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Daniel Portero publica ‘La trama civil de ETA’

Daniel Portero publica ‘La trama civil de ETA’

El presidente de la Asociación Dignidad y Justicia, Daniel Portero de la Torre, explica en el libro ‘La trama civil de ETA’ ‘cómo se puede vencer a la banda terrorista desde el ataque y el desmembramiento de su estructura civil’.

 

Así, Portero realiza un ‘exhaustivo’ estudio del núcleo civil de la banda, repasando cada uno de los procesos judiciales abiertos contra las organizaciones declaradas ilegales por la justicia, para concluir que la clave para acabar con ETA ‘no pasa por el desgaste de su estructura militar, sino por la lucha contra su armazón civil’.

 

Entre otras cuestiones, el que fuera portavoz de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) entre 2003 y 2004, desgrana la financiación de la organización, que comprende ‘el sistema de impuesto revolucionario, el sistema tradicional de secuestro y el último método practicado, la captación de recursos a través de empresas interpuestas que dependen del entramado civil de la banda’.

 

‘En el libro se habla de las cifras económicas que han manejado, de la cantidad de empresas que ha utilizado ETA para lavar dinero en Centroamérica y Sudamérica o de cómo éstas han dado cobertura a los refugiados y deportados que huían de España y de Francia’, indicó Portero en una entrevista con Europa Press.

 

Para la elaboración de este documento, el autor se ha basado tanto en el trabajo que lleva realizando durante años como acusación particular en los denominados ‘macrojuicios’ contra ETA, como en ‘numerosas’ investigaciones personales o realizadas conjuntamente con su hermano, el que fuera presidente de la AVT entre 2003 y 2004, Luis Portero de la Torre. Así, según aseguró, las conclusiones extraídas de este trabajo, se han derivado ‘no sólo de informes propios, sino también de autos y sentencias judiciales, así como informes policiales y de la Guardia Civil’.

 

‘LA NEGOCIACIÓN FORTALECE A LA BANDA’.

 

En este sentido, Portero lamentó que la ‘importante’ estrategia judicial contra la banda, basada en el ‘ataque a la trama civil mediante medios democráticos’, ‘no está siendo acompañada de una estrategia política’ porque, según aseveró, ‘ningún gobierno español desde la Transición ha tenido la voluntad plena de acabar con la banda, ya que cada vez que se negocia con ETA, ésta resulta fortalecida’.

 

‘El resultado de una negociación con ETA siempre es un fortalecimiento de la misma y un asentamiento de su estructura civil’, insistió, por lo que manifestó su desaprobación con la política que ‘ha seguido el actual Gobierno respecto a la banda’.

 

Así, criticó que ‘a diferencia de otros equipos de gobierno’, que se ‘han limitado a hablar con la banda’, el actual ‘ha negociado con ella’, extremo que ‘nunca se había llevado a cabo antes’.

 

Para Portero, las consecuencias de esta negociación han sido la ‘presencia de Acción Nacionalista Vasca (ANV) y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV) en las instituciones públicas y el dinero que ha supuesto para los españoles a través del pago de sus impuestos, así como el ‘debilitamiento de la investigación policial’, propiciado por la ‘excesiva atención hacia la estructura militar etarra y la inoperancia respecto a la base civil’.

 

Por ello, apuntó que el propósito de este libro pasa por ‘demostrar que ETA no es sólo una banda de pistoleros, sino que es una organización criminal’. ‘Unos ponen bombas y otros lo hacen posible, y sobre éstos últimos hay que actuar, desectructurándolos, desmoralizándolos y llevándolos ante la justicia, porque son los que hacen posible que la banda subsista’, abundó.

 

LA COORDINACIÓN DE LA TRAMA CIVIL.

 

Por otro lado, Portero explicó a Europa Press que este entramado civil siempre ha estado orquestado por una ‘coordinadora’ o ‘estructura alegal’, que en su día fue la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS), y que en la actualidad la representan Ekin o, en los últimos años, tras su ilegalización, Batasuna.

 

Esta coordinadora, se encarga de ‘crear empresas e introducir a sus miembros en ellas, como ocurrió con Javier Alegría en el periódico Egunkaria’. Además, actúa como ‘núcleo de enlace directo con la banda terrorista’, señaló. Así, afirmó que los miembros ‘más destacados’ de Ekin o Batasuna, ‘cuando han sido identificados y no les ha quedado más remedio que huir, han pasado a la alta dirección de ETA, como ha sido el caso de Josu Ternera o Jon Salaberría’.

 

Minuto Digital, 28 de marzo de 2008

Un análisis de Alexandra Viatteau: Totalitarismo blando y sociedad infantilizada

Un análisis de Alexandra Viatteau: Totalitarismo blando y sociedad infantilizada

Los libros de historia podrán decir lo que quieran, hacernos creer que totalitarismos como el soviético cayeron hace casi veinte años y que, en consecuencia, vivimos en el mejor de los mundos: en un estado de bienestar en el que la gente ha dado la espalda a esos experimentos de ingeniería social que caracterizaron al siglo XX. El estalinismo ha muerto y ha triunfado un concepto de la libertad sin límites que nos vacunaría de volver al pasado. Si encima tenemos la suerte de vivir en la Europa posmoderna, le hemos dicho definitivamente adiós a esos tiempos de penuria y ciega obediencia a consignas de partido o líderes carismáticos. Pero una historiadora francesa de origen polaco, Alexandra Viatteau, se empeña en despertarnos de esos ensueños, del "no pasa nada" elevado a la categoría de dogma incuestionable. Mas si presentar este discurso en Francia se encuentra con el rechazo o la indiferencia, ¿qué podríamos decir de España, país instalado en la poshistoria salvo en lo referente a la mitificación de algunos acontecimientos sucedidos desde 1931?

 

Alexandra Viatteau ha publicado un libro, La société infantile (éditions Hora Decima, 2007), en la que se atreve a comparar el totalitarismo de la URSS, pues es una especialista en la historia de ese país y de la Polonia comunista, con las actitudes mentales extendidas en nuestra sociedad occidental posmoderna. El panorama presentado por la autora, en el que no sería difícil ver a España como alumna aventajada, nos presenta a una sociedad que se deja llevar por el visceralismo de las emociones colectivas y evita las cuestiones de fondo. En muchas ocasiones todo intento de raciocinio recibe como respuesta el grito o el insulto. Es muy característico de una sociedad infantil cuya existencia debe bastante a un sistema que pretende ser educativo aunque no eduque precisamente en la responsabilidad. A este respecto, Viattaeu denuncia que la enseñanza se está convirtiendo en un ejercicio de relaciones humanas más que de transmisión de saberes, los profesores son más "acompañantes" o de "apoyo" que educadores; y lo peor es que los conocimientos no se construyen alrededor del saber sino de la discusión permanente. Por lo demás, hemos llegado al extremo de que todo comunicador que se precie, debe exhibir nutridas dosis de ironía o de provocación, y sería capaz de justificar sus gesticulaciones o insultos en nombre de la justicia o de un mundo mejor. ¿Y qué decir del mundo de la creación artística, el de los “subversivos subvencionados”, en expresión de Viatteau? Esos creadores imponen sus gustos en la creencia de que no existe la verdad, aunque por lo visto tampoco la inteligencia o el buen gusto. Vivimos tiempos de un narcismo colectivo, y cuando hay narcisismo impera el tribalismo, segura antesala del odio. Sin embargo, no todo es perceptible en el mundo de lo “políticamente correcto” porque un neolenguaje, no muy diferente al del 1984 orwelliano, sirve para ocultar la realidad.

