Blogia
Foro El Salvador

¿Y Navarra?

UPN ¿mansedumbre o maquiavelismo?

UPN ¿mansedumbre o maquiavelismo?

Análisis nº 215   |  13 de Septiembre de 2007

 

2003: UPN y el Frente de la Paz

 

En 1995, un PSN humillado por la corrupción generada por sus gobiernos, no tenía más opción que coger el camino de la oposición. Hundido moralmente por los resultados electorales, perdió primero los votos y, hambriento de poder, perdió después los principios. A la desmoralización que siguió a la era de Urralburu y Otano siguió la inmoralidad de unos pactos que hoy son difícilmente justificables.

 

El Frente de la Paz se conformó frente al Gobierno de Aznar y cristalizó en la coalición del No a la Guerra. Pero la coalición distaba mucho de ser una coalición pacifista; simplemente había cambiado el signo de la hostilidad política, lo había desplazado de los límites constitucionales a los límites progresistas. Codo con codo tras la pancarta, se configuraba un nuevo bloque que rompía con el constitucional inaugurado en 1978.

 

Entonces cometió UPN el primer error; marchó junto a socialistas, comunistas y batasunos en protesta por la guerra de Irak. ¿Creyó Miguel Sanz que así se libraría del estigma que ya por entonces acompañaba a Aznar? Probablemente sí; durante un tiempo, recordó la postura ante la guerra de UPN, distinta a la del Partido Popular. ¿Creyó, cuando se manifestaba junto a socialistas y nacionalistas, que marchaba por la paz? De ser así, era el único; el resto de compañeros de viaje lo hacía en realidad contra la misma derecha que en Navarra él representaba.

 

La respuesta la tuvo poco después; tan pronto como el PSOE comenzó a clamar contra el autoritarismo y el belicismo de Aznar, el PSN comenzó a denunciar el autoritarismo de Sanz. Éste no pudo librarse de la tormenta ideológica que azotaba al Gobierno del PP; UPN no comprendió que no era una tormenta, ni contra la guerra, ni contra Aznar. Se trataba de los nuevos vientos ideológicos que soplaban para el Partido Socialista; vientos que ya entonces habían aupado a la cabeza del PSE a quienes defendían el pacto político con ETA y la anexión de Navarra.

 

En consecuencia, en su Congreso de 2004 el PSN hizo abrazó con entusiasmo el espíritu del Pacto del Tinell. Aún así, nadie en UPN planteaba crítica alguna a Zapatero o el PSOE. Nada hacía sospechar a los regionalistas la emboscada que se les estaba preparando, pese al desprecio con que, desde el principio, Rodríguez Zapatero trató a Miguel Sanz. Desprecio que se fue intensificando; la representante de Nafarroa Bai despachaba habitualmente con el Presidente del Gobierno, que evitaba reunirse con el Presidente de la Comunidad Autónoma, pese a que éste se lo pedía.

 

2006: un proceso anexionista

 

Por fin, en marzo de 2006 ETA declaró el alto el fuego permanente y se inició el “proceso de paz”. La versión oficial de los contactos fue tan inmaculada como sospechosa. Rodriguez Zapatero habría recibido una carta de ETA pidiéndole iniciar contactos; estos se habrían producido entre la declaración de marzo de 2006 y noviembre del mismo año. Al comienzo, ETA habría manifestado su intención de hablar sólo de desarme y reinserción. Ello hasta las reuniones de julio de 2006 en las que habría exigido la autodeterminación y la territorialidad; se habría roto la negociación y ETA, primero asesinaría el 30 de diciembre, y despues rompería el alto el fuego.

 

Lo cierto es que las informaciones posteriores han demostrado que la versión oficial era falsa. Más bien se sucedieron de manera contraria. En primer lugar, los contactos entre parte del PSE y Batasuna fueron frecuentes durante los últimos diez años. Lo cierto es que una parte de los socialistas vascos defendían ya entonces, como lo hacen hoy, el pacto político con la banda terrorista ETA. La negociación política con ETA no fue un asunto estratégico; fue un convencimiento ideológico.

 

La llegada de Rodríguez Zapatero a la secretaría general del PSOE fue seguida de la salida de Nicolás Redondo Terreros de la secretaría general del PSE, y su sustitución por quienes llevaban años negociando con Batasuna. En aquel entonces (año 2001), nadie imaginaba una tregua de ETA; pero por entonces, Rodríguez Zapatero estaba haciendo suyos los postulados nacionalistas, entre ellos el de la anexión de Navarra a Euskadi. Certeza conocida hoy y que en su momento pasó desapercibida para todos; los dirigentes de UPN no podían saber que en 2001 Rodríguez Zapatero inciaba el camino del Anschluss en Navarra. En 2006 la cosa estaba, sin embargo, bastante más clara.

 

Durante el año 2006, los dirigentes de UPN parecieron pasar de la inquietud a la alarma; cuando todos los indicios apuntaban a que Rodríguez Zapatero estaba negociando Navarra con Josu Ternera,  UPN y parte de la derecha navarra sacaron la conclusión precipitada; el PSN se mantenía fiel a la Constitución y al Amejoramiento. Y Navarra permanecería al margen de las negociaciones entre los socialistas vascos y ETA. En consecuencia, la voz de alarma sonó muy tarde. Sin embargo, no demasiado; la campana sonó en marzo de 2007. y lo hizo con toda su fuerza.

