico Richard Dawkins también publicaba recientemente un libro denigrando a la religión, «The God Delusión» (La Desilusión de Dios). Dawkins es bien conocido por su hostilidad contra la religión. «El celebrado ateo y sumo sacerdote de la ciencia popular» es cómo lo describía una recensión del libro en el periódico Observer el 29 de octubre.

Dawkins no se limita a publicar. El Sunday Times informaba el 19 de noviembre de que planea crear una entidad sin ánimo de lucro que subvencione la publicación de materiales educativos para su distribución en las escuelas.

Su organización, según el artículo, intentará también desviar las donaciones de las manos de los «misioneros» y de las organizaciones de caridad de la Iglesia. Su fundación, que está en proceso de ser registrada en el Reino Unido y Estados Unidos, tendrá una base de datos de organizaciones de caridad libres de la «contaminación de la Iglesia».

El artículo del Times citaba la preocupación del clérigo anglicano, John Hall, deán de Westminster. Hall criticaba el proyecto como no basado en un argumento de peso.

Dawkins y otros críticos de la religión suelen recibir críticas por su visión superficial de la religión. Así lo expresaba recientemente el padre verbita Vincent Twomey, profesor retirado de teología moral en el St. Patrick’s College de Maynooth, Irlanda. En fechas recientes tomó parte en un debate en la College Historical Society del Trinity College de Dublín, sobre el tema «Bloquea la Religión el Progreso».

«Dejando a un lado la crasa vulgaridad de algunos estudiantes oradores, lo que me chocó más fue la aparente ignorancia de muchos oradores sobre lo que constituye la religión en general y el catolicismo y el cristianismo en particular», observaba el padre Twomey escribiendo en el Irish Times el 13 de noviembre.

Muchas cosas que hoy en día se dan por logradas – la educación, los hospitales, la misma noción de persona, la distinción en lo sagrado y lo secular – deben su origen a la inspiración cristiana. «La amnesia cultural es una peligrosa enfermedad para cualquier sociedad», observaba.

Mostrar el tesoro
Aunque no se refería de forma específica a estos últimos ataques, Benedicto XVI tocó recientemente el tema de cómo se presenta a la religión como una fuerza negativa. «Con mucha frecuencia el testimonio de la Iglesia, que va contracorriente, es mal interpretado, como algo retrasado y negativo en la sociedad actual», comentaba el 28 de octubre a los obispos irlandeses en visita «ad limina» al Vaticano.

Lo que la Iglesia necesita hacer en estas circunstancias, recomendaba el Papa es actuar como el hombre sabio que saca de sus arcas «lo nuevo y lo viejo» (Mateo 13:52). De esta forma cada fiel será capaz de discernir lo que la sociedad de hoy le ofrece. «Ayudadle a reconocer la incapacidad de la cultura secular y materialista de dar satisfacción y alegría auténticas», continuaba el Santo Padre. «Sed audaces hablándole de la alegría que implica seguir a Cristo y vivir de acuerdo con sus mandamientos».

Además, aunque es necesario que los obispos adviertan contra los males que nos rodean, «debemos corregir la idea de que el catolicismo no es más que ‘una serie de prohibiciones’», indicaba Benedicto XVI. Para lograrlo se debe formular la enseñanza de la Iglesia de forma que comunique «la fuerza liberadora del Evangelio».

El Evangelio es bueno para la sociedad, sostenía el Papa en su discurso del 28 de septiembre al nuevo embajador alemán ante la Santa Sede. Comentando la favorable acogida del pueblo alemán en su visita pastoral reciente, Benedicto XVI observaba: «Cuando la sociedad crece y las personas se fortalecen en el bien gracias al mensaje de fe, también se beneficia la convivencia social y los ciudadanos incrementan su disponibilidad para asumir responsabilidades en beneficio del bien común».

La Iglesia no impone este mensaje, y de ahí que la fe exista en el contexto de la tolerancia. «La tolerancia nunca debe confundirse con la indiferencia, porque cualquier forma de indiferencia es radicalmente contraria al profundo interés cristiano por el hombre y por su salvación», apuntaba el pontífice.

Una aclaración para explicar que la Iglesia no se dejará intimidar por quienes esperan que guarde silencio.

