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Las amenazas de ETA y Zapatero

Las amenazas de ETA y Zapatero ETA amenaza. Es su forma de entender las relaciones de poder. ETA está poniendo en peligro el proceso de paz y pretende agudizar las tensiones entre el Gobierno, respaldado por todos los partidos democráticos, con excepción del PP, y este partido, que se opone radicalmente a todo intento de diálogo con la banda terrorista. La situación es inquietante.

Especular con los modos de actuar de ETA es sobre todo agotador porque significa tratar de interpretar el matonismo político. Ahora, con insinuaciones y amenazas trata de chantajear a toda la sociedad en dos frentes. El primero, aduciendo que existían pactos y conversaciones con el Gobierno que no se habrían cumplido. Quiere echar al PP a la yugular del Gobierno. El segundo, que si las cosas siguen así podrían abandonar la tregua y volver a practicar el terrorismo. Es su inclinación natural.

El entramado político que rodea a ETA se resiste a dar los sencillos pasos que le conducirían a la legalización. Está envidando, probablemente, porque sabe que la debilidad de este proceso radica en la ausencia de consenso. Supone que el Gobierno cederá, en todo o en parte, por la necesidad que se ha creado de tener resultados positivos.

Dicen los manuales que al chantaje no se puede responder nunca con la sumisión.: la primera y la única respuesta es “no”. En este caso, como en muchos otros, el chantaje es una bravuconada o una estupidez. O las dos cosas. La primera porque ETA sabe que no tiene mejor opción que dialogar en los términos que se le ofrezcan. Su alternativa a la oferta que ha recibido es un lento peregrinar por el sufrimiento que le proporcionará la policía y los servicios de inteligencia de toda Europa. Su punto de destino, el de todos los terroristas que se empecinen en su error, será la cárcel hasta el último día de su condena, porque esta sociedad ya no va a dar más oportunidades a quienes desprecian la última.

El presidente del Gobierno ha optado por el silencio como respuesta a cada una de las cinco provocaciones que le ha hecho ETA en forma de comunicados desde que se inicio este proceso. Es una opción respetable pero tiene un punto débil: suponer que la ciudadanía confiará en que su silencio es un silencio de firmeza. Tal vez cinco silencios sean demasiados. Puede que empiece a haber un clamor sordo de cansancio ante tanta provocación sin respuesta. ¿Es suficiente lo que ha dicho el presidente en su mitin político de partido en las Islas Canarias?

No sería malo que alguien, con la autoridad suficiente, dijera a estos matones de barrio, que no se acostumbran a dejar de serlo, como son realmente las cosas. Lo que tienen encima de la mesa es un plato de lentejas: o las comen, o las dejan. Los demás, los demócratas, no estamos apurados. Podrán matar un poco más de lo que han hecho, pero el estado democrático y de derecho es un acorazado que resulta inexpugnable para esta banda de forajidos. A ellos, el estado los puede perseguir hasta el final de la tierra y el último también terminará cayendo. Esta es una partida ganada a la que al perdedor solo se le ofrece que se abrevie un poco su sufrimiento. Ni más, ni menos. A lo mejor sería bueno que José Luís Rodríguez Zapatero no de por supuesto que la confianza de los españoles que todavía le apoyan es ilimitada e incondicional. Puede que le convenga hacer un gesto de firmeza. Y no solo en un mitin de partido.

CARLOS CARNICERO

Elplural.com, 21/08/2006

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