Empieza la marea facha
Pudo, por fin, celebrarse el encuentro entre Arnaldo Otegi Patxi López, o sea, Batasuna y el PSE-PSOE. Y a los de la fachongada les daban como ahogos. En “La gaceta”, el habitual Alejandro Muñoz Alonso mostraba su desolación, su abatimiento, su dolor de tripas, en definitiva:«La realidad, no por triste menos palmaria, es que está en marcha un proceso, pero no de paz sino de desmantelamiento del orden constitucional de 1978.
Primero fue el infecto Estatuto catalán y ahora es la negociación con la banda terrorista ETA que incluye legalización de Batasuna-ETA, liberación de los asesinos encarcelados, anschluss o anexión de Navarra y, finalmente, la autodeterminación. Esa es la agenda de ETA, cuya aceptación por el Gobierno, como materia de negociación, ofrece pocas dudas.
¿Se explicaría, en otro caso, el impúdico alborozo de los batasunos? ¿Alguien cree que si el mensaje del Gobierno hubiera sido ‘nos reunimos con vosotros para que os disolváis’ nos habría obsequiado esta gentuza con su obscena euforia?». No podía esperarse menos del editorialista de “La Razón” que se ponía en plan demoscópico y nos decía lo que pensamos:«Es evidente que a la mayoría de la sociedad le resbalan los galimatías jurídicos y políticos puestos en circulación para ocultar la verdadera naturaleza de los hechos, esto es, negociar con Batasuna y con ETA en dos mesas distintas.
Lo que le preocupa al ciudadano es que esa negociación se haya planteado de igual a igual, poniendo al mismo nivel al Gobierno de un Estado de Derecho y a una banda que ha asesinado a más de ochocientas personas. Lo que irrita a la opinión pública no es la comedia de enredo puesta en escena, sino que se le dé el papel protagonista a quienes no han ofrecido una sola muestra de repudio a la violencia y de conversión democrática.
Lo que indigna, en fin, al hombre de la calle es que una terrorista como Belén Sánchez Peñalva (...) se permita hacer apología de la negociación».
Y Federico Jimenez Losantos en “El Mundo” bramaba contra su antiguo ídolo:«Garzón ha decidido pasarse la legalidad por el forro de sus ambiciones antes que hacer cumplir la Ley. Al suscribir tan grosera e incondicionalmente las tesis capitulacionistas de Conde Pumpido, el famoso neoyorquino de Jaén se suma al llamado proceso de paz, aunque no sepamos exactamente en calidad de qué». Mira quien llora...y sonríe.
Maite Soroa
Gara, 7 de julio de 2006
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