Por el padre John Flynn
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Las condiciones del diálogo interreligioso con los musulmanes

Las condiciones del diálogo interreligioso con los musulmanes


Habla la teóloga católica Ilaria Morali

ANKARA, martes, 28 noviembre 2006 (ZENIT.org).- La teóloga Ilaria Morali participa anualmente en encuentros de diálogo interreligioso en Turquía, donde explica a sus colegas y estudiantes musulmanes las bases del cristianismo.

En esta entrevista concedida a Zenit, comenta los puntos de intercambio con los intelectuales musulmanes sobre la fe y el diálogo interreligioso.

Ilaria Morali, desde hace diez años profesora de Teología Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, participa activamente en la promoción del diálogo interreligioso en Turquía, en colaboración del experto en islam, el padre Maurice Bormanns, manteniendo fecundas relaciones científicas con docentes de Teología Islámica de Konya, Samsun y Estambul.

--Usted acaba de regresar de Turquía. En el mundo intelectual en el que se ha movido, ¿qué ambiente ha podido percibir respecto a la visita del Papa?

--Morali: Las noticias de estos días ciertamente muestran que hay dificultades objetivas, sobre todo entre la gente corriente y entre los movimientos más alineados.

Sin duda, a este clima ha contribuido la oleada mediática propagada tras el discurso de Ratisbona [el 12 de septiembre pasado]. Esta a su vez ha suscitado una oleada emotiva, antes de que se hiciera evidente el sentido de las palabras del Santo Padre o de que hubiera tiempo de releer el contenido.

Y esta oleada emotiva ha rozado también a los ambientes intelectuales, que quizá no están totalmente habituados al nuevo estilo de papado inaugurado por Benedicto XVI.

En mis diálogos sin embargo he podido constatar que, más allá de una aparente desconfianza, hay un gran interés por este Papa. Ha provocado un positivo salto de calidad en el diálogo islámico-cristiano, mostrando que la confrontación, si quiere ser verdadera, no debe tener miedo de tocar también puntos controvertidos o incómodos para ambas partes.

--¿Benedicto XVI ha instituido una nueva manera de dialogar con el Islam?

--Morali: Por lo que yo he podido comprender en Estambul, hablando con algunos colegas musulmanes, me he dado cuenta de que no se imaginaban que pudiera haber un modo diverso de dialogar diferente al de Juan Pablo II.

Pensaban que era el único registro posible para una comunicación, mientras que era necesario dar un paso para una maduración ulterior en el intercambio.

Y este paso, como toda novedad, ha comportado un reasentamiento de los equilibrios y la creación de nuevas premisas para trasladar el diálogo desde los gestos a la confrontación intelectual, viva y difícil, afrontando los problemas e implicando más directamente al mundo de los intelectuales moderados, dándoles una extraordinaria oportunidad de emerger y participar con más valentía en el intercambio.

Un colega musulmán, durante nuestro encuentro, afirmaba que «diálogo» se ha convertido en una expresión que ha sufrido una inflación, pues se usa sin venir a cuento.

En efecto, se ha perdido totalmente el sentido de lo que la Iglesia católica con Pablo VI quiso decir y hacer hablando de ello por primera vez en la «Ecclesiam Suam».

Y me parece verdadera la afirmación de mi colega. Muchos católicos han perdido el sentido exacto que el Magisterio atribuye al diálogo y han reducido su valor pensando y haciendo pensar también a los musulmanes que éste debería expresarse sustancialmente con gestos de amistad y solidaridad, evitando una confrontación serena pero difícil incluso sobre puntos dolorosos.

--Pero el diálogo no puede reducirse a temas teológicos y puntos «dolorosos», como usted dice.

--Morali: El diálogo no se improvisa y además es equivocado concebirlo en abstracto, como muchas veces se piensa, como «diálogo entre la religiones».

En realidad es un diálogo entre personas concretas, pequeños grupos. Como toda dinámica interpersonal, implica una progresión, un crecimiento. Así también el encuentro entre miembros de religiones diversas supone un camino y etapas valerosas.

Por ello, estoy convencida y lo he dicho a algunos amigos musulmanes de Estambul que, gracias a esta visita papal no sólo conocerán un rostro nuevo de papado, sino que el enfoque inédito de Benedicto XVI les llevará a implicarse bastante más en el intercambio y en la reflexión que antes.