 

2007: blanqueando a Nafarroa Bai

 

A estas alturas es dificil negar que Rodríguez Zapatero defiende la anexión de Navarra incluso en público. Lo cierto es que el presidente del Gobierno hizo suya la doctrina de J. Eguiguren acerca del papel de Navarra en la resolución del conflicto vasco ya en 2001, cuando nadie adivinaba la ofensiva sobre el Viejo Reyno ni los pactos de 2006 con ETA.

 

En febrero de 2007, las informaciones que llegaban ofrecían pocas dudas; el proceso se había “estancado” porque ETA quería un órgano común con capacidad política tan pronto como los nacionalistas vascos llegaran al poder en Navarra. Despacio, despacio, les suplicaban los negociadores socialistas. Unos y otros estaban de acuerdo en lo fundamental; un gobierno nacional-socialista en Navarra, una progresiva euskaldunización del territorio y un órgano político común. Sólo los plazos los separaban, en espera de acontecimientos.

 

A principios de año, las noticias ya permitían esbozar el plan trazado; el pacto entre PSN y Nafarroa Bai era ya un secreto a voces, que incluso los protagonistas reconocieron tras las elecciones. El Ayuntamiento de Pamplona iría a manos de la anexionista Uxúe Barkos; el Gobierno de Navarra para el PSOE y Fernando Puras. En la medida de lo posible, cada institución con presencia mayoritaria de los propios. Logrado el pacto, iniciada la anexión, los tratos con ETA recibirían un impulso determinante; ése parecía ser el camino de la paz.

 

A tal fin, el Frente de la Paz se puso de nuevo en marcha; a la deslegitimación de UPN acompañó el blanqueo masivo de Nafarroa Bai. De los regionalistas se afirmaba su carácter autoritario, contrario al pluralismo; las mismas acusaciones que en 2003 condenaron a Aznar ante el despiste de Sanz. De los anexionistas se repetía su carácter transversal, pluralista, democrático y social. Desde TVE, Tele 5, El País o ETB, se alertaba sobre el peligro de involución democrática si ganaban los liberal-conservadores; al tiempo, se depositaba la voluntad democrática en los nacional-socialistas de Nafarroa Bai.

 

A principios de 2007, la izquierda española cargaba junto al nacionalismo vasco contra la derecha navarra; Gara, ETB, Diario de Noticias, Deia entusiastas junto a El País, Cuatro, El Periódico o RNE. A tal fin, contaban con la colaboración entusiasta del diario El Mundo, cuya edición vasca lleva años incluyendo Navarra como la cuarta provincia. De repente, todo el mundo sabía quién eran Uxúe Barkos o Patxi Zabaleta, festejados y alentados a lo largo de toda España; por el contrario, pocos conocían a los candidatos regionalistas, que representaban a el triple de ciudadanos y eran silenciados por la coalición gubernamental.  

 

Marzo de 2007 o “teníamos razón”

 

Los regionalistas no parecían darse aún por aludidos; mediáticamente cercada, UPN cedía palmo a palmo en la batalla por la opinión pública. Anquilosada tras demasiados años de Gobierno, lastrada por una clase empresarial y política crecida al abrigo del poder, la derecha navarra se mostró incapaz de reaccionar ante la ofensiva desatada en su contra. Así las cosas, en marzo de 2007 las posiciones estaban claras; había un pacto con ETA sobre Navarra, y habría un pacto del PSOE con los anexionistas tras el 27M.

 

Así las cosas, la convocatoria de la manifestación del 17 de marzo en Pamplona marcó un antes y un después en la historia reciente del Vuejo Reyno. Cien mil personas marcharon defendiendo la Constitución y el Amejoramiento, esto es, los derechos y libertades tanto como la personalidad de Navarra. La bandera española dejó de ser tabú en las calles de la opulenta Pamplona.

 

El panvasquismo en pleno montó en cólera; ¿acaso no tenían sólo ellos derecho a llenar autobuses en el País Vasco para abarrotar Navarra? Durante treinta años, el panvasquismo llenó las calles navarras de ikurriñas, dentro de un plan que aún une tanto al PNV como a ETA. Acostumbrados al monopolio total e indiscutible de las calles, los anexionistas vieron con preocupación a cien mil personas enarbolando banderas forales y constitucionalistas por las calles navarras.

 

La demostración del 17 de marzo indignó al anexionismo vasco, provocó quejas desairadas; también a la izquierda española, que ya entonces había sellado el pacto con el nacionalismo respecto a Navarra. El 17 de marzo mostró una desconocida capacidad de UPN de convocar a los navarros. Sin embargo, se asustó; hizo suyo el discurso de anexionistas y progresistas, según los cuales era la derecha la que crispaba la sociedad con su manifestación. Al mismo tiempo, los socialistas acusaban a UPN de acusarles injustamente de tener perfilado un pacto que hoy sabemos que tenían perfectamente perfilado.

 

El golpe del 27M y un agosto interminable

 

Así las cosas, el 27M entraba en juego lo que Mayor Oreja ha denominado UTE entre el PSOE, ETA y PNV.  Por las informaciones de que disponemos, todo estaba preparado para dar un golpe definitivo en Navarra el día después de las elecciones; Ayuntamiento de Pamplona para Nafarroa Bai, Gobierno de Navarra para el PSOE. Al fondo el sueño que une a PNV, EA, Aralar y ETA; ver a Miguel Sanz expulsado del Palacio de Navarra.