 

¿Cómo hemos llegado a esta situación de “totalitarismo blando”, una expresión que agradaría a un Tocqueville, denunciador de la tiranía de la mayoría? Viatteau nos recuerda que es el resultado del hedonismo libertario de mayo del 68. Los años han puesto al descubierto que más que una rebeldía, aquel movimiento era una nueva forma de conformismo materialista y cínico. Con todo, la profesora franco-polaca insiste en buscar relaciones de la situación actual con la época soviética. Por ejemplo, Lenin era un especialista en la manipulación de las masas y un fustigador de la moral burguesa. Stalin calificaba a los psicólogos de “ingenieros de almas”, y hoy en día algunos dogmas del psicoanálisis están contribuyendo, según Viatteau, a la fabricación de un nuevo tipo de hombre totalitario. Pero quizás un modelo para nuestro tiempo sería el de Wilhem Reich, predicador de la liberación sexual y militante comunista, en el que las ansias liberadoras pasaban sobre todo por escapar de la prisión del cuerpo y dar riendas sueltas a los deseos. Todo lo contrario de la idea aristótelica de que la libertad verdadera pasa por un hombre dueño de sí mismo y de sus impulsos. Quizá los “bohemios burgueses” de nuestro tiempo sean un buen ejemplo de que el marxismo o el leninismo no han muerto por completo, pese a que la bandera roja fuera arriada del Kremlin.

 

Libros como el de Alexandra Viatteau nos pueden parecer un tanto desordenados en su aluvión de interesantes ideas y reflexiones, pero tienen el indudable mérito de llamar la atención sobre un totalitarismo de nuevo cuño, “un fascismo interiorizado y voluntario”, en expresión de su autora.

 

Antonio R. Rubio Plo, Historiador y Analista de Relaciones Internacionales

Análisis Digital, 7 de marzo de 2008

En España, cristianos y musulmanes coexistieron pero no convivieron

En España, cristianos y musulmanes coexistieron pero no convivieron

Juan Eslava Galán desmonta el bulo multicultural de la manida convivencia de las tres culturas en su último libro ‘Califas, guerreros, esclavas y eunucos’.

 

Eslava Galán  aclara en contra de la moda políticamente correcta  que no hubo convivencia sino coexistencia durante la reconquista. «Había tres comunidades: la musulmana, la judía y la cristiana. La judía era una minoría que siempre estuvo aplastada por las otras. En el momento en que se impusieron los musulmanes, los cristianos tuvieron que pagarles tributo. En cuanto la balanza se alteró, fueron los musulmanes los que pagaron tributo a los cristianos. ¿Convivencia? Salvo en los casos extremos de amoríos idealizados en novelas y cuentos, no la hubo nunca».

 

Más que de convivencia habría que hablar de desencuentro. Cada comunidad era muy consciente de su identidad completamente diferente la una de la otra y, alianzas y colaboraciones coyunturales aparte, también de que solo compartían un territorio en el que sus visiones opuestas competían por la hegemonía. La convivencia entre las tres culturas sólo es un tópico creado en la actualidad.

 

Hablando de tópicos Eslava Galan dice que esa idea tan extendida de que la gente del sur desciende de los moros es absurda. «¿Los ojos morunos de las andaluzas? Todo eso son pamemas. La mayoría de los andaluces descienden de gentes venidas de Galicia, León, Cantabria, el País Vasco y de otros puntos de la península».En cuanto a la famosa herencia cultural que los árabes dejaron en nuestro suelo, Eslava Galán destaca su «destreza» en el dominio del agua, sobre todo en los regadíos, y su «amplia y rica aportación a la agricultura y gastronomía». «Trajeron y aclimataron numerosas especies, como el almendro, el castaño, las higueras, la berenjena, el limonero, el naranjo, numerosas especias…. Y haciendo postres eran unos auténticos artistas».

 

Ahora bien, volviendo a la falsa convivencia entre cristianos y musulmanes,  este desencuentro de siglos no debería, a juicio del historiador, enquistarse de forma crónica. «La madurez histórica nos debería hacer comprender, a unos y a otros, que cualquier diferencia se puede solucionar por la vía de la discusión, nunca por la de la confrontación».

 

Esta visión conciliadora no le impide, sin embargo, ser realista. «Hoy por hoy la llamada ‘alianza de civilizaciones’ es una bella aspiración sin contenido. No tiene fundamento porque es como intentar mezclar el agua con el aceite», argumenta. «El cristianismo ha evolucionado a partir del siglo XVIII. Hubo una Ilustración que deslindó la religión del derecho civil. En el Islam ha habido conatos, pero no está clara esa diferencia. Hay sociedades que siguen al pie de la letra el Corán o los preceptos de la ’sharia’ (ley islámica) y otras menos. Por eso no se puede pensar en una religión unificada. Hay muchísimas sectas y muchas maneras de entender esa religión», unas pacíficas y otras integristas.

 

Minuto Digital, 4 de febrero de 2008

SECULARIZACIÓN Y NIHILISMO. El cáncer cultural de nuestro tiempo

SECULARIZACIÓN Y NIHILISMO. El cáncer cultural de nuestro tiempo


Resulta difícil dar con una reflexión sobre la cultura europea que escape al lugar común del proceso de secularización occidental, que tanto encandila al progrerío. Este simplismo deja insatisfecho al lector mínimamente inquieto. Por otro lado, el español del año 2007 intuye que bajo la piel de cordero del movimiento laicista local se esconde un lobo que teme, y con razón, peligroso. Y es que la disyuntiva cultural del siglo XXI no es secularización o religiosidad; la cosa parece ir por otro lado.

 

Massimo Borghesi aborda este supuesto proceso de secularización occidental en Secularización y nihilismo. "Supuesto", sí, porque sólo lo es en apariencia. Para Borghesi, Occidente no está perdiendo su religiosidad, sino transformando ésta en un tipo de creencia bien particular:

Caracterizada por la New Age, la nueva era asume el rostro de la "era de acuario", cuya llegada marca el declive de la "era de Piscis", la era cristiana que ha durado dos mil años. La llegada del nuevo milenio se carga así de expectativas escatológicas; un nuevo "eón" va a acontecer (pág. 40).

El relativismo, el hedonismo, la apología multicultural que observamos a nuestro alrededor esconden toda una filosofía de la historia, el progreso y el hombre. Se trata de una religión ideológica en toda regla... que se presenta como la superación alegre y despreocupada de cualquier tipo de creencia pasada; "una religiosidad etérea y ligera, informe, que, lejos de abrir lo humano hacia Dios, entendido como 'otro', es, más bien, el elemento llamado a 'cerrar' el mundo, a hacer soportable la existencia finita en la 'era del vacio'. Se establece así un extraño círculo entre religiosidad y nihilismo" (pág. 41).

 

Para Borghesi, no estamos ante un abandono de la religiosidad, sino ante una mutación, una perversión de la misma. No asistimos al triunfo de Voltaire, sino a la "consolidación de un pensamiento 'religioso' parasitario respecto al horizonte abierto por el cristianismo, que contiene su propio modelo de caída y redención" (pág. 55).

 

Esta nueva pseudorreligión tiene como característica el rechazo tanto de la fe como de la razón, y se lleva por delante tanto el cristianismo como la Ilustración. Funciona como una creencia oscurantista en sentido pleno. Es un cáncer cultural en toda regla.

 

Este cáncer tiene sus propios dogmas, que se presentan como no dogmáticos pero que poseen toda la fuerza de la creencia, incluso de la superstición. Apología gay, hipersexualidad, multiculturalismo o legalidad internacional se manejan como dogmas incuestionables e incuestionados. Ninguno de ellos se sostiene racionalmente, y ése es precisamente el problema: buscando librar al hombre de la religión, el postmodernismo le ha liberado también de la razón y convertido en un manojo de ilusiones vacías, emociones instantáneas y anhelos nunca satisfechos susceptible de ser manipulado e instrumentalizado por una nueva religión que se presenta como una no religión.

