La traición de la izquierda
La transición ha estallado por los aires por culpa de la izquierda. Esta es la tesis de César Alonso de los Ríos quien, en su último libro, una antología de sus artículos en ABC, advierte de que “la izquierda ha dado por acabada la reconciliación que puso en marcha el PCE a finales de los 50”.
La propia historia del autor da buena cuenta de que algo ha sucedido en la izquierda desde 1975. Algunos intelectuales como él, Juaristi o Cristina Losada, acabaron por dejar el progresismo porque se percataron de que sus camaradas estaban aceptando una aberración: aliarse con los nacionalistas para destruir España.
Para el socialismo patrio, España equivale a inquisición, franquismo, antieuropeísmo e incultura mientras que los nacionalismos periféricos representan la vanguardia porque se oponen a aquélla. Se cumple así uno de los preceptos del manual del perfecto progresista, “alinearse con los enemigos de España”, en palabras de De los Ríos.
Este esquema mental, derivado de la reacción al franquismo y el complejo de buena parte de la derecha, tiene un incentivo adicional. Si se rompe España, la derecha jamás podrá gobernar un Estado vacío de competencias y 17 mini estados con su cohorte de príncipes y bufones.
Por eso, puntualiza el autor, interesa más la derrota del PP que la de ETA. A los etarras se les sigue viendo como aquellos valientes que mataron al nefando Carrero Blanco, redimidos del estigma de Hipercor por no haber sido los autores del 11-M, según la versión oficial. En el caso de colgarse la medalla de la paz, algo harto improbable, entonces no habría forma de apear al presidente de su poltrona.
Para conseguir que la gente acepte la rendición total, la secesión de Euskadi y la entrega de Navarra, Zapatero ha concedido el marchamo de nación a Cataluña, con el consiguiente apuñalamiento de la Constitución del 78. Al fin y al cabo, el Estatut tenía los mismos ingredientes soberanistas que el Plan Ibarretxe, aprobado, como es bien sabido, por la “izquierda abertzale”, como llaman el presidente y sus medios afines a los partidarios del terrorismo.
El plan revolucionario se está ejecutando con implacable destreza. Cuando lleguen las siguientes elecciones, si triunfara el PP, César Alonso de los Ríos prevé “guerra sin cuartel entre los territorios, ya naciones soberanas”. De facto, en esta democracia de Zapatero no cabe otra alternancia que no sea “gobierno socialnacionalista o caos”.
Entretanto, se está reivindicando una legitimidad en términos guerracivilistas y no por la supuesta solidaridad y justicia social que dice defender la izquierda. Así se reconocen herederos del Frente Popular y tachan a la derecha de franquista.
Con el pasado impecable, si uno se atiene a las hagiografías de la II República y olvida los libros de Moa o Payne, esta nueva izquierda excita las inquinas pasadas y se dedica a airear los muertos del bando republicano. Lo exige la memoria histórica dado que, en palabras de uno de los intelectuales de Zapatero, que cita el autor, “la democracia nació marcada por un pacto con la injusticia y la mentira”.
Es difícil albergar algo de optimismo con este desolador panorama en el que el propio César Alonso de los Ríos ve pocas salidas que no pasen por que el PP llegue al poder y desande el camino estatutario. Lamentablemente, este horizonte parece lejano porque la izquierda tiene muchos voceros y ningún complejo. La derecha, en cambio, no tiene apenas medios de comunicación y le sobran los complejos.
Al final de su prólogo, este periodista se pregunta si puede llegar a quebrarse “un Estado con cinco siglos de existencia formal y muchos más de realidad histórica”. Para evitar el hundimiento de esta nave percibe que habrá “que echar por la borda a quienes trabajan para ello”. Pero, ¿qué sucede cuando quienes dirigen el barco son precisamente quienes quieren su naufragio?
Probablemente, a esta pregunta sólo la pueda responder De los Ríos en otro libro. Hasta entonces, “Yo digo España”, aparte de ser un título provocativo, es una obra que ofrece las claves de lo que sucede en esta nación y que por eso merece ser leída, especialmente por quienes están llamados a encabezar la rebelión a bordo.
César Alonso de los Ríos. Yo digo España: Contra la disolución nacional alentada por la izquierda. Editorial Libros Libres. Madrid, 2006. 251 páginas.
Por Gorka Echevarría Zubeldia
Libertad Digital, suplemento Libros, 8 de diciembre de 2006
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