 

Así las cosas, el 28 de mayo, los navarros se levantarían sumergidos en lo que los anexionistas llamaban ya, sin disimulo, una “nueva cultura política”; un golpe total y certero al sistema constitucional y al Amejoramiento navarro. Total en la medida en que NaBai por un lado y Rodríguez Zapatero por otro habían anunciado su intención de superar ambos marcos legales; certero en la medida en que lo instantáneo del pacto, la rapidez de los acuerdos post-electorales –de hecho pre-electorales-, no tendrían marcha atrás y serían definitivos.

 

El 27 de mayo, era un cambio revolucionario lo que estaba preparado para Navarra. Un cambio rápido y certero en las instituciones, una sonrisa a cambio de una toma del poder que cambiara la faz de Navarra a medio o largo plazo. En la vorágine de los pactos postelectorales, el golpe en Navarra pasaría más desapercibido, tanto más cuanto más rápido fuese; así estaba pactado. Pero algo falló; las negociaciones se dilataron demasiado en el tiempo, el golpe quirúrjico se convirtió en un lodazal que cubrió de noticias todo el verano. ¿Por qué?

 

Los resultados de Pamplona asustaron al PSOE; la legalización de las listas de ANV había logrado el resultado buscado, impedir la mayoría absoluta de Yolanda Barcina por unos pocos votos. Pero había introducido otro problema; el bloque PSN-NaBai era ya insuficiente para acabar con la regionalista sin contar con los votos de ETA. Pactar con los enemigos de la Constitución y del Amejoramiento era una cosa; hacerlo además con los asesinos de miles de personas, navarros y españoles era demasiado obsceno aún para quienes lo hacían por debajo de la mesa.

 

El atasco en Pamplona se trasladó inmediatamente a las negociaciones en el Parlamento; si el PSN no entregaba Pamplona a cambio de Navarra, tendría que ceder más en el Gobierno regional. Las exigencias de los anexionistas se elevaron, hasta hacerse difícilmente soportables para un partido nacional. En consecuencia, el golpe electoral preparado por PSOE y Nafarroa Bai para el 27M perdía fuerza cada día, cuando los periódicos y las emisoras de radio abrían con el “tema navarro” y aumentaba una polémica que PSN y Nafarroa Bai querían evitar a toda costa en el pasado.

 

Agosto; la hora de Sanz

 

Elegido presidente del Gobierno de Navarra gracias a la abstención socialista, Miguel Sanz rebajó la intensidad de su discurso, apeló a la unidad constitucional y a la tradicional cooperación entre UPN y PSN. Dando marcha atrás, UPN y PP sacaron el tema de la “tradicional lealtad”, esperando despertar en los perdedores el mismo sentimiento.

 

Sanz llegó incluso a pedir disculpas por las “exageraciones” de antes de las elecciones, por advertir de unos pactos que paradójicamente estaban ya demostrados. Llegó el esperpéntico episodio del grupo propio de UPN en el Congreso; idea aceptable a condición de no proponerla tras las amenazas del PSOE. Quienes se habían batido el cobre por defender a UPN, veían defraudadas sus esperanzas en nombre de la consecución del poder.

 

Mientras UPN se retractaba de una campaña en la que de ser culpable lo fue por ser demasiado blando, el PSOE elevó el tono de su discurso, y Rodríguez Zapatero amenazaba; la política en Navarra la harían entre NaBai y el Partido Socialista. Los dirigentes del PSN ubicaron su discurso a medio camino entre el desprecio y la burla; desprecio ante quienes consideraban que usurpaban su gobierno. Burla ante quienes se arrastraban ahora en búsqueda de clemencia.

 

Así, la derecha, desde COPE o Libertad Digital, montaba en cólera contra el ya presidente navarro; a la izquierda, los medios del Frente de la Paz ni disimulaban ni disimulan los pasos a dar; El País y la SER justifican ya la moción de censura que derribará a Sanz tras las generales. Al tiempo que enfadaba a los suyos, Sanz tendía la mano a quienes no tienen la más mínima intención de estrechársela. ¿Está subiendo Miguel Sanz voluntariamente al cadalso?

 

Conclusión; ¿la hora del maquiavelismo?

 

A día de hoy, una certeza parece imponerse; tras discursos grandilocuentes, PSOE-PSN y NaBai han anunciado que van a jugar la carta de la desestabilización de Navarra, de acoso y derribo, disimulado o no, contra el Gobierno de UPN. Con un Gobierno en La Moncloa que desprecia profundamente a la derecha navarra en cuanto derecha, y un nacionalismo vasco que la desprecia en cuanto navarra, las declaraciones de Miguel Sanz tras su toma de posesión lo asemejan a la víctima de un sacrificio anunciado.

 

En otoño de 2007, el Gobierno de Navarra es un Gobierno cercado, rodeado por quienes no creen en la legitimidad de UPN para gobernar a los navarros. Por quienes tampoco creen en la existencia real de Navarra. A los ojos de parte de la derecha navarra y española, Miguel Sanz se ha convertido en un personaje débil en lo moral y en lo político. Por toda España cunde la certeza de que tras las elecciones generales, el pacto con ETA será reactivado, los socialistas instalarán en el poder a los nacionalistas, y el futuro de Navarra será oscuro. La izquierda y el anexionismo se frotan las manos, y a lo sumo, piden paciencia a los suyos mientras levantan el patíbulo.

