La Iglesia católica ha sido la propulsora de la liberación de los indígenas
Respuesta del presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador
APARECIDA, lunes, 21 mayo 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia católica ha sido la protagonista de la liberación de los indígenas en América Latina, ha explicado el presidente de la Conferencia Episcopado Ecuatoriana en respuesta a críticas contra Benedicto XVI.
Monseñor Néstor Herrera, obispo de Machala, desempolvó la verdad histórica para responder a las acusaciones vertidas contra Benedicto XVI en su viaje a Brasil por el señor Humberto Cholango, presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador.
«Rechazamos enérgicamente las declaraciones emitidas por el Sumo Pontífice en lo que se refiere a nuestra espiritualidad ancestral», afirmó Cholango, en respuesta las palabras del Papa en tierras brasileñas.
En su discurso de inauguración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Benedicto XVI afirmó: «la utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado».
«La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos», añadió el obispo de Roma.
Cholango aprovechó además su pronunciamiento para manifestar su solidaridad a los presidentes Evo Morales de Bolivia, Fidel Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela.
En una nota, difundida desde el santuario de Aparecida, en Brasil, el presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador reconoce que esta declaración «no me llama la atención, dada la alineación política de estas dirigencias indígenas».
«Da la impresión de que se quiere olvidar que la Iglesia católica ha sido la propulsora de su liberación», indica monseñor Herrera.
«Esto es bien claro en el Ecuador --subraya--. No sólo porque muchos miembros de la Iglesia defendimos, con monseñor Leónidas Proaño (1910-1988), el derecho de los pueblos indígenas a ser dueños de su destino».
«También porque los actuales dirigentes sociales y políticos de los indígenas fueron formados por la Iglesia --sigue diciendo--. Y fueron lealmente apoyados en ocasión de los quinientos años de su resistencia».
El presidente de la Conferencia Episcopal aclara que «el Santo Padre hablaba para obispos, en una perspectiva profunda de la historia, en un plano teológico, que no deja de ponderar la importancia de las “ricas tradiciones religiosas” de los antepasados indígenas».
«Señala el Papa que no se trató de la “imposición de una cultura extraña”, porque nadie puede llegar a la fe por vía de imposición y el Evangelio está por encima de las culturas», sigue aclarando monseñor Herrera.
En el plano concreto de la historia, explica, «el mismo Santo Padre ha deplorado muchas veces las sombras y las injusticias que registra el pasado».
«Pero se ha llegado en todo caso a la 'riqueza de diversidades' abierta al auténtico progreso».
«No podemos fijarnos solamente en las sombras --concluye--. Hay muchas más luces que sombras, desde el comienzo de la evangelización en América, donde el auténtico sentido cristiano de muchos fue el primer y constante defensor de los indígenas».
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