Levantar barreras para hacer proceso
Desde el pasado verano, la izquierda abertzale ha hecho sonar insistentemente la voz de alarma en relación con la situación del proceso para la resolución del conflicto. Esas lecturas sobre bloqueo y crisis no han sido respaldadas, sin embargo, por otros agentes, siendo constatable el interés del Gobierno del PSOE en reafirmar que, contra la opinión de Batasuna, el proceso discurría «razonablemente bien». A raíz de varios ataques de kale borroka ocurridos el fin de semana, tales lecturas han dado un vuelco, hasta el punto de que el Gobierno del PSOE ha transmitido en diversos órganos, algunos internos y otros compartidos con otros partidos, su inquietud por el proceso.
Sin embargo, no parece que los hechos que se han servido a los ojos de la ciudadanía como los causantes de la crisis sean lo suficientemente determinantes como para explicar por sí solos el cambio de talante de Madrid. Más bien parece que el alarde mediático-político se ha puesto al servicio de una necesidad que conviene al PSOE pero también a otros partidos enfrascados estos días en los preparativos de la contienda electoral de la próxima primavera: desacreditar a la izquierda abertzale ante una opinión pública que constata, tal como indican las últimas encuestas y foros, que efectivamente el inmovilismo de los estados, y en particular del Gobierno de Rodríguez Zapatero, amenaza con frustrar una oportunidad histórica para alcanzar la paz y la normalización política.
Contra lo que se desprende de los mensajes escuchados en los últimos días, esa percepción de que en siete meses se podría haber avanzado más y de que las responsabilidades en esa falta de impulso al proceso no están repartidas, o no al menos al cincuenta por ciento entre el Estado y el independentismo vasco, es una evidencia que se afianza dentro y fuera del país. Desde su sede londinense, Amnistía Internacional ha hecho pública una declaración que pone de relieve que las peticiones que cursara a Madrid tras el alto el fuego permanente de ETA han caído en saco roto: ni se ha derogado la incomunicación ni se ha revertido la política de dispersión, ni se ha eliminado la Ley de Partidos...
A la vista de la situación, es del todo preceptivo exigir un esfuerzo a todos, en particular a los protagonistas principales, los partidos vascos, para levantar las barreras al proceso, pero sin perder de vista que mientras algunos han dado pasos otros se han dedicado más bien a poner zancadillas. -
Editorial de Gara, 15 de noviembre de 2006
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