Hay un conflicto que requiere solución
El contencioso vasco es un conflicto histórico de origen y naturaleza política en el que se ven implicados el Estado español y el Estado francés y su resolución debe ser necesariamente política. En los periodos de «tranquilidad» es decir, cuando las consecuencias más dolorosas del conflicto las padece únicamente la izquierda abertzale, sin que ello llame la atención de los grandes medios de comunicación ni produzca declaraciones de la mayoría de partidos casi todo el mundo admite que dicha solución debe buscarse por medio del diálogo. Pero cuando se producen atentados como el del pasado sábado con trágicas consecuencias como la confirmada muerte de Carlos Alonso Palate, una buena parte de la clase política y de los generadores de opinión mediática pierden la perspectiva y comienza una cascada de reacciones meramente coyunturales, en las que incluso parece abrirse una suerte de competición para ver quién se presenta públicamente como más duro con la izquierda abertzale, previamente demonizada y declarada única culpable de todos los males. Afortunadamente, siempre hay excepciones.
Pero digan lo que digan quienes pretenden siempre acomodar sus posiciones al último acontecimiento y a la corriente mayoritaria de opinión en el Estado español, el conflicto sigue estando ahí y no hay más solución que la dialogada. ¿Cuál es la alternativa que ofrecen a la sociedad vasca y a la española quienes hoy pretenden dar por liquidado un proceso cuyo mayor defecto fácilmente subsanable es que nunca terminó de arrancar convenientemente? ¿Van a volver a los tiempos del Pacto de Ajuria Enea, a la división de la ciudadanía entre «demócratas» y «violentos»? ¿No han aprendido ya que aquello no resolvió el problema, sino que lo enquistó? ¿Y que tampoco la radicalización de la represión hasta el paroxismo de los tiempos de Aznar sirvió para acabar con el independentismo vasco?
En más de una ocasión, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha señalado que el mejor homenaje a las víctimas de este conflicto aunque él habla únicamente de las «víctimas del terrorismo» es que no haya nuevas víctimas. Para ello es preciso ir a las raíces del problema y encararlas con decisión, con la decisión que a Zapatero le ha faltado en los últimos nueve meses. Esa debe ser la tarea que todos los agentes implicados en el conflicto han de afrontar con mayor acierto que el demostrado hasta la fecha, en cuanto pase la actual oleada de declaraciones vacuas y propaganda. -
Editorial de Gara, 4 de enero de 2007
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