 

La crisis del cristianismo es la crisis de la razón y el triunfo de la pseudorreligión. Borghesi estudia en profundidad la relación entre cristianismo y cultura, empezando por esa feliz coincidencia entre el pensamiento griego y la revelación cristiana. A despecho de lo que cuentan los intelectuales de salón o de barra de bar, lo cierto es que durante dos mil años reflexión filosófica y teológica han ido de la mano; incluso en Nietzsche o Marx, Dios es una constante, aunque lo que se pretenda sea combatirlo sin cuartel. Para ellos, la relación con Dios puede ser problemática y polémica, pero siempre seria; en ella se pone en juego el hombre, que sufre, lucha, gana o pierde, pero siempre poniendo la vida en ello. Pocas cosas hay más serias.

 

Por el contrario, el nihilismo contemporáneo afirma que hay que huir del mundo, desagradable valle de lágrimas para una cultura que sólo acepta llorar de alegría. Dios está fuera de lugar porque es demasiado serio. Y a la negación de este mundo demasiado serio y arduo le sigue la creación de uno virtual. Se abomina del esfuerzo, el sacrificio, la lucha, la esperanza, la fe en el futuro, y el pasotismo, el hedonismo, el pacifismo, la fe en lo instantáneo campan a sus anchas. He aquí un mundo virtual para un hombre que no soporta el mundo real. La principal víctima de ello no es Dios, ni lo es el mundo; es el hombre, que queda mutilado, capado, disminuido en su humanidad.

 

La apología de lo simplemente estético o lo lúdico –"el fulgor de los colores y el fragor de los sonidos" (pág. 131)– esconde la desesperanza, el pesimismo, la degradación del hombre a sujeto pasivo sin futuro ni ilusión. Para no rendir cuentas, crea nuevos dioses, desdivinizados, a la manera que se estilaba en los últimos tiempos del Imperio Romano. "El momento actual oscila entre paganismo y gnosis, entre idolatría y rechazo de la teodicea" (pág. 139). Para no creer en nada, se crean divinidades sociopolíticas o culturales indoloras, desde la democracia o el diálogo hasta los derechos humanos y el multiculturalismo.

 

Secularización y nihilismo es un certero análisis filosófico de la cultura occidental, de las contradicciones suicidas de la sociedad contemporánea; y, más allá de eso, un llamamiento a volver la cara hacia una ilustración cristiana que tiene de religión tanto como de filosofía. Así, Borghesi propone la recuperación del diálogo entre fe y razón como fundamento de una cultura cristiana.

 

El punto de partida de Borghesi es el mismo que el de Benedicto XVI y el de Juan Pablo II: Europa vive una crisis religiosa porque vive una crisis intelectual sin precedentes. También comparten punto de llegada: la recuperación del cristianismo en el Viejo Continente será sólo posible desde la recuperación del prestigio de la razón, de la reflexión racional.

 

En estas páginas, Borghesi aborda la gran cuestión del momento: en el siglo XXI el humanismo caminará de la mano del cristianismo o perecerá a manos de la religión civil o del salvajismo yihadista. Como en los tiempos más oscuros de la historia europea, el saber y la razón filosófica parecen destinados a sobrevivir tras los muros de los monasterios, sean éstos cuales sean en la centuria presente.

 

 

MASSIMO BORGHESI: SECULARIZACIÓN Y NIHILISMO. CRISTIANISMO Y CULTURA CONTEMPORÁNEA. Encuentro (Madrid), 2007, 245 páginas.

 

ÓSCAR ELÍA MAÑÚ, analista del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES).

 

Libertad Digital, suplemento Libros, 1 de febrero de 2008

800 personas abarrotan la presentación de un libro por Aznar y Del Burgo

800 personas abarrotan la presentación de un libro por Aznar y Del Burgo Más de 800 personas asistieron a la presentación del libro "Vascos y Navarros en la Historia de España" realizada por José María Aznar y Jaime Ignacio del Burgo. Un acto de gran repercusión mediática donde el ex presidente del Gobierno recibió el respaldo y cariño de cientos de pamploneses que acudieron al acto ayer lunes a las 19,30 horas.

Pamplona, 14 de enero.- Más de 800 personas abarrotaron el salón del NH Iruña Park de Pamplona en la presentación del libro “Vascos y Navarros en la Historia de España”, de la mano de José María Aznar y Jaime Ignacio del Burgo.

José María Aznar afirmó en Pamplona que en las próximas elecciones de marzo, los españoles podrán conseguir que España sea "como cualquier democracia avanzada, donde un gobernante que ha engañado conscientemente a los ciudadanos en algo tan importante como negociar políticamente con los terroristas, queda inhabilitado para seguir gobernando".

 

El presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) y ex presidente del Gobierno, José María Aznar realizó estas declaraciones durante la presentación en el Hotel Iruña Park, junto a Jaime Ignacio del Burgo, del libro 'Vascos y Navarros en la Historia de España.

 

A la cita acudieron centenares de personas, con entrada libre, y representantes políticos. Entre ellos, Alberto Catalán, como representante del Gobierno de Navarra, José Manuel Ayesa, presidente de la CEN, y miembros de UPN, como José Iribas, Rafael Gurrea, José Ignacio Palacios, o la concejala de Pamplona Cristina Sanz, entre otros.

 

En su intervención, Aznar sostuvo que en las elecciones de marzo los españoles tendrán la oportunidad de "evitar que el nacionalismo secesionista y anexionista y el oportunismo de izquierdas sigan dándose apoyo mutuo para sus objetivos de demoliciones compartidas".La izquierda española "ha tirado al cubo de la basura el principio de igualdad, ha renegado de la libertad y se ha entregado sin solución de continuidad al nacionalismo", afirmó.

 

El ex presidente del Gobierno también hizo alusión a la propuesta de referéndum de Ibarretxe, a la que calificó como "acto de secesión", convocado "desde la presidencia de un gobierno autonómico, pese a que esa pretensión es tan rotundamente ilegal que su mera proposición es un auténtico disparate."

 

"Ese inadmisible acto de secesión" sólo podrá celebrarse "si ocurre algo que los ciudadanos españoles pueden evitar, que gobierne en España esa izquierda descreída que quiere mantenerse en el poder a cualquier precio, engañando a los españoles siempre que les convenga", según Aznar.

 

Según el presidente de las FAES, el lema de Zapatero es gobernar "como sea", es decir, "negociando políticamente con los terroristas y mintiendo a los españoles sobre esa negociación, poner encima de la mesa de la negociación con los terroristas la soberanía nacional, la Constitución y la territorialidad, es decir, la entrega de Navarra, y negarlo todo en público para confesar finalmente que no se dijo la verdad".

 

Millones de ciudadanos, subrayó Aznar, "nos quedamos estupefactos e indignados cuando supimos que el mismo que había firmado el Pacto Antiterrorista en la Moncloa por la mañana, por la tarde ya se había reunido en secreto con los terroristas para negociar lo contrario de a lo que en público se había comprometido esa misma mañana". Después supimos "que las negociaciones políticas con los terroristas siguieron hasta 2004", añadió. "Pudimos constatar lo que ya habían publicado diversos medios de comunicación: que todo eso era una nueva mentira y que Zapatero siguió negociando políticamente con los terroristas pocos días después de que estos asesinaran a dos personas en un atentado".

 

En los últimos años, "hemos asistido atónitos a la reescritura política de la historia, retorciendo los hechos y reanimando los peores fantasmas del pasado para que sea el rencor y la división quienes enmienden la plana de la propia historia, algo que ha ocurrido con la Ley de Memoria Histórica". Una ley, "que sólo ha buscado azuzar la división y el odio entre los españoles".

 

Asimismo, Aznar se preguntó "si alguien duda de que después de todo estos lamentables episodios, si ganaran las elecciones, seguirían gobernando 'como sea', es decir, entregando la libertad, renunciando a la dignidad y traicionando a la verdad?".