 

Así las cosas, el optimismo queda reducido a la confianza en que las virtudes políticas de Miguel Sanz estén a la altura de las de sus depredadores. Más allá de un discurso que divierte al Frente de la Paz y preocupa e indigna a muchos de los suyos, la pregunta que se abre paso obsesivamente es si Miguel Sanz ha abrazado el maquiavelismo más que sus opositores, si está decidido a usar el florete más que sus verdugos, a que la seda del guante esconda una fría y despiadada determinación. Si Miguel Sanz ha firmado o está dispuesto ha hacerlo, un pacto con el diablo donde los escrúpulos desaparezcan ante la guerra fría que se avecina en Navarra.

 

De las trincheras políticas, la del gobierno es la más segura de todas. Maneja medios humanos y materiales, nombra funcionarios, elige secretarios generales y forma equipos según su conveniencia.  Maneja las instituciones, reparte el presupuesto, configura la administración. En tiempos de tormenta política, el gobierno es el mejor resguardo, siempre y cuando se afronte el temporal y se fuerce al otro a sufrir en la intemperie. El Gobierno de Navarra proporciona a Miguel Sanz una capacidad de maniobra política que supera con creces a la de PSN y NaBai juntos, y que, en conjunción con el PP, iguala la de Rodríguez Zapatero.

 

El Gobierno propone, dispone, reparte y ordena la comunidad política; más allá de los discursos grandilocuentes, de las justificaciones legitimadoras, el arma de UPN para frenar el sacrificio es poderosa, a condición de aceptar el reto, de prepararse para el combate diario y en todos los frentes que le ha sido declarado.  En marzo Sanz sacó a la calle a cien mil navarros, en una gesta sin precedentes. Meses después consiguió un apoyo superior al jamás conseguido por su partido. Hoy, el asunto nada tiene que ver con las preferencias. UPN está situado en el centro de una guerra fría a la que no puede escapar. Los navarros han puesto en sus manos unos poderosos instrumentos para librarla; ¿se ha puesto ya en marcha para defenderlos?

 

¿Es Miguel Sanz la víctima que parece ante la política anexionista de Rodríguez Zapatero, Imaz o Patxi Zabaleta? ¿Asistimos a la muerte anunciada de un Gobierno, y tras él de un régimen político y de un Viejo Reyno? Rodríguez Zapatero, ETA y el PNV libran de buen gusto una guerra fría en Navarra que en buena medida ellos han declarado. Está por ver si Miguel Sanz ha abrazado el maquiavelismo y va a dar batalla total desde el Gobierno o si esperará mansamente a que otros tomen las decisión de acabar con él. La cosa no parece haber hecho más que empezar.

 

 

 

 

Óscar Elía Mañú es Analista  del GEES en el Área de Pensamiento Político.

 

http://www.gees.org/articulo/4437/

Navarra: primera lista de felices beneficiarios

Navarra: primera lista de felices beneficiarios Es profundamente injusto publicar que está "Sanz, a la deriva", y muy malévolo decir de él "que habla euskera en la intimidad". Sin duda en la actual situación política hay en peligro cosas que algunos consideramos esenciales (incluso foralmente esenciales, como la vida, la libertad, la identidad y la enseñanza ligada a la familia), pero a cambio otras parece que se están salvando, los grandes proyectos y negocios en ciertos sectores siguen adelante, y si eso importaba más ha sido muy bien defendido. No es ni mucho menos un abandono, sino una cuestión de prioridades en la que el presidente está haciendo un esfuerzo que deberán reconocer incluso quienes no compartan sus decisiones.

 

Y además esas decisiones permiten calificar claramente la política del Gobierno, ya que en adelante cada cosa que se haga o se deje de hacer tendrá que remitirse al pacto de investidura, al aval de Zapatero y a la renuncia a convocar nuevas elecciones, por ejemplo. Lo de Navarra ha sido sorprendente por eso y por muchas otras cosas, de tal suerte que ahora mismo todos los principales actores políticos afirman estar contentos. Ustedes juzgaran si todos tienen razones igualmente sólidas para la felicidad, y si ésta durará igual en todas las casas.

 

Zapatero está feliz con lo de Navarra, ha hablado de un "proceso positivo" y se ha felicitado públicamente por la "generosidad del PSN" y sus frutos de "estabilidad, convivencia y diálogo". Qué quieren ustedes que les diga: si este hombre está contento algo malo debemos temernos los navarros, al menos esa gran mayoría que no queremos aborto ni otras formas de asesinato aquí y que por eso votamos a UPN.

 

Y si ZP sonríe Jesús Caldera salta de alegría, porque todas son buenas noticias desde territorio foral. En vez del correoso, sólido e inaferrable José Ignacio Palacios le han puesto de consejera del ramo a Maribel García Malo, que a la espera de hacer honor a su apellido carga ya con el rumor de que retiramos el recurso contra la Ley de Dependencia. Esperemos para juzgar, porque no hará falta esperar mucho.

 

Dice que está contento, no me digan ustedes que no es curioso, Juan Cruz Alli, el líder de CDN. Hombre, que la escisión de UPN sea expulsada de los principales Ayuntamientos y que se quede en la mitad de voto parlamentario no es para saltar de júbilo, pero Alli está contento. Diez años después hay personas en UPN que quieren hacer lo que entonces se decidió no hacer, y el rumbo que entonces se rechazó –dejando el CDN en anécdota- no encuentra ahora las mismas resistencias.

