«El País» como termómetro
Hay quien sostiene, no sin argumentos, que el editorial de “El País” es el mejor termómetro para conocer el estado de la cuestión, por lo menos desde el punto de vista de La Moncloa.
Ayer el rotativo de Prisa publicaba un texto editorial un tanto inquietante, aunque también ambiguo. Decía, por ejemplo, que «el Gobierno no puede arriesgarse a dar sin más por cerrado un proceso que, tras tres años y medio sin muertos, ha creado condiciones objetivas muy favorables para una salida dialogada». Pero siempre hay un pero:«Pero tampoco puede, en nombre de esa oportunidad, ignorar o minimizar lo ocurrido, porque ello sería inmediatamente interpretado por ETA como que, haga lo que haga, mientras no mate, el Gobierno seguirá adelante». Se refiere, claro está, al robo de las pistolas de Nimes.
Lo mejor es cuando habla de la contraparte y sus apreciaciones :«En el último ‘Zutabe’, el boletín de la banda, se alude al incumplimiento de compromisos previos al ‘alto el fuego’, que identifica con el sobreseimiento de los procesos abiertos y la legalización de hecho de Batasuna, por un lado; y con el compromiso, por otro, de un acuerdo político que incluyera la autodeterminación y Navarra. Sobre lo primero, es cierto que resulta arduo compaginar la prohibición de actividades de Batasuna con la tolerancia mínima necesaria para que sea un interlocutor leal. Pero esa tolerancia ya existía hace meses, y no habría sido difícil prolongarla si ETA hubiera dado algún indicio de que estaba dispuesta a retirarse definitivamente, y Batasuna, de estar dispuesta a acatar la legalidad». También esto tiene un pero:«Pero lo que hubo fueron pruebas de lo contrario: exigencias que ningún Gobierno democrático podría aceptar. ETA no sólo no declaró irreversible el alto el fuego, sino que anunció que seguiría en la lucha armada hasta alcanzar la independencia».
Y llegado a este punto, la nota inquietante:«El Gobierno no puede descartar esa posibilidad, y tiene que prepararse ya para hacerle frente. En el terreno policial y judicial sobre todo, incluyendo el reforzamiento de los lazos con las autoridades francesas, cuya forma de comunicar la autoría del robo parece revelar una cierta falta de sintonía que debe corregirse. Y también en el terreno político, restableciendo sin más demora la comunicación directa de Zapatero con Rajoy, sin descartar la vuelta al Pacto Antiterrorista». O sea, al jaleo.
Maite Soroa
Gara, 23 de noviembre de 2006
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