--¿Qué percepción ha tenido de la situación de los cristianos en Turquía?

--Morali: Ciertamente he percibido un gran sufrimiento, en parte como legado de discriminaciones y persecuciones padecidas en un pasado no demasiado lejano, y en parte debido a la situación de dispersión y fragmentación de las mismas comunidades cristianas.

El asesinato del padre Andrea es
] sacerdote italiano asesinado en Turquía el 5 de febrero de 2006[Santoro seguramente el signo de que existen peligros objetivos a los que se exponen sobre todo las personas más comprometidas.

El islam turco, como alguno me explicaba, no es sólo el de las grandes ciudades como Estambul, que se parece cada vez más a una metrópolis occidental, sino también el de los campos aislados, pequeñas aldeas, formaciones extremistas.

Nosotros hacemos simplificaciones demasiadas veces pensando que el islam es un hecho unitario, pero como explican mis amigos turcos, en este país el islam se compone de mucha realidades.

Por otra parte, precisamente diálogos como los de Estambul que se celebran bajo el patrocinio de la Universidad Marmara de Estambul, muestran un cambio de clima.

Voy a poner ejemplos para confirmar lo que estoy diciendo: el año pasado fui a visitar el Centro de Estudios Islámicos de Estambul, en especial la biblioteca. Pues bien, mis amigos turcos me enseñaron con justo orgullo el sector que han dedicado a los libros cristianos. Lo han instalado a propósito para dar la posibilidad a los estudiantes musulmanes de ir directamente a las fuentes cristianas para conocer nuestra tradición de fe y nuestra historia.

He examinado los estantes y he podido percibir cuánto cuidado han puesto en la búsqueda de estos libros. Ellos me confiaban sin embargo la dificultad de encontrar en las editoriales católicas libros efectivamente fiables que den una visión objetiva de la doctrina y de la historia cristiana. Les di la razón, constatando la escasa calidad de algunas publicaciones editadas por las editoriales católicas, a veces más proclives a publicar libros de teología relativista que de sana teología católica.

Sé que un colega musulmán ha traducido al turco la encíclica «Fides et Ratio» y se ha encargado de la publicación. Esta iniciativa no beneficiará sólo a los estudiantes de teología comparada sino también a los mismos cristianos que no tienen ciertamente los medios y las fuerzas para emprender semejantes iniciativas.

--¿Cómo vive el acercamiento a los musulmanes turcos?

--Morali: Como teóloga dogmática tengo que decir a los cristianos que quieran aventurarse en el diálogo interreligioso que la condición necesaria para un intercambio es evitar cualquier improvisación.

Yo no soy profesora especializada en islam y mis interlocutores lo saben, de manera que en mis exposiciones presento simplemente la doctrina católica, dejando luego al padre Maurice Bormanns las implicaciones para el islam.

Mis comunicaciones son apreciadas porque hablo con extrema franqueza de mi fe sin esperar que mis interlocutores estén de acuerdo conmigo.

Los encuentros de Estambul exigen de cada uno de los participantes una larga preparación. Por mi parte, trabajo dialogando mucho con el padre Bormanns para poder elaborar mis intervenciones desde una perspectiva que puede resultar de mayor interés para mis interlocutores. Muchas veces mis conferencias son la base para un diálogo que el padre Bormanns, con su gran competencia, realiza estableciendo comparaciones y paralelismos o, por ejemplo, citando autores.

De este modo, el dogmático católico y el experto en islam católico se convierten en actores de un diálogo muy profundo.

Así he podido constatar, entre otras cosas, la superficialidad de algunos enfoques que hoy se ven dentro del mundo católico, cuando se habla de diálogo entre las religiones, como si una religión fuera igual a otra, o cuando se organizan «iniciativas de diálogo» sin tener una preparación adecuada, ni en materia de fe católica ni en la tradición de nuestro interlocutor.

--¿Por qué es tan crítica con algunas formas de diálogo interreligioso?