 

Y está contento el Gobierno foral, que acaba de comprar por 15.000.000.000 el señorío de Guenduláin, en lo que va a ser la mayor y más compleja maniobra urbanística que recuerdan los tiempos. Una magnífica finca rústica, 3.000.000 de metros cuadrados inmejorables en estos tiempos de escasez de cereal, pero que no interesaban mucho a don Joaquín Londáiz, recalificada en provecho de un consorcio de agentes inmobiliarios que serán remunerados en derechos urbanísticos. Qué belleza, qué esplendor, qué regocijo para los empresarios de lo foral, me parece oír ya el canto de las hormigoneras y el susurro de las escrituras hipotecarias. No digo yo que sea malo, en modo alguno, pero ¿era esto lo que esencialmente debía ser defendido? ¿Era necesario firmar los papeles al día siguiente de las elecciones?

 

¿Ah, y los abertzales? ¿Por qué ellos también sonríen? Ante todo porque se ha retrasado la hora de la verdad, que sin duda será para ellos incómoda además de gloriosa. Y sobre todo porque todas estas otras cosas sólo aseguran que su hora va a llegar. Por eso hay tanta gente tan distinta contenta; pero Navarra, que ha resistido a la amenaza, resistirá también los nuevos peligros.

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 28 de agosto de 2007

 

Navarra: el PSOE trata de romper el acuerdo UPN-CDN con el tema del aborto

Navarra: el PSOE trata de romper el acuerdo UPN-CDN con el tema del aborto

Ya lo consiguió con la Ley de Parejas de Hecho, una de las primeras de España

 

El País abre su edición de este lunes con la ‘noticia’ de que “los socialistas retan a Sanz para que permita el aborto en Navarra”. Una noticia poco noticia, porque la actual presidenta del Parlamento navarro, Elena Torres, lleva años presionando al Gobierno foral desde el grupo socialista para que se permita el aborto en Navarra. Paradojas del destino, la Sra. Torres está ahora embarazada de gemelas.

 

La cosa la han vestido como el ‘derecho’ de las mujeres al aborto. Un término que ya apareció en el documento del PSOE “Laicismo y Educación para la Ciudadanía” de diciembre de 2006. En realidad, como es sabido, desde el punto de vista jurídico, el aborto no es un ‘derecho’, sino un acto penal cuya pena queda en suspenso en tres determinados supuestos. Así que el hecho de que en Navarra no se practiquen abortos no significa que se niegue ningún derecho.

 

Por lo demás, la comunidad foral lleva años subvencionando a las mujeres que quieren abortar para que lo hagan en Zaragoza o –principalmente- en San Sebastián. Además, los gobiernos de Sanz nunca han presumido de que en Navarra no se hagan abortos. Más bien al contrario. Se trataba de algo cuasi vergonzante, que se guardaba y gestionaba en silencio. “Un tema tan tabú como el dinero con el que el Gobierno foral subvenciona los abortos de las navarras”, señalan a Hispanidad fuentes de Provida Navarra.

 

Lo que hay detrás no es un debate social, sino político. El PSN se ha quedado con la brocha en la mano tras el ‘gobierno interruptus’ y el golpe en la mesa de Blanco. Los que apostaban por el acuerdo con NaBai (no sólo Puras sino Chacón y Caldera) necesitan demostrar las distancias con UPN. Los complejos de UPN harán el resto. Sería algo así como “gobernamos nosotros, pero con el busto de Sanz”.

 

Pero hay más. Si el PSN logra el acuerdo con IU y NaBai con este tema es bastante probable que se sume CDN, dejando en minoría a UPN. En todo caso, aunque no lo hiciera, tendría mayoría suficiente para sacar adelante lo que sea. Y eso ya es una foto adelantada de una posible moción de censura. Una evidencia de que Sanz no podrá gobernar con la espada de Damocles del PSN. Por lo demás, el aborto no era clave del PSN, sino de IU que en las negociaciones puso el aborto como condición sine qua non para entrar en el Gobierno. Por su parte, el socialista Roberto Jiménez sugirió en el acto de investidura la necesidad de que “se respetaran los derechos reproductivos de las navarras”.

 

Pero si además consiguen que se sume el CDN, partirían al Gobierno en dos. Y no sería la primera vez. Hay precedentes. El CDN se sumó al pacto progre para aprobar la Ley de Parejas de Hecho. Como recordarán, Navarra fue una de las primeras comunidades en aprobar una ley de este estilo. Amparado en el mal menor, el líder de CDN, Juan Cruz Allí, argumentó que habían aprobado la adopción por parejas homosexuales porque estaban en el último lugar de la lista. Quien quiere justificarse siempre encuentra buenos motivos.

 

Hispanidad.con, 24 de agosto de 2007

Sanz, a la deriva

Sanz, a la deriva

Sanz, a la deriva

 

Teniendo en cuenta la infiltración del nacionalismo anexionista vasco en Navarra, no nos debe sorprender que haya dirigentes políticos de aquella comunidad que se saquen de la manga una supuesta "beligerancia contra el euskera" y hagan suyo el compromiso de frenar esos supuestos "ataques" a dicha lengua en Navarra. Sin embargo, estas delirantes declaraciones –dirigidas, además, al diario proetarra Gara– no las ha hecho, como cabría esperar, ningún proetarra de ANV, ni ningún dirigente de Nafarroa Bai, ni siquiera un dirigente del PSN, empeñado en esa deriva que ha llevado a los socialistas a descender a tercera posición en las últimas elecciones autonómicas. No. Quien las ha hecho ha sido el nuevo consejero de Educación y miembro de CDN, Carlos Pérez Nievas.