 

Todo ello, concluyó, podrá evitarse el 9 de marzo, "es una obligación moral que nos compromete a todos los españoles, también -y muy especialmente- a todos los navarros, porque, de todos los españoles, sois vosotros, los navarros, los que probablemente más os jugáis en este envite".

 

En primer lugar, y sobre todo, "es una obligación moral si queremos que España siga siendo España, que siga siendo la Nación de ciudadanos libres e iguales que consagra la Constitución de 1978. Esa Nación unida y plural, respetuosa con los fueros, con las lenguas, con la diversidad".

 

Por su parte, Jaime Ignacio del Burgo aseguró que el peor problema de la sociedad navarra y de la vasca "es el adoctrinamiento de las nuevas generaciones, a través del sistema educativo, en la peculiar visión del nacionalismo vasco, basada en la atroz manipulación de la realidad histórica".

 

Asimismo, apuntó que hay jóvenes vascos y navarros que creen a "pies juntillas que Euskal Herria existe desde el comienzo de los tiempos, que en 1936 España invadió Euskal Herria y que si hoy Navarra no forma parte de Euskadi, se debe a la política genocida de Franco".

 

Con todo, concluyó Del Burgo, "el nacionalismo vasco de todo signo, moderado, o inmoderado, democrático o revolucionario, pacífico o violento, parece haber hecho suya la consigna del dirigente comunista chino Mao, responsable de la esclavitud de su pueblo, cuando ordenó a sus seguidores 'Corromped la historia'".

 

A continuación, reproducimos el contenido íntegro de las intervenciones de José María Aznar y Jaime Ignacio del Burgo:

 

JOSÉ MARÍA AZNAR

 

Es un placer acompañarles hoy aquí, en Pamplona, y un honor poder hacerlo para presentar un libro acompañarles hoy aquí, en Pamplona, y un honor poder hacerlo para presentar un libro tan científicamente sólido, tan riguroso y tan oportuno como el que hoy nos convoca: Vascos y navarros en la Historia de España.

 

Se trata de un libro que recoge los trabajos de unas jornadas celebradas entre 2003 y 2004 para analizar la contribución de los vascos y de los navarros a la cultura y a la Historia común de España. El libro recuerda, una vez más, que esa contribución de vascos y navarros al acervo común ha sido extraordinaria.

 

El libro explica con maestría la trayectoria histórica de Navarra como comunidad propia y singular y, simultáneamente, como parte de la Nación española, al tiempo que pone en evidencia la tremenda falsedad de quienes, en sus ansias secesionistas, anexionistas y totalitarias, no han tenido reparo alguno en falsear y manipular hechos históricos incuestionables en pos de sus objetivos.

 

El libro demuestra, en efecto, con la objetividad propia de los auténticos historiadores, con la fidelidad estricta a los hechos y acontecimientos históricos, que el proyecto secesionista y anexionista del nacionalismo vasco, insensible al horror provocado por el terrorismo de una banda asesina, se alimenta de una historia inventada.

 

Ese proyecto separatista sólo tiene cabida en las mentes de quienes inventan naciones y utilizan o recogen los frutos de la violencia para reclamar soberanías imaginarias, sacrificando la libertad de muchos y la vida de otros, y negando la existencia de la Nación que nos une a todos, que es España.

 

La Sociedad de Estudios Navarros me concedió el honor de prologar este libro. Escribí entonces, y mantengo ahora, que este libro demuestra que “Navarra y el País Vasco -o, más exactamente, navarros y vascos- están en la Historia de España y son ellos mismos Historia de España, de la mejor España, ésa que se fragua con la lealtad hacia una idea común que trasciende la diversidad de lo que eran fragmentos del futuro Estado común”.

 

El libro muestra este engarce común a partir del estudio académico de quince profesores, quince estudiosos de la materia que nos ocupa. Creo que éste es el ámbito en el que la Historia debe ser analizada y sometida a debate. Puede y debe ser sometida a controversia académica desde el más escrupuloso respeto a la realidad de los hechos.

 

Lo que vemos en los últimos tiempos, lamentablemente, es otra cosa. Asistimos atónitos a la reescritura política de la Historia, retorciendo los hechos y reanimando los peores fantasmas del pasado para que sean el rencor y la división quienes enmienden la plana a la propia Historia.

 

Esto es lo que ha ocurrido en estos últimos años con la denominada Ley de Memoria Histórica.

 

Como explica el profesor Varela Ortega, la propia denominación de la Ley incurre en una contradicción en sus propios términos. La memoria es una capacidad de cada individuo, individualmente considerado. Las memorias colectivas, simplemente, no existen, por definición. Cuando alguien pretende crearlas es porque busca algo muy distinto a cualquier cosa que tenga que ver con la Historia.

 

Porque aquí lo que se ha buscado es azuzar la división y el odio entre los españoles. Y es que se trata, en efecto, de una Ley promovida por un gobierno que prefiere remover nuestro peor pasado en lugar de trabajar por un mejor futuro. Mi opinión es que la historia hay que dejársela a los historiadores. Los políticos están para otra cosa. Están para mejorar la vida de las personas.

 

Los buenos historiadores, como los que han contribuido a este libro, son los que deben ocuparse de hablar y escribir de Historia.

 

En ese mismo proyecto de reescritura política de la Historia se enmarca la creación de eso que han denominado Euskal Herria, de inventadas raíces milenarias. Todo vale, al modo en el que Orwell imaginó a su alienado Winston Smith, para destruir y reinventar cada día las falsedades que convengan a la actual alianza política entre el nacionalismo secesionista y anexionista y la izquierda oportunista.

 

Porque, para asombro de muchos, la izquierda española, ayuna de ideas tras el derribo del Muro de Berlín, no se ha esforzado en reencontrar su cuerpo ideológico, como sí ha hecho la izquierda de muchos otros países desarrollados, de una forma mínimamente decente y coherente.

 

La izquierda española ha tirado al cubo de la basura el principio de igualdad, ha renegado de la libertad y se ha entregado sin solución de continuidad al nacionalismo.

 

Queridos amigos, en otoño de este año, si no lo remediamos a tiempo, está convocado lo que no es otra cosa que un acto de secesión. Está convocado desde la presidencia de un gobierno autonómico, pese a que esa pretensión es tan rotundamente ilegal que su mera proposición es un auténtico disparate.

 

No es tarea de los historiadores poner freno a los políticos, como ya he dicho. Ni siquiera puede serlo cuando asistimos a los peores desvaríos de algunos políticos. Ésa es una tarea de todos los políticos que aún mantienen alguna dosis de sentido de Estado. Y aún más que de los políticos, es una tarea que requiere el concurso y el respaldo de los ciudadanos, de todos nosotros.

 

Ese inadmisible acto de secesión convocado para el otoño sólo podrá celebrarse si ocurre algo que los ciudadanos españoles pueden evitar. Sólo podrá ocurrir si sigue gobernando en España esa izquierda descreída que quiere mantenerse en el poder a cualquier precio, engañando a los españoles siempre que les convenga.

 

Su lema es “como sea”, faltando a la verdad cuando les interesa. Que ése es su lema y su método de engaño nos lo ha demostrado este gobierno en esta legislatura, como ayer certificó su máximo dirigente.

 

En su objetivo de lograr las cosas “como sea”, da igual que España sea una Nación de ciudadanos libres e iguales, como dice nuestra Constitución, o que sea otra cosa muy distinta. Porque ¿qué más da cuando se afirma que hasta la propia Nación es un concepto discutido y discutible?

 

Gobernar “como sea” significa negociar políticamente con los terroristas y mentir a los españoles sobre esa negociación. Significa, como sabemos que ha ocurrido, poner encima de la mesa de la negociación con los terroristas la soberanía nacional, la Constitución y la “territorialidad”, es decir, la entrega de Navarra. Y negarlo todo en público para confesar finalmente que no se dijo la verdad.