--Morali: Recuerdo que el año pasado, en el momento del intercambio con la asamblea, una persona del público me preguntó si al menos podía aceptar que Mahoma fue el último de los profetas y el más grande. Dirigiéndome a un público compuesto de musulmanes, antes de responder, le pregunté a mi vez: «Si yo hiciera una pregunta análoga sobre Jesucristo, por ejemplo pidiendo a un profesor musulmán que admita al menos que Jesucristo es tan grande como Mahoma, ¿considerarían que es un buen musulmán si, por complacerme, me diera la razón? Ustedes preferirían --creo yo-- que fuera coherente con su fe incluso a costa de disgustarme con su respuesta. Pienso que ustedes quieren de mí una respuesta como mujer católica y no apreciarían una respuesta de componenda para complacerles. No me considerarían una buena cristiana católica. Por ello les respondo como cualquier católico debería responder: con sinceridad y serenidad».

Recuerdo que este razonamiento tocó cuerdas profundas en mis colegas musulmanes que me manifestaron un gran aprecio por la sinceridad y transparencia demostrada, y también por mi valor al darles una respuesta que ciertamente no era totalmente aceptable para un musulmán.

Un profesor me dijo: «doctora Morali, nosotros queremos dialogar con católicos de verdad, no con católicos a medias, aunque esto sea ciertamente bastante más difícil. Siga así, por favor».
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Papa Pío XII: «Debes sentirte orgulloso de ser judío»

Papa Pío XII: «Debes sentirte orgulloso de ser judío»


Descubierto el testimonio de un joven judío publicado en 1944

ROMA, jueves, 16 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Un artículo publicado el 28 de abril de 1944 por un joven judío en «The Palestine Post», convertido a partir de 1950 en «The Jerusalem Post» (el diario israelí más importante y difundido), demuestra el aprecio de Pío XII por el «pueblo elegido».

En el artículo, publicado en la página seis de la citada edición, con el título «Una Audiencia papal en tiempo de guerra», y firmado «Por un refugiado» (al pie se dice que el autor del artículo llegó a Palestina en la nave de refugiados «Nyassa»), el escritor relata que en otoño de 1941 fue recibido, junto a otros judíos, en audiencia por el Papa Pío XII.

Cuando el Santo Padre se le acercó, el joven reveló haber nacido en Alemania pero ser judío, y el Papa le respondió: «Dime, hijo, ¿qué puedo hacer por ti?».

El joven judío contó al Papa el naufragio de los judíos refugiados que fueron salvados por una nave italiana en el mar Egeo y hechos prisioneros en un campo en una isla local. El pontífice escuchó atentamente y se preocupó de la situación física y sanitaria de los judíos hechos prisioneros.

Según el artículo, a continuación Pío XII le dijo: «Has hecho bien en venir aquí a contarme esta historia, ya estaba informado al respecto. Ven mañana con un informe escrito y entrégalo a la Secretaría de Estado, que se encargará de la cuestión. Pero ahora, respecto a ti, hijo, eres un joven judío. Sé bien lo que esto significa y espero que tú estés siempre orgulloso de ser judío».

A continuación, el autor del artículo subraya que el pontífice alzó la voz de manera que todos en la sala pudieran escucharlo claramente: «Hijo, aquello de lo que eres merecedor sólo el Señor lo sabe, pero créeme, ¡tú tienes la misma dignidad de cualquier otro ser humano que vive en nuestra tierra! Y ahora, mi querido amigo judío, ve con la protección de Dios, y no olvides nunca de sentirte orgulloso de ser judío».

Relata el autor del artículo que, tras esta declaración hecha en alta voz, el Papa alzó la mano para darle la acostumbrada bendición pero «se detuvo, sonrió, y con los dedos me tocó la cabeza y me invitó a levantarme», dado que estaba arrodillado.

Pío XII pronunció estas palabras en el curso de una audiencia en la que estaban presentes cardenales, obispos y también un grupo de soldados alemanes.

Este importante testimonio ha sido descubierto en el Archivo de la Universidad de Tel Aviv por William Doino, colaborador de la revista estadounidense «Inside the Vatican» y autor de una bibliografía razonada en el libro «The Pius War: Responses to the Critics of Pius XII» (La guerra de Pío: Respuestas a las críticas a Pío XII), en 2004, de Lexington Books.

Según William Doino, «este testimonio es relevante porque muestra la atención y el gran amor con el que el pontífice miraba a los judíos, además de reafirmar el rechazo de las teorías raciales nazis que señalaban a los judíos como los últimos de la tierra».

Sobre este asunto, William Doino publicará en el número de diciembre de «Inside The Vatican» una información completa sobre la copia original de «The Jerusalem Post».
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