 

Pérez-Nievas se propone crear una especie de Instituto Navarro del Euskera, con un formato independiente de la dirección general de Universidades, que plantea la "normalización" del modelo educativo D, que no es otro que el de la apertura de ikastolas en zonas no vascófonas, profundizando así en una línea distorsionadora de la realidad navarra que, conviene recordar, ya se inició al finalizar la última legislatura.

 

Una frase atribuida a Lenin decía que "los capitalistas nos venderán la soga con la cual los ahorcaremos". Algo parecido cabría decir de ciertos dirigentes de la derecha –no sólo en Navarra– y de sus gestos y cesiones hacia el discurso nacionalista. Por necesitado de apoyo que esté el gobierno de UPN-CDN, la política del centro-derecha no puede basarse en fortalecer un discurso que les debilita. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. No se trata sólo de una cuestión de principios, sino de táctica elemental. Si la coalición UPN-CDN ha logrado mantenerse como la primera fuerza política de Navarra, además de por los méritos atribuidos a su gestión, ha sido por su defensa de la identidad española de Navarra frente a las apetencias anexionistas del nacionalismo vasco. Su postura en política lingüística debe ser la del respeto a la libertad individual de los navarros, la del respeto a su realidad, sin pretender "normalizarla" a través de coactivas intervenciones públicas a costa del sufrido contribuyente.

 

Nadie votó a UPN, ni a CDN –ni siquiera al PSN– para poner fin a una supuesta "beligerancia contra el euskera". Más bien, al contrario, para resistir una euskaldunización que propone el nacionalismo vasco y que vulnera –también a través de la política lingüística y la educación– los derechos individuales de los navarros.

 

Veremos en qué queda el asunto, pero lo cierto es que Miguel Sanz –que ya cometió errores en el pasado– parece, tras las elecciones, dispuesto a profundizar en ellos. Así lo ha demostrado con su reciente e injustificada condescendencia hacia la negociación de ETA y el Gobierno o su súbito y –no menos injustificado– deseo de que UPN tenga grupo propio en el Congreso de los Diputados, o su disposición –a diferencia de las comunidades gobernadas por el PP– a que se imparta ya Educación para la ciudadanía sin esperar al curso 2008-09.

 

Ahora solo falta que Miguel Sanz nos confiese que habla euskera en la intimidad...

 

Editorial de Libertad Digital, 22 de agosto de 2007

Sectores de UPN y sus socios critican el «mercadeo» con la ley de Dependencia

Sectores de UPN y sus socios critican el «mercadeo» con la ley de Dependencia PAMPLONA. La posible retirada del recurso de inconstitucionalidad contra la ley de Dependencia, tras pedirlo el Partido Socialista de Navarra al Gobierno foral, ha caído como un jarro de agua fría en un sector de UPN, crítico con los «guiños» que, a su juicio, el presidente, Miguel Sanz, está dirigiendo al PSN desde que fue investido gracias a su abstención. Tampoco el socio de Gobierno de UPN, Convergencia de Demócratas de Navarra, está conforme con esa «cesión», y ha pedido a Miguel Sanz que se mantenga firme.

Fuentes consultadas de UPN apuntan que una cesión a las pretensiones del PSN supondría una botella de oxígeno para esta formación, justo cuando intenta recuperarse de la grave crisis provocada tras las elecciones autonómicas y la posterior negociación de pactos, que acabó con varias dimisiones en cascada de dirigentes del partido.

 

Desde CDN, su presidente, Juan Cruz Alli, considera que es una «obligación» de las instituciones forales mantener los recursos contra la ley de Dependencia, ya que la norma regula, desde su punto de vista, aspectos concretos que son competencia exclusiva de la Comunidad. En la pasada legislatura, el Gobierno de Navarra (UPN y CDN) por un lado, y el Parlamento foral, con el apoyo de Nafarroa Bai, por otro, auspiciaron un conflicto de competencias, avalado por el informe del Consejo de Navarra, entre otros.

«Entendemos que el Gobierno de Navarra tiene ahora mismo los mismos argumentos que cuando planteó el recurso y los mismos informes, por lo que creemos que no hay que desistir en ningún momento», afirmó el parlamentario de CDN José Andrés Burguete.

 

«No ceder al chantaje»

El presidente de CDN, Juan Cruz Alli, fue mucho más contundente al afirmar: «No debemos ceder al chantaje del Partido Socialista. No lo podemos asumir».

 

En algunos sectores de UPN no está gustando el giro que ha tomado el discurso del Gobierno foral desde que alcanzó el poder, y que requirió de la abstención previa de los diputados socialistas, por imposición de la dirección federal del PSOE. El apoyo de Sanz a la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero fue uno de los asuntos que causaron más resquemor en estos sectores.

 

Mientras tanto, el consejero portavoz del Ejecutivo navarro y secretario general de UPN, Alberto Catalán, manifestó, sobre la posible retirada del recurso contra la Ley de Dependencia, que el Ejecutivo regional está a la espera de que se convoque la Junta de Cooperación, «porque hay varios temas pendientes».