 

Porque el protagonista de este disparate nos ha confirmado que, efectivamente, esos temas han estado en la mesa de negociación con los terroristas. La excusa o justificación ahora es, no se lo pierdan, que no se llegó a un acuerdo. Al parecer, da igual que esos asuntos fueran objeto de negociación. Millones de ciudadanos, como quien les habla, nos quedamos estupefactos e indignados cuando supimos que el mismo que había firmado el Pacto Antiterrorista en la Moncloa por la mañana, por la tarde ya se había reunido en secreto con los terroristas para negociar lo contrario de a lo que en público se había comprometido esa misma mañana.

 

Después supimos que las negociaciones políticas con los terroristas siguieron hasta 2004.

 

Ayer supimos también que el presidente del gobierno decidió sentarse a seguir negociando políticamente con los terroristas pocos días después de que estos asesinaran a dos personas en un atentado. Con esos terroristas a los que él mismo había llamado “hombres de paz”.

 

Aquel atentado terrorista, que el presidente del gobierno ha calificado varias veces de “trágico accidente mortal”, tuvo lugar precisamente un día después de que él mismo nos garantizara a todos los españoles que un año después todo iría mucho mejor.

 

El presidente del gobierno nos prometió después de ese atentado terrorista que la negociación estaba literalmente suspendida. El Ministro del Interior lo reiteró y aclaró “diciendo” que estaba completamente “finiquitada”, “liquidada”.

 

Ayer pudimos constatar lo que ya habían publicado diversos medios de comunicación: que todo eso era una nueva mentira.

 

Tampoco nos dijeron la verdad cuando excarcelaron a un sanguinario terrorista responsable de veinticinco asesinatos, que fue algo que decidió el gobierno pero que quiso atribuir a los tribunales de justicia.

 

Igualmente lamentable ha sido durante estos años el uso torticero de la fiscalía, manipulada a antojo para legalizar o ilegalizar a trozos a las formaciones políticas del entramado terrorista, según convenga en cada momento.

 

Y hoy muchas personas de bien se preguntan: ¿es posible confiar en los responsables de todo esto?

 

¿Puede alguien fiarse de quienes han engañado tantas veces a todos los españoles?

 

¿Puede tener alguien duda de que después de todo estos lamentables episodios, si ganaran las elecciones, seguirían gobernando “como sea”, es decir, entregando la libertad, renunciando a la dignidad y traicionando a la verdad?

 

Porque, ¿cómo vamos a creerles ahora cuando dicen que no volverán a negociar con ETA cuando acaban de admitir que nos mintieron? ¿Cómo nos vamos fiar de quien admite que nos ha mentido una y otra vez?

 

En marzo podremos evitar que estas cosas continúen sucediendo. No podremos evitar que siga gobernando en el País Vasco ese nacionalismo vasco que ha hecho suyas las reivindicaciones políticas de los terroristas. Aunque quizá lo ha hecho para así disimular que son los de las pistolas quienes les marcan la agenda política.

 

Pero sí podremos evitar algo muy importante. Podremos evitar que el nacionalismo secesionista y anexionista y el oportunismo de izquierdas sigan dándose apoyo mutuo para sus objetivos de demoliciones compartidas.

 

Y podremos también conseguir que España sea como cualquier democracia avanzada. En esas democracias un gobernante que ha engañado conscientemente a los ciudadanos en algo tan importante como negociar políticamente con los terroristas queda inhabilitado para seguir gobernando.

 

Podemos y debemos evitarlo el próximo mes de marzo. Es una obligación moral que nos compromete a todos los españoles. También –y muy especialmente- a todos los navarros. Porque, de todos los españoles, sois vosotros, los navarros, los que probablemente más os jugáis en este envite.

 

En primer lugar, y sobre todo, es una obligación moral si queremos que España siga siendo España. Que siga siendo la Nación de ciudadanos libres e iguales que consagra la Constitución de 1978. Esa Nación unida y plural, respetuosa con los fueros, con las lenguas, con la diversidad. Si queremos mantener el proyecto democrático que nos ha permitido los mejores años de libertad y prosperidad de nuestra historia reciente, debemos ser conscientes de que en marzo se ponen en juego muchas cosas.

 

En estos cuatro años hemos asistido al ensayo general de lo que puede ser una representación trágica de naciones inventadas. Hemos visto Estatutos que crean naciones inexistentes. Hemos conocido que ha habido negociaciones con terroristas en las que un Gobierno ha puesto la soberanía, la libertad y la dignidad encima de una mesa de negociación mientras se despreciaba a las víctimas del terrorismo. Y debemos saber que esa alternativa no es obligatoria. Podemos y debemos evitarla. Los autores de este libro repasan con la minuciosidad de su oficio momentos muy dolorosos de nuestra Historia que no debemos repetir ni siquiera como farsa.

 

Me gustaría terminar expresando un deseo que está en nuestra mano cumplir si nos lo proponemos entre todos. Mi deseo es que los historiadores de las próximas generaciones puedan relatar cómo los españoles todos -los navarros, los vascos, los andaluces, los catalanes, los gallegos, los riojanos, los aragoneses, los extremeños, los murcianos, los valencianos, los castellanos, los canarios, los isleños…-, cómo los españoles todos logramos superar un difícil bache. Cómo esta crisis nacional puedo superarse con la voluntad de la mayoría, apostando por la libertad, la justicia y la dignidad. Mi deseo es que los historiadores puedan relatar cómo logramos recomponer lo mucho que nos une para seguir construyendo entre todos un futuro común que para los historiadores será, seguirá siendo, la Historia de España.

 

JAIME IGNACIO DEL BURGO

 

Debo comenzar por el capítulo de agradecimientos. En primer lugar, mi gratitud a la Fundación FAES, que preside José María Aznar y a cuyo patronato me honro en pertenecer. En su día, la FAES nos financió la realización de las Jornadas que dan sentido al título del libro que presentamos hoy y que también ha contado con el patrocinio de la Fundación. En segundo lugar, a José María Aznar por haberse desplazado hasta Pamplona para compartir con la Sociedad de Estudios Navarros este acontecimiento cultural y por haber demostrado no sólo con palabras sino sobre todo con hechos su gran amor a Navarra, la tierra de sus antepasados. Mientras José María Aznar ejerció la presidencia del Gobierno nadie jugó con el destino de Navarra. Fueron ocho años de intensa colaboración con el Gobierno de Navarra que se tradujo en frutos extraordinariamente fecundos para nuestra tierra. Digo esto porque es de bien nacidos ser agradecidos. Y Navarra ha tenido en José María Aznar un amigo de verdad. Por eso, a las seis de la tarde de aquel aciago 14 de marzo de 2004, cuando parecían soplar ya vientos de derrota, sentí el deber de llamar a la Moncloa para decirle: “Pase lo que pase, la historia te recordará como el mejor presidente de nuestra democracia”. Cada día que pasa, a pesar de la infame campaña de descalificación de que es objeto desde la izquierda y el nacionalismo, me ratifico más en ello.

