Javier Cremades: "La telebasura es un tema complejo y de nivel global"
Javier Cremades preside el Observatorio del Notariado para la Sociedad de la Información, un organismo que ha adquirido en poco tiempo solvencia sobre la base del rigor y la independencia.
¿Cómo contempla usted la evolución de la sociedad civil española?
Pese a lo que se pretende insinuar ahora, por algunos, el último tercio del siglo XX ha sido, sin duda, un periodo de éxito colectivo de todos los españoles. La generosidad y responsabilidad de los que ejercían autoridad, especialmente, del Rey, Don Juan Carlos, y de Adolfo Suárez, junto con los grupos parlamentarios, crearon un marco propicio para que ciudadanos, empresas y demás instituciones pudieran desarrollarse.
Dice Popper que "la democracia no suministra más que un armazón dentro del cual los ciudadanos pueden actuar de una manera más o menos organizada y coherente." Este armazón necesario y, en muchos aspectos, amenazado, se complementa, en el caso español con la incorporación a Europa, que ha significado un despegue económico y social sin precedentes, y en definitiva, una homologación de España con el resto de las naciones desarrolladas. Esta normalización de la vida pública conduce, lógicamente, a que los españoles no perciban, con la misma fuerza que en otros momentos, la necesidad de intervenir de un modo más activo.
Sin embargo, el "armazón" del que habla Popper es insuficiente por sí sólo si se carece de una verdadera convicción ciudadana en la necesidad de crear una comunidad cívica. En España siempre han sobresalido individualismos egregios en todos los campos, en la Medicina, como los Nobel Ramón y Cajal o Severo Ochoa; en la Literatura, el también Nobel Camilo José Cela; en el Derecho, en la ciencia en general, pero, lamentablemente, nuestro país sigue siendo, en expresión orteguiana, una "sociedad invertebrada". Es por esta razón por la que las redes sociales y las nuevas oportunidades de comunicación e influencia que traen las nuevas tecnologías, constituyen ciertamente una oportunidad para sociedades escasamente estructuradas, como ha sido tradicionalmente la española.
¿Cree que poco a poco se ve perdiendo el miedo al Poder?
Más que perder el miedo, el poder se usa mejor y los ciudadanos, por tanto, lo entendemos mejor, y estamos en mejor disposición de participar o interactuar con el poder. En este sentido, las nuevas tecnologías están propiciando lo que se denomina micropoder, que es un tema del que me he ocupado en un libro que espero publicar en breve. Gracias al proceso de digitalización de las nuevas tecnologías, el ciudadano corriente puede potenciar su libertad a través de la colaboración con los demás ciudadanos. El poder ha pasado de ser monopolio de la cúspide de la pirámide jerárquica a democratizarse en las redes sociales, económicas y políticas.
Siempre en España la gran ambición era ser funcionario y de paso tener la vida asegurada. ¿Cree que este concepto está cambiando entre las nuevas generaciones?
Yo creo que en buena parte de los jóvenes españoles ha calado un espíritu emprendedor. Gracias a ese espíritu se valora como algo muy positivo la posibilidad de crear; de hacer cosas nuevas cada día; de hacer realidad proyectos innovadores. En Cremades & Calvo-Sotelo, por ejemplo, acabamos de embarcarnos en un nuevo proyecto, la Oficina Digital. Aprender su funcionamiento y hacerse con el nuevo entorno no es fácil. Podríamos haber seguido perfectamente como hasta ahora, pero todos nos hemos implicado en el cambio, aunque suponga de momento algo más de esfuerzo.
En definitiva, creo que a la mayoría de los jóvenes "moverse", buscar, tener inquietudes y curiosidad por las cosas. La estabilidad, el sueldo, la casa y sobre todo la familia son indispensables, desde luego, pero hoy en día no pueden considerarse incompatibles con un trabajo activo o con la capacidad de ilusionar. Ser funcionario es una profesión muy importante y muy digna si se desarrolla como un servicio a toda la sociedad. Pero es cierto que, habitualmente, la innovación que toda sociedad necesita para desarrollarse la aportan los emprendedores. En cualquier caso, hoy día, todos tenemos necesidad de emprender el propio proyecto personal. En la vida se pueden ver obstáculos, pero también se pueden ver retos.
¿Por qué, a su juicio, importantes talentos científicos en España tiene que seguir emigrando pese a las promesas en este sentido de las distintas administraciones?