 

Sin fecha para la reunión

Tras apuntar que todavía no hay fecha para esa reunión y por lo tanto sería «aventurado realizar valoraciones», recalcó que «Navarra defenderá las competencias que tiene asignadas por el marco normativo».

Ante la posibilidad de la retirada del recurso -una posibilidad que el Gobierno de Miguel Sanz aceptó el pasado lunes cuando se lo pidieron los socialistas navarros «en aras de la estabilidad»-, el portavoz del Ejecutivo afirmó que es «descabellado hablar de peajes o concesiones, esto está fuera de todo contexto y toda realidad».

Por su parte, el portavoz de Nafarroa Bai en el Parlamento de Navarra, Patxi Zabaleta, considera que es necesario «dilucidar muchas cuestiones» antes de retirar los recursos de inconstitucionalidad presentados. En su opinión, la competencia de Bienestar Social «hay que defenderla por dignidad y coherencia con el futuro de la autonomía foral».

 

En opinión de Zabaleta, se trata de un asunto «muy serio, que no puede ser objeto del tratamiento frívolo que le está dando Miguel Sanz», y recordó que se pidieron varios informes jurídicos.

 

BEGOÑA LÓPEZ

ABC, 23 de agosto de 2007

Propuesta desafortunada

Propuesta desafortunada

Miguel Sanz afronta su cuarta legislatura al frente de la presidencia de Navarra. En primer lugar, resulta de cortesía y de justicia darle la enhorabuena. Ha tenido que sortear la difícil situación, marcada por los resultados electorales.

Hay que reconocer que Miguel Sanz ha jugado bien sus cartas, en interés de Navarra y en el suyo propio, lo cual es de lógica en todo buen político, y Miguel Sanz lo es. A tenor de los datos que han ido aflorando, Sanz ha negociado directamente con Zapatero, puenteando a los socialistas navarros y al margen del Partido Popular, con el que está coaligado. De esa manera se ha conseguido evitar la peor de las opciones posibles, como era el pacto del PSN con Nafarroa bai, muy inquietante para la unidad de la nación.

Esa negociación directa ha generado una situación harto curiosa. De alguna manera, Sanz se ha convertido en el hombre de Zapatero en Navarra, muy por encima de Carlos Chivite. Por ello, Sanz viene multiplicando los guiños hacia los socialistas. Ha conseguido, a cambio, acceder al poder y desactivar a la oposición, situarla en una posición vicaria y seguidista. No sería de extrañar que, en el inmediato futuro, las buenas relaciones Zapatero-Sanz se escenificarán con gestos y fotos, muy bien recibidas, en los tiempos presentes preelectorales, por los equipos de propaganda de Moncloa.

 

Los beneficios para Zapatero no son menores. Consigue, con Navarra de por medio, lavar, en parte, su negociación con ETA y clarificar que no ha asumido compromisos con la banda terrorista.

 

Es preciso recordar que UPN es un partido autónomo, coaligado con el PP, pero no una franquicia. Esa condición ha prestado indudables servicios a Navarra, desde la misma fundación de UPN, que se enfrentó a la posición claudicante de UCD. Además, Navarra se ha blindado a cualquier tentación, por parte del PP, de desactivar el discurso foral frente a los nacionalistas. No ha ocurrido lo mismo en Cataluña, que fue sacrificada en aras del pacto con CiU.

 

Sin embargo, Sanz corre el riesgo de excederse en el coqueteo con su nuevo aliado monclovita y también de oscilar hacia curiosas posiciones de supuesto nacionalismo navarro que están muy alejadas del sentir de su electorado. La propuesta de generar un grupo parlamentario propio resulta altamente desafortunada. Ni tan siquiera con la excusa de poder confrontarse en la Cámara con Nafarroa-bai. UPN no ha tenido nunca ningún problema en hacer escuchar su voz en el Congreso, con todo el respaldo del PP. UPN necesita al PP tanto o más que el PP a UPN, y esa propuesta cuestionaría el activo popular de decir lo mismo en todos los territorios. Al margen de que sería interpretada como un factor de distanciamiento cuando no de división, sometería a UPN a tentaciones estériles para marcar diferencias y, en un momento en que el centroderecha navarro debería marchar hacia la más completa unidad, a tensiones internas. El PP y Mariano Rajoy han adoptado una posición prudente, abiertos a negociar y sin hacer apenas declaraciones.

 

Es comprensible que Sanz esté agradecido a su nuevo aliado Zapatero, pero quizás convendría que no lo manifestara tanto. La situación aconsejaría sosiego, distancia y, sobre todo, ponerse a trabajar.

 

Enrique de Diego

Minuto Digital, 16 de agosto de 2007

Navarra y la educación. Nacionalismos de reacción que rompen España

Navarra y la educación. Nacionalismos de reacción que rompen España Sanz tiene que enterarse de que al nacionalismo étnico, territorial y antiespañol no se le responde con otro nacionalismo o regionalismo, y menos con los votos del PP. Se le responde con la idea de España.