 

En segundo lugar, mi gratitud a los autores de las ponencias que se contienen en este libro. Excluyendo mi trabajo sobre “Vascos y navarros en la lucha por la legitimidad española: las guerras carlistas”, todas los demás poseen una calidad científica y un rigor histórico difíciles de superar. José Andrés-Gallego centra magistralmente la cuestión en su ponencia sobre “Vascos y navarros en la Historia de España: algunas claves interpretativas”. Francisco Javier Navarro aporta un luminoso trabajo sobre “Las raíces de la antigüedad”. Ángel Martín Duque demuestra por qué es tenido como gran maestro de nuestra historia medieval en su ponencia titulada “En torno a la identidad socio-cultural de los navarros en la Edad Media”. Luis Javier Fortún relata la importancia del cristianismo navarro en el devenir eclesial español en su trabajo sobre “Navarra y la Iglesia española”. Alfredo Floristán formula una visión extraordinariamente clarificadora sobre la participación de “Vascos y navarros en la monarquía española del siglo XVI”. Juan B. Amores Carredano prueba cómo la condición castellana de las Provincias Vascongadas y la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla fue causa determinante de la intensa presencia de “Vascos y navarros en América”. Agustín González Enciso destaca la aportación de los navarros al gobierno de la Monarquía en su ponencia sobre “El protagonismo económico de los navarros en la España del siglo XVIII”. Joaquín Salcedo Izu refleja su gran erudición como historiador del Derecho en su interesante ponencia sobre “Representación política y presencia navarra en Madrid. La Navarra institucional en la Corte”. Rafael Torres Sánchez nos descubre cómo funcionaba el “lobby” navarro en Madrid en los siglos XVII y XVIII en su trabajo sobre “Emigrantes y financieros navarros en la Corte madrileña”. Miguel Ángel Baquer, excelente historiador militar, rescata del olvido a tantos y tantos vascos y navarros que sirvieron con honor en los ejércitos de España en dos magníficas ponencias tituladas “Presencia vasca” y “Presencia navarra en la milicia española”. José Manuel Azcona descubre en su ponencia “Los pensadores navarros del siglo XIX y Sabino Arana”, cómo el fundador del nacionalismo vasco se inspiró en el pensamiento del fuerismo navarro, para desnaturalizarlo en su propuesta separatista. Y, por último, Carlos Mata ofrece aspectos inéditos sobre “La aportación de Navarra a la literatura española”, que conducen a la conclusión de que el cultivo de las letras no es algo ajeno a nuestro viejo Reino. A todos ello, algunos de los cuales nos honran hoy con su presencia el reconocimiento y gratitud de la Sociedad de Estudios Navarros.

 

En tercer lugar debo hacer una mención especial a la Editorial Laocoonte y a su director, Arturo del Burgo, a quien debemos la edición de este volumen de extraordinaria calidad tipográfica y que se suma a otro gran libro que desde hace unos días está en las librerías bajo el título de “Mola frente a Franco”, obra póstuma de Félix Maíz y que ha permanecido inédita desde 1980. En ella se incluye una introducción histórica sobre “La España de la guerra civil” de la que soy autor. Aprovecho la ocasión para anunciar que en breve Editorial Laocoonte publicará dos nuevos libros. Uno de ellos, titulado “La tribu navarra”, es obra de José Antonio Jáuregui, uno de los grandes pensadores navarros del siglo XX. Fue escrito en 1977 y no consiguió publicarlo. El otro es de otro autor también desaparecido, el sacerdote Javier Marcellán, que ha sido revisado y aumentado por Santiago Cañardo, y que se titula “Mártires de Navarra”, que pretende rendir homenaje al centenar y medio de sacerdotes, religiosos y monjas de Navarra que por su fidelidad a Cristo obtuvieron la palma del martirio durante la guerra de 1936.

 

Y cierro este ya largo capítulo de agradecimientos con mi gratitud a cuantos habéis querido acompañarnos en esta tarde invernal y de forma especial a las autoridades aquí presentes, encabezadas por la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, y los consejeros del Gobierno foral Alberto Catalán y Amelia Salanueva. Y permitidme finalmente que salude también a los diputados y senadores –y de un modo especial a Carlos Salvador- que me han acompañado en las Cortes Generales durante la legislatura que hoy concluye y en la que he puesto punto final a mis casi treinta años de vida parlamentaria en las Cortes Generales.

 

Dicho esto permitidme unas breves consideraciones sobre la razón de ser y la oportunidad de este libro en el momento presente. Todos los pueblos se han sentido la necesidad de conocer sus raíces, saber cómo se forjó su personalidad, cómo vivieron sus antepasados, cuáles fueron sus días de gloria y de derrota y quiénes se distinguieron por su dedicación a la política, a la milicia, al arte, a las ciencias para rendir homenaje a cuantos dejaron huella en la conformación de la identidad colectiva.

 

Ciertos episodios históricos sirven para apuntalar el orgullo nacional. No es de extrañar que se tienda a mitificar todo aquello que contribuya a reforzar la cohesión de la tribu –utilizando la expresión de José Antonio Jáuregui- y a oscurecer los episodios que conduzcan a lo contrario, aunque el actual revisionismo histórico deje mal parados a unos y otros. Los navarros, por poner un ejemplo, estamos convencidos de que la victoria de las Navas de Tolosa en 1212, que evitó que toda España cayera bajo el dominio musulmán, fue poco menos que una gesta exclusiva de nuestro rey Sancho VII el Fuerte. El tapiz que figura en el despacho del presidente del Gobierno foral no puede ser más expresivo. Ahí está nuestro gigantesco monarca, montado a caballo y blandiendo su temible maza, en el momento de arrollar a la guardia del Miramamolín a quien puso en humillante fuga. Las cadenas de nuestro escudo dan fe imperecedera de que en las Navas nuestro Sancho el Fuerte salvó a la cristiandad entera en un golpe de audacia y valentía. Las crónicas de la batalla de los historiadores castellanos, aunque no omiten la acción de nuestro rey, atribuyen la victoria al genio militar de Alfonso VIII que pudo así resarcirse del estrepitoso fracaso de Alarcos, donde a punto estuvo de perderse la cristiandad española. También los vizcaínos de López de Haro, al servicio del rey castellano, hicieron prodigios de valor en las Navas. Pero a pesar de las exaltaciones propias de cada bandería, hay un fondo de verdad incuestionable: con más o menos acento castellano, navarro o aragonés hubo una batalla, la de las Navas, donde los reyes cristianos españoles dejaron a un lado sus diferencias y secundaron el llamamiento a la Santa Cruzada proclamada, en nombre del Papa, por el arzobispo de Toledo, cuya sede episcopal desempeñaba el navarro Jiménez de Rada. Y tampoco hay duda de que la victoria de las armas cristianas acabó definitivamente con el sueño de restaurar el Andalus musulmán.

 

Ni Navarra ni el País Vasco son ajenos a estas manifestaciones de historicismo patriótico. Los navarros nos sentimos orgullosos de la tierra que nos ha visto nacer. El sentido de autoestima de los vascos parece un hecho indiscutible. No hay nada de malo en ello siempre que no genere un absurdo complejo de superioridad respecto a las demás tribus del planeta. Pero hay una gran diferencia entre lo que ocurre en la mayoría de los pueblos y lo que sucede entre nosotros. Lo cierto es que desde la aparición del nacionalismo de Sabino Arana la historia está tan directamente implicada en nuestro debate político que se utiliza como arma arrojadiza de unos contra otros.

 

Si viniera por estos pagos un extraterrestre, bilingüe claro es, y se pusiera a ojear ciertos medios de comunicación navarros o vascos llegaría a la conclusión de que las vanguardias vasco-castellanas del duque de Alba están a punto de hacer su aparición por la Barranca o que la aviación alemana calienta motores para arrasar la histórica villa foral de Guernica. Si nuestro extraterrestre se diera una vuelta por cualquier ikastola saldría de ella con la idea de que su nave había aterrizado en medio de un pueblo indómito, que aunque no figure en los mapas tiene por nombre Euskal Herria y que desde antes de la prehistoria era dueño de estas tierras. Aprendería que este pueblo indomable se encuentra sometido por dos poderosos Estados -España y Francia- que han practicado y practican una política genocida contra un idioma venerable nacido nada menos que de la confusión de las lenguas en Babel. Y saldría convencido de que esta nación vasca de siete territorios –que serían seis si hace quinientos años no se hubiera desdoblado uno de ellos- había sido conquistada por la fuerza o con maña y furto por sus malvados vecinos por lo que no logrará vivir en paz mientras no consiga romper sus cadenas y recuperar la libertad.