Lo que está ocurriendo, aquí y en general en toda Europa, es que tradicionalmente el mayor peso de financiación e impulso de la investigación científica está a cargo del sector público. En Estados Unidos o en Japón es el sector privado el que desempeña el protagonismo, donde aproximadamente dos tercios de los recursos destinados a investigación provienen de institutos o empresas privadas. Una proporción que los expertos consideran como la más adecuada. Esto supone que los presupuestos que se manejan en estos países líderes son muy diferentes y también, lógicamente, las retribuciones ofrecidas a los investigadores. No obstante, hay motivos para la esperanza. Recientemente se ha aprobado la denominada ley de Agencias que, entre otras medidas, prevé la transformación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en una agencia especializada, dotada por tanto de mayor autonomía, agilidad y capacidad para impulsar sus proyectos, casi al modo de una empresa privada. Es un primer e importante paso para librar a la investigación científica del encorsetamiento propio que muchas veces caracteriza al actuar público y fomentar la participación de otros implicados. Estoy seguro de que pronto conoceremos resultados admirables.
¿Qué papel deben jugar a su juicio los medios de información? ¿Internet generalizado puede ayudar a tener cabal conocimiento de lo que ocurre?
Cada medio aporta su especificidad, sin que la simple disponibilidad de la información sea suficiente. Es necesario discriminar, contrastar, interpretar la información... Internet sería el sueño de los antiguos ilustrados. Pero este sueño, sin responsabilidad, sin espíritu crítico, puede acabar como la peor de las pesadillas. Son célebres aquellas preguntas de T. S Elliot: "¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?". Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están provocando una revolución convirtiendo a los mass media en verdaderos medios de comunicación interactiva. Pero esa nueva dimensión comunicacional requeriría una mayor formación humanística para que fuera realmente eficaz.
¿Por qué, a su juicio, las sociedades anglosajonas están más adelantadas y existe una sociedad civil que pone firme al Poder público?
En palabras de Sir Winston Churchill , "Attitude is a little thing that makes a big difference", es decir, la actitud es esencial en cualquier aspecto de la vida. Limitar el poder exige arriesgarse, exponerse. Exige un compromiso. Como abogado que soy, he visto, en bastantes ocasiones, el dilema de muchos entre sentarse a esperar o implicarse más activamente. Pero incluso la espera debe ser activa.
Dicho esto, he de confesar que no me gustan las generalizaciones. España, EEUU o Inglaterra han tenido momentos en su historia de más vitalidad social, y momentos, en los que la sociedad civil se ha adormecido. Sinceramente, no creo en un determinismo cultural. Creo en momentos, en periodos, de compromiso moral con uno mismo, con lo que una nación es o está llamada a ser.
¿Por qué, a su juicio, España que es una potencia de tipo medio en el mundo y uno de los líderes de la UE se refugia en los llamados "programas televisivos basura"? Es un síntoma de su salud colectiva y de su moral?
El fenómeno de la telebasura es complejo y afecta a todo tipo de sociedades, no es algo exclusivo de España. Lo importante es que la oferta de contenidos televisivos se está ampliando. Esta es una de las vías para elevar la calidad de la programación. La otra es que los ciudadanos sean conscientes del micropoder que tienen como espectadores. Es cierto que la opinión de una persona cuenta poco, pero si esa persona se organiza junto con otros ciudadanos para promover una programación más digna su opinión se tendrá en cuenta. En este terreno, en nuestro país existen asociaciones de telespectadores con años de experiencia que se esfuerzan en canalizar la crítica de los ciudadanos de modo constructivo. En cualquier caso no hay que perder de vista los cambios que la expansión de la Televisión Digital Terrestre producirá en el actual modelo de televisión.
Defíname su Observatorio…
Yo no tengo ningún observatorio. Lo tengo es el gran honor y la gran responsabilidad de presidir el Observatorio del Notariado para la Sociedad de la Información, que es al que supongo que se está refiriendo.
Este Observatorio nació por iniciativa de los notarios españoles. Este cualificado colectivo es un ejemplo de lo que antes decía. En seguida comprendieron las utilidades que las tecnologías digitales pueden aportar a su función, que es vital para la seguridad jurídica, y constituyeron este Observatorio dedicado a analizar y debatir sobre el desarrollo de todo lo que lleva implícito esta nueva era digital contando para ello con las personalidades más destacadas en estas materias. Gracias a ello, un sector de tanta raigambre histórica como los notarios en España se están situando a la vanguardia de la innovación tecnológica. En definitiva, es un compromiso con la eficacia que yo valoro enormemente y en el que estoy encantado de participar.
Graciano Palomo
El Semanal Digital, 23 de octubre de 2006
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