Rodríguez Zapatero tiene la palabra
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó ayer que «el más valiente es el que esgrime sólo la palabra en defensa de sus ideas». Una declaración interesante, más aún cuando se realizó en la conmemoración de la Constitución que encomienda a las Fuerzas Armadas la defensa de la «integridad territorial de España» y del «ordenamiento constitucional». Una Constitución, dicho sea de paso, a la que los partidos mayoritarios del Estado se aferran como un texto sagrado para impedir que la ciudadanía de las naciones que encierra en su seno pueda decidir libre y democráticamente su futuro. Si los poderes españoles sólo esgrimieran la palabra en defensa de sus ideas y estuvieran realmente dispuestos a escuchar, respetar y dar valor legal a las palabras de la ciudadanía, hace tiempo que, por ejemplo, se habría resuelto el conflicto que les enfrenta con Euskal Herria.
En los últimos tiempos había surgido la esperanza de que dicho conflicto pudiera ser encauzado a parámetros estrictamente democráticos, dejando de lado los usos de la violencia. Hoy esa esperanza está pendiente de que José Luis Rodríguez Zapatero muestre la valentía de que está dispuesto a defender sus ideas sólo mediante la palabra, dejando de lado el empleo de la represión en las calles, de la conculcación de los derechos humanos en las cárceles y del acoso y persecución constante a las organizaciones políticas de la izquierda abertzale. Hoy esa esperanza está pendiente de que el presidente del Gobierno español dé valor a su palabra y a sus compromisos y afronte realmente un proceso democrático con contenidos políticos que tendrá como consecuencia una paz justa y duradera. Por lo tanto, esa esperanza está también pendiente de que nadie pretenda jugar con las palabras para tratar de convertir la ilusión de la ciudadanía en un proceso cuyo único objetivo sea la rendición de la izquierda abertzale.
En los últimos días se están conociendo muchas opiniones y filtraciones sobre el momento político. El pasado martes la izquierda abertzale hizo una declaración cuya importancia y trascendencia no se puede pasar por alto. Se podrá tener la valoración que se quiera sobre Batasuna y su proceder, pero no se puede ignorar que es uno de los agentes determinantes en el escenario político vasco y que su visión de la situación actual tiene un peso ineludible en hacia dónde se oriente el futuro. También el presidente del Gobierno español y su ministro de Interior debieran tenerlo en cuenta. Ahora, ellos tienen la palabra. -
Editorial de Gara, 7 de diciembre de 2006
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