 

Pido perdón por haber descrito con una cierta dosis de humor negro lo que considero es el peor problema de la sociedad navarra y de la vasca: el adoctrinamiento de las nuevas generaciones, a través del sistema educativo, en la peculiar visión de la historia del nacionalismo vasco, basada en una atroz manipulación de la realidad histórica. Hay jóvenes vascos y navarros que creen a pies juntillas que Euskal Herria existe desde el comienzo de los tiempos, que en 1936 España invadió Euskal Herria y que si hoy Navarra no forma parte de Euzkadi se debe a la política genocida de Franco que la separó del tronco común mediante una actuación ferozmente represiva. Y es que el nacionalismo vasco de todo signo, moderado o inmoderado, democrático o revolucionario, pacífico o violento, parece haber hecho suya la consigna del dirigente comunista chino Mao, responsable de la esclavitud de su pueblo, cuando ordenó a sus seguidores: “¡Corromped la historia!”.

 

¿Qué se puede hacer ante esta situación? Pues seguir la consigna de Mao pero en la dirección contraria. Y si me permitís dar algún consejo diría: “¡Restaurad la historia!”. Porque se pongan como se pongan, digan lo que digan, escriban lo que escriban, mientan lo que mientan, los hechos históricos no se pueden cambiar.

 

Las viejas piedras del monasterio de Leyre –y las de Iranzu, la Oliva, Fitero o Irache- siempre nos recordarán que Navarra nació a la historia del hermanamiento entre la cruz y la espada porque hubo un tiempo en que la fe y la libertad estaban estrechamente vinculadas; la campana de Roldán en Ibañeta nos hablará de la gesta de nuestros antepasados en Roncesvalles, convertido más tarde en punto de partida de ese camino de universalidad cristiana y española que es el de Santiago; la maza de Sancho el Fuerte será símbolo perenne de la solidaridad de Navarra con el resto de los pueblos de España; el palacio real de Olite nos transportará a otro de los momentos de esplendor cultural del reino aunque comenzaremos a percibir el desgarro de la mítica figura del Príncipe de Viana y de la trágica división fratricida de agramonteses y beaumonteses de la que los muros derruidos de la fortaleza de Maya hablarán por sí solos; la Sala de la Preciosa de la Catedral de Santa María la Real, donde se reunían en Pamplona nuestras viejas Cortes, darán testimonio silente de cómo la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla en 1515 fue de igual a igual, permaneciendo como reino de por sí e identificándose a partir de entonces hasta el extremo con las empresas de la monarquía española; ante el castillo de Javier sentiremos el aliento de Francisco, el más universal de los navarros, elevado a los altares de la mano de aquel gran vasco universal, Iñigo de Loyola, que pusieron al servicio del Papado esa gran Compañía de soldados de Cristo que en su inicio tuvo un acento marcadamente español; el monolito de Noáin dedicado a los “afusilados” en la guerra de la Independencia contra la tiranía de Napoleón volverá a hablarnos del heroísmo y sacrificio del pueblo navarro en defensa de la libertad de España; en Tierra Estella y la Sierra de Urbasa todavía escucharemos el eco de la carlistada de Zumalacárregui que al frente de sus voluntarios vascos y navarros trató inútilmente de sentar al rey legítimo de España en el trono de Madrid; y, por último, bajo el monumento a nuestra Ley Foral que se yergue majestuoso frente al Palacio de Navarra, nos reafirmaremos en la idea de que la libertad no nos la regala nadie y se conquista día a día con el esfuerzo de todos.

 

“Vascos y navarros en la historia de España” es una modesta aportación de la Sociedad de Estudios Navarros a la restauración de nuestra historia. Estoy seguro de que quien lea sus páginas, sin orejeras ni ideas preconcebidas, llegará a la conclusión de que desconectada de España no hay historia vasca ni navarra pero que sin la contribución de vascos y navarros España se queda sin historia.

 

La Tribuna de Navarra, 15 de enero de 2008

Aznar alerta del riesgo para la libertad que supone la "coacción" nacionalista

Aznar alerta del riesgo para la libertad que supone la "coacción" nacionalista


El ex presidente del Gobierno ha presentado este sábado el estudio de FAES '¿Libertad o coacción?

Políticas lingüísticas y nacionalismos en España', un análisis que denuncia que las políticas lingüísticas de Cataluña y el País Vasco son "instrumentos de coacción". Aznar ha denunciado, además, que "todo el que discrepa de la acción gubernamental es objeto de críticas, cuando no de acoso". Junto a él ha estado Daniel Sirera, que esta semana presentó un vídeo que prueba la imposibilidad de estudiar en castellano en Cataluña.

"Coincido con todos los que creen que llegado el momento de evaluar el efecto de décadas de políticas de supuesta normalización", dijo Aznar, en el acto de presentación en Barcelona del libro '¿Libertad o coacción? Políticas lingüísticas y nacionalismos en España'.
 
Por ello, abogó por "aportar las propuestas de reforma que aconsejan tanto la experiencia pasada como el futuro que preparan unos nacionalismos radicalizados, intervencionistas e insensibles a las exigencias del respeto a la pluralidad, la igualdad y los derechos inderogables de todo ciudadano español en cualquier parte del territorio nacional".
 
Aznar aseguró que el libro de la FAES detecta que "a pesar de la habilitación que le confiere el artículo tres de la Constitución, el Estado ha sido tan confiado como generoso, porque lo ha dejado en mano de los gobierno autonómicos". En el caso de Cataluña y el País Vasco, ambos ejecutivos han optado por el principio de "la negación de la realidad".
 
Para el ex presidente del Gobierno, "tanto en el País Vasco como en Cataluña se aborda un proceso de revisión de las políticas aplicadas hasta la fecha", cuyo objetivo es "incorporar nuevas dosis de coacción" en dichas comunidades autónomas. "No es posible asumir nuevas vueltas de tuerca en contra de nuestra lengua común, la de todos, como las que se proponen en el País Vasco y Cataluña", dijo Aznar, quien también consideró que "no es aceptable" que los padres que lo deseen no puedan escolarizar en castellano a sus hijos en Cataluña.
 
Se gobierna "buscando el silencio de disidente"
 
Aznar aseguró que, a día de hoy, se gobierna "buscando el silencio del disidente", y en este sentido, añadió: "Todo el que discrepa de la acción gubernamental es objeto de críticas, cuando no de acoso". "Se exige silencio a la representación institucional y democrática de millones de españoles, a organizaciones cívicas, a los analistas económicos, a los que se manifiestan por causas legítimas", añadió.
 
El libro que presentó Aznar analiza los diversos modelos lingüísticos que hay en cada una de las comunidades en que hay más de una lengua oficial. El trabajo, coordinado por Xavier Pericay y que cuenta con colaboraciones de varios autores, entre ellos de Valentí Puig es, para Aznar, "una reivindicación de la libertad", por lo que es "necesario" y "pertinente". En el acto, acudieron los dirigentes del PP de Cataluña, como el presidente del partido, Daniel Sirera; su vicesecretario, Xavier Garcia Albiol; y el presidente del grupo municipal de los populares en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz.

Libertad Digital, 12 de enero de 2008 

Dos libros y una confesión con las manchas de sangre de ERC

Dos libros y una confesión con las manchas de sangre de ERC Oriol Malló, ex militante confeso de Terra Lliure, es también el autor del libro "De las armas a las urnas. Cosas que quería saber sobre ERC y nunca se atrevió a preguntar". En él cuenta como Terra Lliure pasó a la política aterrizando en ERC donde se encuentran ahora sus dirigentes. En un párrafo, Malló lo explica con claridad: "Que todos los biografiados (los de Terre Lliure) sean hoy militantes de Ezquerra Republicana de Catalunya es, o debería de ser, un honor para el partido. Por tanto, están avisados. Este libro será el que Dios quiera, pero de una cosas pueden estar seguros: no les dejará indiferentes". Uno de los biografiados, por cierto es Joan Puigcercós, el ex portavoz del Grupo Parlamentario de ERC y ahora consejero de Gobernación de la Generalidad.