 

Fue poco antes de las elecciones municipales y autonómicas del 27-M. Estaba en Génova, la sede del Partido Popular, reunido con uno de sus dirigentes nacionales para hablar del proyecto educativo común anunciado por las Comunidades Autónomas del PP. La derecha española se había comprometido con sus votantes a que, allí donde gobernara, los alumnos estudiaran una misma Historia, una misma Geografía, una misma Literatura; en definitiva, a que existiera un mismo sistema educativo nacional. El caso es que ese dirigente del PP me contó que ya estaban listos los programas de estudio comunes, pero que se había "descolgado" Navarra, o sea, la UPN.

 

Durante los gobiernos de UPN en Navarra no faltaron las subvenciones al mundo anexionista vasco; un insulto a sus votantes que además distorsiona la realidad de la comunidad foral. Tampoco faltaron las ikastolas, y lo último fue el "descuelgue educativo" de Navarra, que no afecta sólo a los contenidos comunes –en Navarra, la Historia de España será distinta–, sino que implica adelantar un año la implantación de Educación para la ciudadanía, desvinculándose también del compromiso del PP de retrasar la aplicación de la asignatura hasta después de las elecciones generales del 2008 para así poder suprimirla. Ahora, tras la pérdida de la mayoría parlamentaria de la UPN, el Sr. Sanz –el mismo que reclamó y obtuvo la solidaridad de todos los españoles frente a la amenaza anexionista– pide tener "voz en Madrid" y grupo parlamentario propio para la UPN.

 

De las palabras de Sanz podemos sacar varias conclusiones: la UPN no se reconoce en la voz del PP "en Madrid", el PP no tiene voz "en Pamplona", no se oye en el Congreso la "voz de Madrid" (dice Gallardón), Aznar no gobernó con mayoría absoluta sino en coalición con UPN, etc. Cristina Losada ha explicado muy bien que defenderse del anexionismo catalán apelando a la identidad valenciana o balear y del anexionismo vasco apelando a la navarra no hace sino reducir aún más el espacio que le queda a la idea nacional de España.

 

Esos nacionalismos de reacción también rompen España y hay que sumarlos a los fuertes nacionalismos vasco y catalán y al creciente nacionalismo en Galicia, Baleares, Cantabria, las Canarias, etc. La educación es siempre la primera víctima de las "construcciones nacionales" pero también lo es de los nacionalismos de reacción. Así, como el PP en Valencia, en vez de limitarse a defender la idea de España y las libertades individuales como hace el PP nacional, defiende la identidad valenciana frente a la catalana, nos encontramos con la misma imposición lingüística que hay en Cataluña, pero llamándolo valenciano en vez de catalán. Y lo mismo en Galicia o en Baleares.

 

Sanz tiene que enterarse de que al nacionalismo étnico, territorial y antiespañol no se le responde con otro nacionalismo o regionalismo, y menos con los votos del PP. Se le responde con la idea de España, una Nación que no se basa ni en etnias, ni en razas, ni en territorios, ni en lenguas, ni en tribus, sino en la suma de las voluntades de todos los españoles, libres e iguales; un espacio de libertades sin ningún proyecto colectivista, sin la pretensión de construir nada por encima de las personas. Cuánto mejor habrían sido unas segundas elecciones. Como "en Madrid".

 

Por Álvaro Vermoet Hidalgo, presidente de la Unión Democrática de Estudiantes y consejero del Consejo Escolar del Estado y del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.

 

Nota: El autor autoriza a todo aquel que quiera hacerlo, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir este artículo, con la condición de que se cite a Libertad Digital como sitio original de publicación. Además, niega a la FAPE o cualquier otra entidad la autoridad para cobrar a las citadas compañías o cualquier otra persona o entidad por dichas reproducciones.

 

Libertad Digital, 21 de agosto de 2007

Están pasando cosas misteriosas

Están pasando cosas misteriosas

Y sospechosas. Hay gente con la mosca detrás de la oreja. El mismísimo del Burgo ha llegado -dicen- a insinuar que pudiera haber un pacto secreto entre UPN y PSOE. Pacto que exigiría a UPN un cierto alejamiento del PP para agradecer así la disciplinada abstención socialista que ha facilitado la presidencia al de Corella.

 

Hay ciertamente una sospechosa blandura de UPN hacia los socialistas que se ha manifestado en diversos campos. Para empezar se les perdona la vida no convocando nuevas elecciones en su momento de mayor descrédito. Además se deja colar en Navarra la infumable “educación para la ciudadanía”. Luego Sanz se plantea retirar el recurso contra la Ley de Dependencia. Y por si fuera poco Diario de Noticias -sospechoso, sospechoso- aplaude hoy el talante abierto del nuevo consejero de Educación.

 

Y todo esto, que resulta tan sospechoso, corre el riesgo de confundirse con otra cosa: la buena noticia que supone ver a UPN plantar cara a los nacionalistas ahí donde más les duele. Me refiero a “los guiños” y al “grupo propio en Madrid”. No deja de ser eso, un guiño, que la consejera Begoña Sanzberro haya sido la primera en jurar su cargo en vascuence. También lo es el anuncio de crear un Instituto Navarro del Euskera o eso de “acabar con los ataques al euskera” que ha dicho Pérez-Nievas. Es inteligente todo lo que sea arrebatar a los nacionalistas la bandera del vascuence, así como impedir que sea el de la Barkos nuestro único vozarroncito en la capital de España. Pero ¡ay como se mezcle todo!. Explíquenlo todo bien, por favor, que estamos jugando con pólvora.

 

Jerónimo Erro

Navarra Confidencial, 21 de agosto de 2007