Oriol también es el autor de un artículo publicado en 2005 en el diario AVUI, en el que amenazaba a los promotores de Iniciativa Ciudadana, hoy partido Ciudadanos por Cataluña, Albert Boadella, Arcadi Espada y Félix de Ascua. Bajo el título "Falangistas taxidermistas", Oriol decía: "Nosotros también queremos exterminaros, qué caray. Divirtámosnos hasta morir que la guerra, a cara descubierta, tal vez ya ha empezado".

Según publicó ABC el 12 de mayo de 2006, otra de la joyas de ERC, Xavier Vendrell, que fue consejero de Gobernación con Maragall, declaró ante el juez Carlos Bueren en 1992 que tras la disolución de Terra Lliure, en 1991, los terroristas de la banda se fueron incorporando a ERC y aseguró que en el Bajo Llobregat no quedaba ningún ex militante de la banda terrorista porque él mismo se habían encargado de llevarlos al partido que este viernes acusó a Manuel Fraga de estar "manchado de sangre".

 

En su declaración ante el juez, el ilustre dirigente de ERC reconoció su pertenencia a la banda terrorista desde 1989 hasta 1991 y confesó que había cometido dos atentados con bomba y que él mismo eligió los objetivos. El juez dictó prisión eludible con fianza de 500.000 pesetas que, siempre según ABC, Vendrell pagó en calidad de apoderado político de ERC.  

 

Este no es el único libro sobre la historia de la banda terrorista catalana. El 21 de septiembre se presentó Terra Lliure-Punt Final, escrito por David Bassa. Ese mismo día Albert Rivera, líder de Ciutadans, recibía en su casa una paquete con una bala sin percutir incrustada en una fotografía suya, en la frente. Días después supimos que los autores de esta amenaza de muerte eran militantes de ERC.

 

Y ¿quién presentó Terra Lliure-Punt Final?. Xavier Vendrell, que elogió a la banda criminal porque sirvió para "despertar conciencias" El libro en cuestión traslada al papel documental emitido por la televisión pública catalana en el que, entre otras cosas, se justifica el atentado contra Federico Jiménez Losantos perpetrado por esta banda terrorista.

 

Para el dirigente de ERC "la violencia es un concepto muy relativo" y Terra Lliure es "una historia con un referente político y su existencia sirvió para despertar conciencias".  Vendrell valoró como "positiva" la disolución de la banda porque "dio alas a otras organizaciones independentistas, especialmente ERC" y desde su desaparición "el independentismo ha crecido".

 

En esta línea de elogios a la banda terrorista, Vendrell se vanaglorió de que "el proceso de paz fue bueno porque no supuso una derrota política para quien apoyaba" a Terra Lliure y concluyó señalando que "la lucha continúa y la victoria sigue siendo posible".  

 

Libertad Digital, 11 de enero de 2008

MADERA DE ZAPATERO

MADERA DE ZAPATERO Esconderse ya no es una opción

 Son innumerables las bromas que se han hecho a cuenta de las limitaciones de Zapatero y su Gobierno, de sus torpezas e ignorancias. Pues bien: ha llegado la hora de ponerse serios. Porque muy serio es lo que se desprende del libro que Jesús Miguel de Toro ha dedicado al inquilino de La Moncloa. Madera de Zapatero confirmará en sus temores a aquellos que llevan tiempo advirtiendo del carácter pseudototalitario del proyecto del presidente, y debiera mover a la preocupación a los benévolos, los cachazudos y los despistados.

 

Tras su lectura, una sola cosa es segura: sólo los malpensados tenían razón, como se encarga de demostrar, sin vergüenza ni escrúpulos, el propio Zapatero. Y lo peor es que a lo peor se quedaban cortos.

 

Los indicios ya eran claros antes de que Zapatero se instalara en La Moncloa, pero ¡cuánto han tardado tantos en enterarse de qué iba realmente aquello del No a la guerra! Acertaban de plano quienes alertaban de que el activismo socialista no tenía que ver con el pacifismo o el buenismo: Zapatero se valió del No a la guerra para librar la madre de todas las batallas contra la derecha nacional y poner fin a la hegemonía popular. "La decisión de Aznar de llevar allí las tropas [era] la culminación [del] proyecto ultraconservador", le dice aquí a Toro; y añade: "Ahí culmina, ahí encalla, todo un intento de proyecto de situarnos como un país con ese pensamiento ultraconservador" (pág. 155).

 

En Madera de Zapatero, el presunto pacifista se confiesa: en 2003, su guerra estaba en España, no en el Golfo; y el enemigo no era Sadam Husein y el Baaz, sino José María Aznar y el PP. A ver qué hacen ahora quienes desde la derecha hablan y no paran de pasar página en lo relacionado con la guerra de Irak. Por cierto, y para los mismos: Zapatero sigue donde estaba, en la demolición de cualquier proyecto que salga de las filas liberal-conservadoras.

 

A estas alturas, conviene no llamarse a engaño; bueno, es que ni siquiera se puede: Zapatero tiene una revolución en mente, y plantará cara a todo aquél, a todo aquello que se interponga en su camino, Constitución incluida. Ha venido para romper con el pasado, hacer tabula rasa, refundar la sociedad. Lo dice bien clarito; aquí:

Nuestra democracia, a diferencia de la mayoría de las democracias, no es fruto de una revolución, de un cambio radical. Es fruto de un acuerdo, de una transición, modélica, pero no de un impulso en el que los profundos valores democráticos enseñan cómo hay que relacionarse con el poder, como hay que reverenciarlo. Esos valores deben estar ahí (pág. 178).

Y aquí:

Si hay algo que caracteriza a esta etapa de gobierno es que hay un proyecto. Precisamente porque hay un proyecto hay una resistencia tan inútil como activa de la derecha más dura, porque saben que hay un proyecto. Se han dado cuenta de que hay un proyecto de alcance en valores culturales, y por tanto ideológicos, que puede definir la identidad social, histórica, de la España moderna por mucho tiempo (pág. 150).

Difícilmente podrá encontrarse explicación más directa de la situación política española. Involuntariamente o no, ni el entrevistado ni el entrevistador esconden que estamos asistiendo a un proyecto de redefinición de la sociedad y que media España no está dispuesta a embarcarse en él. Esto, nos dice la teoría política, puede conducir a la desintegración nacional o al conflicto civil. O a ambas cosas a la vez.

 

Los ingenuos y los biempensantes ya no tienen excusas; de ello se ha encargado el propio Zapatero, al exponer de manera descarnada que pretende poner la revolución donde la Constitución y el Estado donde la sociedad civil. A partir de ahora, pues, la ingenuidad deviene, cuando menos, en irresponsabilidad. Hoy, los ingenieros de almas ni esconden ni disimulan sus planes, que son cualquier cosa menos constitucionales. Buscan cambiar la sociedad desde el poder y legislación mediante; una legislación puesta al servicio de la ideología. Al habla Zapatero: "Las grandes leyes, las grandes tomas de decisión, que son pocas, las que realmente marcan la impronta en una sociedad, en la forma de entender la cultura, determinan realmente la vida que vives" (pág. 211).

 

A estas alturas, repito, no cabe engañarse. Asistimos a la puesta en práctica de un proyecto de ingeniería social, que no es constitucional ni pluralista, en el que no hay lugar para el ideario liberal-conservador; tampoco para la derecha social y mediática.

 

Cada cual deberá sacar las conclusiones que considere oportunas. Pero está claro que esconderse ya no es una opción.

 

 

SUSO DE TORO: MADERA DE ZAPATERO. RBA (Barcelona), 2007, 224 páginas.

 

ÓSCAR ELÍA MAÑÚ, analista del Grupo de Estudios Geoestratégicos (GEES).

 

Libertad Digital, suplemento Libros, 21 de diciembre de 2007